“El 12 de febrero se cumplen 20 años del asesinato de la hermana Dorothy Mae Stang. Era un sábado, muy temprano, del año 2005, cuando la Hermana Dorothy fue asesinada con seis disparos a quemarropa, en una carretera del interior de Anapu, Región Transamazónica, en el Estado de Pará”. Así inicia su memoria Vanalda Gomes Araújo, magister en Dinámicas Territoriales y Sociedad en la Amazonía, como se consigna en la web de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB).
¿Quién fue Dorothy Stang?
El obispo de la diócesis de Xingu-Altamira (PA), Dom João Muniz Alves, en una carta dada con motivo del 20° aniversario del crimen de la querida religiosa estadounidense, la describe como “defensora de la vida y del medio ambiente” y sostiene que su muerte violenta se corresponde con su “lucha por la vida de los pobres en la Amazonía”: “Somos región de mártires” y, citando a Tertuliano, agregó “la sangre de los mártires es semilla de cristianos”.
Vanalda suma con sus palabras al retrato martirial de la hermana Dorothy: “En el año que cumple 20 años, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) trae el tema de la Campaña de la Fraternidad: ‘Fraternidad y Ecología Integral’ y el lema: ‘Dios vio que todo era muy bueno’ (Gen 1, 31). Y este año, nos recuerda el Sínodo para la Amazonía de 2019, cuando la Hermana Dorothy fue llamada Mártir de la Ecología Integral”.
Dom João señala con convicción que “la Hermana Dorothy vive en la historia y la lucha del pueblo, en el viaje de las comunidades eclesiales de base y las peregrinaciones al bosque, en la literatura de cordel –«Género típico del Nordeste brasileño, bautizado por la forma en que los folletos son expuestos, es una herencia portuguesa. Su sello es el registro de relatos orales para ser recitados. Además de la diversión, son también un instrumento de formación política del pueblo, definen los cordelistas». (tomado de Brasil de Fato); en la iconografía religiosa y popular, en los corazones y en las vidas de las personas que reclaman sus derechos y luchan por una ecología integral”.
Lo que las balas no mataron
Su legado es inmenso, inmenso en amor, entrega y conciencia de las necesidades de su pueblo en el tiempo en el que tocó vivir con ellos: luchó por la emancipación del municipio de Anapu, acompañó la fundación de la escuela de profesores “Escola Brasil Grande”, defendió la reforma agraria, ayudó en el asentamiento PDS Esperanza, instruyó en formación bíblica a las comunidades eclesiales de base de su región.
En la voz del obispo Muniz Alves que la recuerda con la nitidez de lo que no se quiere olvidar nunca: “La hermana Dorothy está viva y repleta de signos de vida. Ella es un ícono y fuerza mística en el andar del pueblo amazónico”.
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