ADN Celam

Día mundial contra la lepra y el aporte milenario de la Iglesia en favor de estas periferias

Todos los últimos domingos de enero se conmemora el Día mundial contra la lepra para crear conciencia sobre la enfermedad y reducir el estigma contra quienes la padecen.

Una fecha establecida desde 1954 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por sugerencia del periodista francés Raoul Follereau para honrar la memoria de Mahatma Gandhi, líder hindú que mostró compasión por quienes sufrían esta enfermedad.

La lepra o enfermedad de Hansen es un mal milenario y quienes la padecen han sido los excluidos por excelencia, por eso, el propio Jesús tenía predilección por ellos como lo relata uno de los parajes de Marcos (1:41) cuando “Jesús tocó al leproso y dijo: ‘…sé limpio’. Y así se encontrarán referencias en las Sagradas Escrituras de los milagros que obró Cristo en favor de estos excluidos.

A los largo de siglos, la Iglesia, a través de sus discípulos misioneros, viene asistiendo a quienes padecen esta enfermedad, rechazados hasta la fecha por una gran mayoría, incluidas sus familias.

Entre las congregaciones que se dedican a esta labor misionera se encuentran: los Camilos, Jesuitas, misioneros de la Consolata, combonianos, hijas de los Sagrados Corazones, franciscanos menores y capuchinos, entre muchos.

Jesús Briceño es un laico venezolano, que estuvo radicado en Ecuador y, actualmente, es participante del Sínodo 2021-2024. También acaba de ingresar al equipo del Centro de programas y redes de acción pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).

En su estancia por Ecuador acompañó a la pastoral de la salud, que Cáritas lidera con apoyo de congregaciones y agentes de pastoral. ADN Celam conversó con Briceño para ahondar sobre el aporte milenario de la Iglesia por estas periferias.

Enfermedad de la soledad

PREGUNTA.- Acompañaste en Ecuador a agentes de pastoral y religiosas que trabajan con personas con esta enfermedad, ¿cómo describes esa experiencia?

RESPUESTA.- “La Pastoral de la Salud de Cáritas Ecuador, viene coordinando a los Cuidadores de los Hermanos Enfermos de Hansen, los cuales realizan un extraordinario servicio a la Iglesia a través de su entrega a quienes padecen esta enfermedad.

Este acompañamiento se hace concreto en la búsqueda de alimentos, medicinas, la cercanía y acompañamiento, los implementos médicos en general, los cuales hacen más dignas sus vidas.

Existen sobre todo los espacios de escucha, donde hacen eco de sus inquietudes, necesidades, gritos y clamores, en esta realidad, la cual se le conoce como la enfermedad de la Soledad.

En las Diócesis de Babahoyo y Loja, sobre todo en zonas rurales muy distantes de la cuidad, la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, las cuales llevan más de 30 años de labor pastoral, visitan a las personas enfermas de Hansen en sus hogares, donde viven en una extrema pobreza. Los consuelos oportunos de estas religiosas hacen más llevadero y esperanzador el doloroso camino que transitan”.

P.- ¿Qué otras experiencias históricas conoces en este país?

R.- “En el año 1995 la Hermana Ana Credidio de la Congregación Religiosa de las Hermanas de la Caridad de la Bienaventurada Virgen María, creó en Guayaquil la Fundación Padre Damián, con el objetivo de contribuir al cuidado y tratamiento de las personas que padecen de la enfermedad de Hansen.

Este centro de salud ha sido realmente una bendición por el magnífico trabajo que realizan, recibiendo de todo el Ecuador a las personas enfermas de Hansen, donde les brindan una atención integral y digna.

Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul hacen presencia activa en Quito, prestando su servicio a las personas enfermas de Hansen en la Vicentina Baja desde hace más de 95 años, cuando se fundó en 1927 el Leprocomio, el cual posteriormente paso a ser el Hospital Dermatológico «Gonzalo González» hasta la actualidad.

Ha sido demasiado hermoso el poder compartir con personas que dedican su vida a los más vulnerables. Actualmente se atienden 385 personas con esta enfermedad en el Ecuador, las cuales han sido debidamente diagnosticadas, pero se presume sea un número mayor, porque existen comunidades aisladas donde hasta una familia completa padecen esta enfermedad”.

Estigmatizados por las religiones

P.- El lema escogido para conmemorar el Día mundial este año fue “Vencer a la Lepra”, ¿qué tan lejos está la humanidad de lograr este objetivo tanto a nivel médico como de estigmas sociales?

R.- “Históricamente se le conoce con el nombre de Lepra desde hace más de 4.000 años. Fue interpretada como una maldición de los dioses, o el castigo del pecado, o de una enfermedad hereditaria.

En 1873, el médico noruego Gerhard Hansen vio el bacilo de la lepra bajo el microscopio y probó que la lepra era una enfermedad infecciosa y no una maldición. Como tributo a este gran investigador, la enfermedad ahora se denomina con el nombre de él.

A pesar de este descubrimiento, los leprosos continuaron siendo tratados sobre todo por el aislamiento en campamentos del leproso lejos de los pueblos o aldeas humanas establecidas. La OMS y la OPS han desarrollado programas de asistencia para la entrega de la medicación la cual es muy costosa”.

Ser Iglesia en salida

P.- ¿Cuál ha sido el aporte de la Iglesia en América Latina por los enfermos de lepra?

R.- Si la Iglesia de América Latina no acompañara a los hermanos leprosos, el sufrimiento de estas personas sería mayor. Es esta Iglesia en salida de la que nos habla el Papa Francisco, que sale al encuentro del que sufre y padece esta enfermedad, mal llamada, enfermedad de la soledad.

Innumerables Congregaciones Religiosas se han dedicado a dicho cuidado y acompañamiento, resaltando la labor pastoral de San Damián, Santa Teresa de Calcuta, San José Gabriel “Cura Brochero” y el Padre Luis Mariara, quienes dieron sus vidas por los leprosos. Aquí se reafirma que queremos una Iglesia Pobre para los Pobres, con los pobres y dentro de los pobres”.

Jesús Briceño acompañó la acción de la pastoral de salud de Cáritas Ecuador en favor de quienes padecen esta enfermedad

Un apostolado de lazarillos modernos

P.- ¿Qué llamado o invitación harías a todo el pueblo de Dios en torno a este tema y propósito del Día mundial contra la lepra?

R.- “Para mi representa verdaderamente un apostolado, el hecho de estar muy cerca de los que sufren esta enfermedad, siendo personas excluidas y desechadas por esta sociedad, nos hace obligatoriamente convertirnos en los lazarillos modernos que al igual que el Cirineo nos permite llevar la Cruz del otro.

Debemos concientizar a la población en general, sobre todo indicando que esta enfermedad no es contagiosa y que quienes la padecen no deben seguir siendo estigmatizados y menos rechazados. Caminar juntos para erradicar esta enfermedad debe ser tarea de todos”.

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