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Cinco claves del Papa Francisco para hacer posible la fraternidad universal

El encuentro mundial sobre la fraternidad humana “Not Alone” (No solos), realizado este 10 de junio en la plaza de san Pedro, deja reflexiones, que se apalancan en su encíclica Fratelli tutti y como bien planteó “la fraternidad tiene algo positivo que ofrecer a la libertad y a la igualdad”.

Este evento fue organizado por la Fundación Fratelli tutti, en colaboración con la Basílica de San Pedro, el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y el Dicasterio para la Comunicación, en el que participaron 30 premios Nobel.

Aquí te presentamos cinco claves para comenzar a construir la fraternidad, que se condensa en el mandamiento del amor de Jesús: “Como yo los he amado, ámense unos a otros”.

1.- Gestos concretos

En un mundo “desgarrado por la violencia y por la guerra”, dice el Papa, “no son suficientes los retoques y los ajustes: sólo una gran alianza espiritual y social que nazca de los corazones y gire alrededor de la fraternidad puede volver a poner en el centro de las relaciones la sacralidad y la inviolabilidad de la dignidad humana”.

La fraternidad “no tiene necesidad de teorías, sino de gestos concretos y de opciones compartidas que la hagan cultura de paz”, por ello, “volviendo a casa, pensemos qué gesto concreto de fraternidad podemos realizar: reconciliarnos con la familia, con los amigos o con los vecinos, rezar por quien nos ha hecho daño, reconocer y ayudar a quien está en necesidad”, puesto que siempre será más importante dar, que recibir.

2.- Sentirse juntos

Francisco llamó a aplicar “el bálsamo de la ternura dentro de las relaciones que se han desgastado, tanto entre las personas como entre los pueblos” y ,por supuesto, ha pedido que “no nos cansemos de gritar ‘no a la guerra’, en el nombre de Dios o en el nombre de cada hombre y cada mujer que aspira a la paz”.

La fraternidad es un bien frágil y precioso, por eso, “los hermanos son un ancla de verdad en el mar tempestuoso de los conflictos que siembran la mentira. Evocarlos es recordarle a quien está combatiendo, y también a todos nosotros, que el sentimiento de fraternidad que nos une es más fuerte que el odio y la violencia”.

El “sentirse juntos” es la chispa que puede encender de nuevo la luz para detener la noche de los conflictos.

3.- Respetar las diferencias

Para el Santo Padre la palabra “hermano” no es un término vacío, sino “lo más concreto que cada uno de nosotros puede hacer. Significa, de hecho, emanciparse de la pobreza de creer que estamos en el mundo como hijos únicos”.

Esta palabra, al mismo tiempo, lleva a “superar la lógica de los socios, que están juntos sólo por el interés”. Esto pasa por “ir más allá de los límites de los vínculos de sangre o étnicos, que reconocen sólo lo que les es semejante, pero rechazan lo diverso”.

“Pienso en la parábola del Samaritano (cf. Lc 10,29-37), que se detiene con compasión ante el judío necesitado de ayuda. Sus culturas eran enemigas, sus historias diferentes, sus religiones hostiles entre sí, pero para aquel hombre la persona hallada en el camino y su necesidad estaban por encima de todo”, añadió.

4.- Un cambio en las políticas

Cuando la fraternidad es una opción en los corazones de los hombres y la sociedad las políticas cambian, puesto que “la persona vuelve a prevalecer sobre el beneficio; la casa común que todos habitamos, sobre el ambiente que se explota para los propios intereses”.

También –prosigue el Papa – “el trabajo se paga con el justo salario; la acogida se convierte riqueza; la vida, en esperanza; la justicia se abre a la reparación y el recuerdo del mal causado sana en el encuentro entre las víctimas y los culpables”.

5.- Abrazo de esperanza

Francisco ha mencionado que con apoyo de algunos premios Nobel, que participaron de este encuentro, en la declaración pudieron acuñar “una gramática de la fraternidad” y “sea una guía eficaz para vivirla y testimoniarla cada día en modo concreto”.

Confía que lo vivido sea “el primer el primer paso de un camino y pueda poner en marcha un proceso de fraternidad” mediante la riqueza de la diversidad cultural, política, religiosa. Pidió a cada participante “custodien en el corazón y en la memoria el deseo de abrazar a las mujeres y a los hombres de todo el mundo para construir juntos una cultura de paz”.

Pidió en un abrazo condensar “la profecía de esperanza”, por cuanto, “yo mismo los abrazo y, mientras les reitero mi agradecimiento, de corazón les digo: estoy con ustedes”.

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