Por si alguno estaba distraído y se le perdió el concepto en algún rincón del conocimiento —puede pasar—, según la RAE, ecumenismo es la “tendencia o movimiento que intenta la restauración de la unidad entre todas las Iglesias cristianas”.
Dicho así ni por asomo expresa los anhelos de millones de personas que en este mundo sueñan con ese sueño, el de la Unidad de los cristianos. Hoy, ahora, ya. Personas que tejen alianzas, que hablan y discuten, que arremeten contra las injusticias y se reúnen con el solo objetivo de afrontar la vida en unión. Personas que asumen decididas que “la cosa” va por lo que une y no por lo que divide. Se plantan para construir puentes y derribar muros y no piden carnet de afiliación a Dios en la entrada de los pluriencuentros por la unidad. Babeles simultáneas, dinámicas, creativas, “suscitando los servicios, según la necesidad” en palabras del sacerdote católico Julián Zini.
Restaurar. Lindo verbo. Entremezcla ternura y firmeza. Memoria y valoración. Porque alguna vez los cristianos fuimos uno y la hora ya nos pide respuestas bien concretas.
La semana pasada, Bogotá fue la ciudad elegida como sede del Congreso Ecuménico Continental en las instalaciones del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Hubo esfuerzo, trabajo, alegría durante el tiempo de preparación, y diálogo, mucho diálogo por parte del comité organizador que reunió a referentes de nominaciones cristianas de diversas características con presencia real en América Latina y el Caribe. Y vaya si hubo Babeles.
“Hoy el ecumenismo ya no es solo teológico, no es solo teórico: es de praxis, es de vida, de vida en las comunidades, de vida en las conferencias episcopales. Particularmente es de vida porque uno se encuentra que en una misma comunidad ecuménica se vive por la justicia, se vive por la ecología, se vive por los derechos humanos. El entretejido es inmenso. No terminamos de conocer todas las posibilidades que existen en el continente. Se trata de seguir develando cuáles son estos grandes nodos que permiten que esta red se sostenga a nivel continental”, indicó Dra. Susana Nuin, coordinadora del área de Formación Cebitepal del Celam, al finalizar el evento.
En este Congreso se abordaron diversidad de temáticas, reunidos por la fe en Jesucristo: intensificación de la conciencia ecuménica (ecumenicidad), la fraternidad como siembra pedagógica en todo terreno, continuar el camino iniciado por otros de la Unidad de los Cristianos, estar siempre cerca y atentos a los más vulnerables de cada espacio o comunidad, vincular los ambientes académicos con los de las buenas prácticas, el cuidado de nuestra Casa Común, visibilizar los testimonios concretos de compromiso ecuménico, fomentar el arte de la hospitalidad, no temer a los conflictos que surjan en los intercambios, escuchar a los pueblos originarios americanos y africanos en sus conceptos tan ancestrales como valiosos: la tierra sin males, el bien vivir, ubuntu. Qué pluralidad, ¿verdad?
EXPOSITORES EN UNIDAD
Este Congreso contó, alternativamente, con las intervenciones, testimonios y guía en las oraciones del metropolita Iosif Bosch, referente de la Iglesia Ortodoxa; pastor Harold Segura (Costa Rica); pastor López Castillo (Perú); Dra. Elena López Ruf, argentina católica Ikumeni y CREAS; representante del Servicio Civil para la Paz (Alemania); pastor bautista Juan José Barreda, peruano radicado en Argentina; profesora María Cristina Ventura, laica católica de República Dominicana viviendo en Costa Rica; padre Marcial Maçaneiro, Pontificia Universidad Católica del Paraná y de la Comisión Internacional de Diálogo católico-pentecostal, Brasil; padre Pedro Brassesco, argentino, secretario adjunto del Celam; Dr. Humberto Martín Shikiya, laico de Iglesia Metodista Argentina, miembro de QONAQUY y CREAS; Dra. Elizabeth Salazar, referente evangélica de Chile; monseñor Julio Ernesto Murray Thompson, panameño, arzobispo de la Iglesia Anglicana Episcopal de Panamá; pastor metodista uruguayo Jorge Gerhard; monseñor Rodolfo Valenzuela, obispo de La Verapaz (Guatemala) y miembro del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; profesora Úrsula Longhi, laica católica de México; pastor Daniel Mesquiati, evangélico de las Asambleas de Dios; Dr. Patricio Merino, referente evangélico de Chile; teólogo argentino Dr. Juan de la Torre; Dr. Prof. Peter Casarella de la Escuela Metodista de Teología de la Universidad de Duke, EE.UU.; monseñor Jorge Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina) y secretario general del Celam; pastor Milton Mejía de la Iglesia Presbiteriana de Colombia y el Consejo Mundial de Iglesias; Isaías Carneiro, laico brasilero de Somos Uno; Profesores Dres. Marco Strona y Alberto Larrosa a cargo del Diplomado sobre Migración y Ecumenismo de Cebitepal; padre Marcus Barbosa, de la Comisión Episcopal de Pastoral para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal de Obispos del Brasil; sacerdote católico colombiano Rafael Castillo, director del Secretariado Nacional de la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de Colombia*; Dra. Susana Nuin, uruguaya, en servicio para el Cebitepal en Colombia.
¿Y saben por qué los enumero a todos? Como un modo más de hacer evidente esa diversidad de carismas y procedencias que logró una conversación que sigue prometiendo más acuerdos, más coincidencias, más hermandad, más empeños en común, más esperanza. Y si algo que precisamos como humanidad son auténticos testimonios de esperanza.
*Un agradecimiento especial al padre Rafael Castillo quien “me regaló” en su intervención el título de esta columna.
Columna de opinión originalmente publicada en Infobae: https://www.infobae.com/opinion/2022/11/19/ecumenismo-en-latinoamerica-no-pongamos-un-punto-donde-dios-puso-una-coma/
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