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Celam presente en XVI Encuentro de la Red Latinoamericana de Centros e Institutos de Pastoral Juvenil

La experiencia de la Sinodalidad y el mundo juvenil fueron el eje central de la participación de los sacerdotes Pedro Brassesco y David Jasso, secretarios generales adjuntos del Consejo Episcopal Latinoamericano, durante el XVI Encuentro de la Red Latinoamericana de Centros e Institutos de Pastoral Juvenil que se desarrolla del 24 de abril al 1 de mayo en la localidad colombiana de Zipacón.

En el encuentro participan 15 Institutos de Pastoral Juvenil, dando cumplimiento a la cita de cada dos años que analiza la realidad de los jóvenes en América Latina y el Caribe. Encuentros que se vienen desarrollando desde 1991, año en que nació la red con la preocupación de servir a los jóvenes y generar corrientes de pensamiento acordes con sus necesidades pastorales.

En esta oportunidad, el objetivo es avanzar en el proceso de discernimiento sobre la misión que anima la red a partir del análisis de los desafíos propios del mundo juvenil y la reciente experiencia de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, para generar propuestas, alternativas pastorales acordes con las problemáticas de los adolescentes y jóvenes latinoamericanos.

Proceso que a lo largo de la semana ha estado acompañado por invitados internacionales como Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina cuya disertación se centró en el enfoque teológico de la sinodalidad, Verónica Michelle Goncalves, Secretaria Nacional de la Pastoral Juvenil en Brasil y los sacerdotes David Jasso y Pedro Brassesco que en representación del Consejo Episcopal hablaron sobre el Enfoque Pastoral de la sinodalidad y los jóvenes ante la Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe, particularmente desde las dificultades y los logros.

Sinodalidad y pastoral

El Padre David Jasso se centró en el enfoque pastoral de la sinodalidad, partiendo del actual contexto histórico de los jóvenes marcado por la pandemia, frente a lo que planteó diferentes interrogantes que desde las situaciones más sencillas evocan esa relación de los jóvenes con Dios y por ende esa opción que demuestra su participación en la Iglesia.
«No podemos mirar la realidad, discernirla y actuar en ella, sin tomar en cuenta el contexto de la pandemia» dijo el sacerdote mexicano ante lo cual es necesario reconocernos como Iglesia en camino, asumiendo retos como la familia, la vida, la defensa y el cuidado de la casa común entre muchos otros. Haciendo uso de procesos constitutivos de la juventud  en donde no existe temor si se hace necesario empezar de nuevo, explorar o buscar nuevas experiencias. Así la propuesta de la sinodalidad misionera es actuar juntos, nunca solos, porque si bien la sinodalidad es una palabra nueva, se trata de una práctica antigua que representa el antídoto a una visión estática de la Iglesia en donde existe una necesidad de transformación constante, una reformar que pasa por ese dejarnos interpelar por el llamado a la conversión y comprendiendo que todas estas prácticas están íntimamente relacionadas.

Participación y formación

Por su parte el padre Pedro Brassesco hizo una síntesis de la Asamblea Eclesial. Una experiencia novedosa que se inició en junio de 2020 con el proceso de preparación, la definición de los contenidos, la redacción del documento de trabajo, el diseño del proceso y el documento de escucha. Esto dio paso a un itinerario espiritual que pasó por la convocatoria, la capacitación, el análisis del Big Data, la ejecución del proceso de escucha junto al pueblo de Dios, la realización de diversidad de foros temáticos y la posterior sistematización de la información, hasta producir un documento de discernimiento que se convirtió en una herramienta para la realización de la Asamblea Eclesial. Una mirada contemplativa de la realidad eclesial del continente que propició el discernimiento comunitario para buscar nuevos caminos.

Al respecto el sacerdote argentino recordaba que de acuerdo con las estadísticas de la Asamblea Eclesial el 7% de los participantes en el proceso de escucha tenían menos de 20 años y el 16% estaban entre los 21 y 30 años de edad, cifras que se reducen si miramos la participación directa en el plenario de la Asamblea Eclesial ya sea desde lo virtual y presencial y que se encuentra entre el 6% y el 10%  para los mismos rangos de edad. Aquí ya hay un indicador sobre la escasa participación de los jóvenes y por ende un desafío que debe asumirse desde la Iglesia.

En este sentido la Asamblea Eclesial hace propuestas concretas respecto a las necesidades de los jóvenes del continente que abogaron por espacios de participación en la Iglesia, plantearon la ausencia de formación integral para los agentes pastorales y la urgente renovación litúrgica que debe propiciar ese volver a Jesús. Situaciones que nos invitan a asumir desafíos entre los que aparecen la evangelización de lo digital para lograr un protagonismo real y efectivo de los jóvenes en las distintas instancias eclesiales y sociales, la promoción de instancias misioneras, la creación de opciones de voluntariado y ejercicios de la solidaridad que permitan a los jóvenes conectar con Cristo desde las realidades de dolor que afectan a nuestros países y ante las cuales ellos son portadores de esperanza y consuelo para los que sufren.

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Trabajar en red

La Red Latinoamericana de Centros e Institutos de Pastoral Juvenil es un espacio de intercambio, integración y enriquecimiento entre las organizaciones que ofrecen servicios de formación para jóvenes en el continente a través de la investigación y la publicación de materiales sobre temáticas relacionadas con el mundo juvenil lo que incide en el fortalecimiento de sus acciones.

El trabajo de la red está inspirado en la opción de la Iglesia de América Latina por la juventud, planteada en las diferentes Conferencias Generales del Episcopado latinoamericano y caribeño efectuadas en Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida y que en este encuentro de carácter latinoamericano contribuyen al intercambio de experiencias de formación entre los Centros e Institutos.
Así se busca superar el aislamiento, ampliar las relaciones y fortalecer los procesos de evangelización, partiendo de la escucha de las angustias, necesidades y demandas de la pastoral juvenil que actúa de manera permanente y adelanta su labor entre los jóvenes que hacen parte del mundo rural, estudiantil, indígena y en las poblaciones juveniles que afrontan situaciones críticas.


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