Rezar por una paz duradera fue el objetivo del acto interreligioso realizado en Argentina este 24 de noviembre, en el Palacio San Martín, con motivo del Día de la Libertad Religiosa, encabezado por el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. Un momento que contó con la plegaria del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina Mons. Oscar Ojea.
Argentina unida por la construcción de una paz duradera
El lema del acto, como informa AICA, fue “Argentina unida por la construcción de una paz duradera”. Eso teniendo en cuenta que “la paz constituye un valor, un principio y un objetivo inherente a toda a la humanidad, así como los derechos humanos son patrimonio común e inalienable de todas las personas, la idea de paz y de la necesidad de su realización está en la mente y en el corazón de todos nosotros”, como afirmó Guillermo Oliveri.
El secretario de culto insistió en relación con la paz en que “esta cultura que ha de existir en la mente y en el corazón de cada ser humano, en la vida de cada comunidad y de la sociedad toda, constituye para nuestro país plural, inclusivo y caracterizado por su convivencia pacífica, un imperativo moral que debemos impulsar para lograr el objetivo de una ‘Argentina unida por la construcción de una paz duradera’”.
Por su parte, Pérez Esquivel afirmó que “en un mundo en conflicto no solamente hay guerra con armas sino otra guerra silenciosa en el hambre, la marginalidad, la discriminación y la violencia”. Para el dirigente, “la paz es un hecho compartido, no individual y son las religiones las que tienen esa capacidad de diversidad. La memoria ilumina el presente”.
Convivencia como lugar de encuentro
Por parte de la Iglesia católica, además de Mons. Ojea, estuvo presente el nuncio apostólico, Mons. Miroslaw Adamczyk, junto con representantes y líderes de las confesiones religiosas que actúan en Argentina, pronunciando cada uno una oración por la paz. En su alocución, el presidente del episcopado se refirió al profeta Isaías, que describe la venida del Hijo del hombre y el ascenso del pueblo al monte Sión, expresando: “En la convivencia y en la diferencia en ese lugar, donde será el encuentro, todo ser humano está llamado a vivir la paz”.
Desde ahí, el obispo de San Isidro pidió que “caminemos a la luz del Señor”, insistiendo en “caminar a la luz del Señor, construyendo la paz, deponiendo las armas y transformándolas en herramientas de paz y de trabajo”. Finalmente rogó “que el Señor nos conceda, vivir de este modo, con auténtica fraternidad y la posibilidad de construir la paz entre todos”.
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Durante el encuentro se plantaron dos olivos en el Jardín de los Cardenales, donde está emplazado un fragmento del Muro de Berlín donado por el gobierno de Alemania.
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