ADN Celam

Decálogo sobre “la transición energética justa” desde América Latina en el Día de San Francisco de Asís

Este 4 de octubre, Día de San Francisco de Asís, el Papa Francisco ha lanzado Laudate Deum (Alabad a Dios), una exhortación apostólica que actualiza los postulados de la encíclica Laudato Si’, publicada en 2015, y en este contexto, ADN Celam aprovecha para compartir 10 claves (decálogo) que organizaciones eclesiales de América Latina y el Caribe han propuesto para lograr una transición energética justa de cara a la COP 28 en Dubai (Emiratos Árabes).

Al respecto, han señalado que, luego del al II Simposio por el cuidado de la casa común, “hemos reflexionado a la luz del Evangelio, la Doctrina Social de la Iglesia y el conocimiento científico, acerca de la valoración de la aceleración de la transición energética justa en clave de ecología integral para nuestro continente”.

Entre las orgaizaciones que han propuesto estas «10 claves» están:Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), Cáritas Latinoamérica, Movimiento Laudato Si’, Red Eclesia Panamazónica (Repam), Red Eclesial Ecológica Mesoamericana (Remam), Red Eclesial del Gran Chaco y Acuífero Guaraní (Regchag), Red Latinidad, Servicio internacional cristiano de solidaridad con los pueblos de América Latina Oscar Romero (Sicsal), Red de Iglesias y Minería.

1. Sintonía con la creación

Durante el Tiempo de la creación, que culmina este 4 de octubre, reiteran que “la Tierra es nuestra casa común, frágil; un jardín, oasis, lleno de vida dentro del desierto espacial – como nos revela su imagen vista desde un satélite artificial – que sólo puede florecer si Dios provee las lluvias y el ser humano la trabaja (Gn. 2, 4)”.

Por tanto, “la transición energética justa se relaciona con sintonizar el latir del corazón humano, todavía ligado al ritmo de consumo voraz, frenético, depredador y destructivo, con aquel ritmo armonioso y hondo del latir del corazón de la creación a través del «Buen Vivir»”.

2. Plantar cara al cambio climático

Aseguran que los efectos del cambio climático son cada vez más notorios: “sequías extremas, estrés del bioma tropical, aumento de nivel del mar, inundaciones, incendios forestales y el derretimiento de los hielos marinos en el Ártico y la Antártida, entre otros”.

“El cambio climático y la pérdida de biodiversidad se afectan mutuamente y son las dos principales amenazas para la sostenibilidad de la vida en la Tierra”, por ello, “los pueblos más pobres sufren sus efectos. El último ciclo de Informes sobre Cambio Climático de la ONU apunta a la reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono, a través del rápido abandono de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas)”.

3. Fin a los combustibles fósiles

Aún cuando el Acuerdo de París “establece el límite de calentamiento a menos de 2oC, y mejor si es 1,5oC. Este se debería complementar con un Tratado vinculante que «ponga fin a la era a los combustibles fósiles», para coordinar los esfuerzos hacia una economía post-extractiva”.

Lamentaron que “todavía se impulsan políticas que mantienen el mismo sistema de producción y consumo y la misma necesidad de energía, aumentándose la presión y la voracidad sobre minerales metálicos y especies forestales”.

4. Voz profética

“Nos sentimos interpelados a una formación para la acción y la incidencia profética, de manera que podamos hacer que esta Tierra, don de la Providencia divina, sea ese signo creíble de los “cielos nuevos” y la “tierra nueva” que esperamos”, han dicho.

El Papa Francisco “nos ha dado ejemplos de la denuncia profética ante falsas soluciones que idolatran el capital y que aparentan un cambio, sin cambiar la lógica mercantilista subyacente, como son el mercado de carbono y su especulación financiera”.

Por ejemplo, los novedosos automóviles eléctricos, que “la lógica extractivista promueve para justificar y mantener el consumo, producción y monopolio de la economía globa”l.

5. Gratuidad de los bienes de la tierra

Las organizaciones eclesiales plantean que “toda actividad económica, debe estar ordenada a la consecución del bien común, que es responsabilidad sobre todo de la comunidad política”.

“Esto implica aplicar el principio de gratuidad y la lógica del don en las nuevas relaciones económicas sobre los bienes de la tierra, tales como lo son la energía, el clima y la biodiversidad”, comentan.

Advierten que la transición energética “corre el riesgo de ser nuevamente injusta, si sólo queda en la sustitución de la quema de combustibles fósiles por el uso de energía renovables sin cambiar los estilos de vida insostenibles y los modos de producción y consumo destructivos. Ampliar sin más la lógica mercantil a las energías renovables no es sostenible”.

6. No repetir errores

Apuntan que la diversidad de miradas respecto a la transición energética justa “nace de las tensiones entre lo urgente y lo profundo”, por cuanto, “la acción profunda de conversión sociotecnológica y de poder político sobre la energía requerirá más tiempo del que se tiene, ¿cómo conjugar ambos problemas?”.

“La urgencia de la crisis climática nos hace correr el riesgo de repetir los errores históricos de colonialismo, explotación, y desigualdades: el cambio no es sólo tecnológico”, apostillan.

7. Acciones a largo plazo

Se requieren “acciones de largo plazo” para una transformación profunda que incluya “nuevas narrativas sociales, políticas y tecnológicas” y esto solo será posible cuando “las fuentes de energía se distribuyen de forma justa”.

Las organizaciones eclesiales mencionan para lograr este cometido “procesos democráticos territoriales, involucrando a las personas afectadas bajo el principio de la restauración de las comunidades históricamente afectadas por el entramado sociotécnico que es la energía”.

8. Exonerar las deudas públicas

Consideran que “las deudas públicas ilegítimas e impagables y su incidencia en la consolidación de modelos económicos especulativos y extractivistas violan la soberanía y los derechos de los pueblos y la naturaleza, e impiden la transición energética justa”.

“Son pasos ineludibles para la justicia climática recuperar la soberanía financiera, desmantelar el poder y la impunidad corporativa, construir una nueva arquitectura de cooperación mundial y desmercantilizar las pseudo-soluciones propuestas”, explicaron.

9. Enfoque de derechos humanos

La transición energética justa “debe considerar el enfoque de derechos humanos y de protección de la biodiversidad, promoviendo la soberanía y autodeterminación indígena”.

Por consiguiente, un cambio de matriz energética “resulta insuficiente si no se enmarca en un proceso de transformación integral, que comprenda cambios en la organización, propiedad y distribución de los sistemas de producción y consumo de energía”.

10. Desarrollar nuevos estilos de vida

“No podemos seguir con una economía de maximización de la codicia a expensas de la hermana, nuestra madre Tierra y de los pobres. Necesitamos una nueva relación de los seres humanos entre sí y con la naturaleza de manera que las energías renovables sean genuinamente una oportunidad para desarrollo integral humano”, plantean.

Es urgente “desarrollar nuevos estilos de vida, nuevas formas de producción y consumo, en definitiva, una nueva relación armónica de los seres humanos entre sí y con la naturaleza”.

Llegó la hora de “hacer que las energías renovables sean realmente oportunidad para desarrollo integral de todo ser humano, y no sean nuevas excusas para seguir destruyendo”.

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