Con expresiones de fe, canto y unidad comunitaria, la Iglesia en Chile vivió este fin de semana la celebración del Domingo de Ramos, marcando el inicio de la Semana Santa 2025 bajo el lema jubilar “Peregrinos de Esperanza”. Desde el norte, en Iquique y Calama, hasta la histórica ciudad de La Serena, los fieles se congregaron masivamente para recordar la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, y asumir con compromiso el camino hacia la Pascua.
Caminar con Cristo como “Peregrinos de Esperanza”
Desde la Plaza Arturo Prat hasta el templo catedral, la Diócesis de Iquique vivió una procesión llena de símbolos. Más de un centenar de fieles, portando ramos y entonando cánticos de alabanza, acompañaron la imagen de Cristo Rey por las calles del centro, en un gesto de fe que da inicio al tiempo más significativo del calendario litúrgico.
El obispo de Iquique, hermano Isauro Covili Linfati, presidió la liturgia inicial y bendijo los ramos, invitando a los presentes a vivir esta Semana Santa bajo el lema del Año Jubilar: “Peregrinos de Esperanza. Recordó que “el reinado de Jesús no está marcado por el poder, sino por el servicio”, animando a que esa actitud impregne no solo la procesión, sino toda la vivencia de estos días santos.
Durante la homilía en la Santa Misa, concelebrada junto al padre Javier Sáez y los diáconos Gabriel Alburquenque y Milton Jorquera, el obispo Covili propuso una reflexión sobre el sentido del Triduo Pascual: “Es importante que en estos días cada uno pueda hacer memoria y encontrarse con ese espiritual que hay en el corazón de cada uno y en la historia de sus familias”, expresó.
Descubrir el tesoro de la Semana Santa
Exhortó a redescubrir en familia el valor de este tiempo: “Que esta Semana Santa, cada uno, personal y en familia, puedan dialogar y descubrir el valor y el tesoro que estos días significan para cada uno”.
En su meditación sobre la Pasión del Señor, señaló que “la obediencia no es sumisión ciega, sino escucha y búsqueda comunitaria de la voluntad del Señor”. También instó a cuestionarse: “¿En qué medida permitimos que Dios nos configure para aprender a amar como Él ama y a perdonar como Él perdona?”
La celebración concluyó con una exhortación a construir estructuras sociales más humanas: “Sigamos a Cristo y construyamos estructuras sociales distintas que coloquen al ser humano al centro y no al mercado”.
Fe, tradición y defensa del tiempo sagrado
La comunidad arquidiocesana de La Serena se dio cita en la Plaza San Juan Pablo II para dar inicio a la celebración. Se bendijeron los ramos y comenzó la procesión hacia el templo Catedral, con una amplia participación de fieles.
Tras la proclamación del Evangelio de la Pasión, el arzobispo de La Serena, Mons. René Osvaldo Rebolledo Salinas, recordó con solemnidad el significado de esta jornada: “La Iglesia en este día, con gran alegría hace memoria de la entrada del Señor a la ciudad de Jerusalén, al mismo tiempo tiene presente el misterio de la cruz… cumpliendo cabalmente su misión, extendiendo sus brazos en la cruz por amor al Padre Dios y a todos nosotros”.
También hizo referencia a la reciente discusión sobre el feriado del Viernes Santo, insistiendo en la necesidad de respetar la tradición y facilitar que las familias vivan este tiempo sagrado: “Quienes tienen en sus manos estas decisiones, busquen atender el anhelo de las familias, facilitando las condiciones para ello, pues los fieles desean corresponder con amor, al gran amor de Cristo”.
Testimonios de fe
Los testimonios de los asistentes reflejaron el sentido de comunidad y pertenencia. Eugenia Contreras, joven migrante venezolana, compartió emocionada: “Como migrante venezolana, esta celebración me conecta con mis raíces y con la fe que siempre ha sido mi refugio… Me siento acogida, formando parte de una comunidad que abre sus brazos sin importar de dónde venimos”.
Por su parte, Roberto Flores Rojas resaltó el carácter simbólico del momento: “El Domingo de Ramos es una memoria de esperanza y renovación… La procesión, con una cantidad considerable de personas unidas en la fe… fue muy emotiva”.
Transformar el corazón en morada de Cristo
En la ciudad de Calama, la Plaza 23 de Marzo se convirtió simbólicamente en un templo al aire libre. Cientos de personas participaron en la celebración encabezada por el obispo Tomás Carrasco, de la Diócesis San Juan Bautista, quien animó a los presentes a no tener miedo de proclamar a Cristo como Rey.
“Nos hemos reunido en esta plaza… que la hemos transformado hoy en un templo para elevar nuestra plegaria a Dios”, expresó al comenzar su homilía. Reflexionó sobre el sentido del Domingo de Ramos, e hizo un llamado a abrir el corazón al reinado de Cristo: “Ese Rey quiere entrar a reinar también en tu vida, en tu corazón, quiere hacer allí su reinado de amor, de paz, de justicia, de entrega”.
También alzó la voz sobre la necesidad de mantener la presencia de Cristo en la vida social: “No lo dejemos que nos saquen a Cristo de las familias, de las instituciones…”, exhortó, invitando a vivir la fe con firmeza y coherencia. “Que este domingo que hemos comenzado la Semana Santa sea para nosotros un gozo de celebraciones, un gozo de vida nueva y un gozo de vida eterna”, dijo, con un llamado a vivir esta Semana Santa con esperanza renovada.
Las celebraciones del Domingo de Ramos en las diócesis de Iquique, La Serena y Calama muestran una Iglesia viva, cercana a su gente, y comprometida con la misión de acompañar al Pueblo de Dios en el camino de la cruz, la esperanza y la resurrección.
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