Los obispos de la Conferencia Episcopal mexicana expresaron su cercanía espiritual con el episcopado de Haití. Un saludo que hicieron extensivo a todos los ciudadanos del país caribeño, tras conocer la noticia del atentado que sufriera el pasado 18 de febrero Mons. Pierre André Dumas, obispo de Anse-à-Veau/Miragoâne y vicepresidente del Episcopado.
Unidos en la dificultad
«Somos conscientes de la difícil situación de violencia e inseguridad que está padeciendo Haití. Admiramos la fortaleza y firmeza de los pastores de la Iglesia haitiana que, a pesar de los actos terroristas que han sufrido, no se rinden en su misión evangelizadora,» afirman los obispos mexicanos.
Situación que los motiva a manifestar de manera expresa su cercanía ante el hecho que califican de “grave” y que preocupa a la Iglesia de ambos países. «Condenamos enérgicamente este acto de violencia, así como cualquier acción terrorista que atente contra la vida y la dignidad humana,» indican los obispos en el mensaje que ratifica su apoyo en este momento de dificultad social, económica y política.
«Hermanados en el dolor de la violencia, rezamos junto a ustedes para que pronto lleguen tiempos de paz, justicia y reconciliación para el pueblo de Haití. Cuenten con nuestras oraciones y nuestro compromiso de seguir trabajando unidos como Iglesia por un futuro de esperanza,» concluyen.
La carta de la Iglesia mexicana aparece firmada por los obispos Rogelio Cabrera arzobispo de Monterrey y presidente del organismo y Ramón Castro obispo de Cuernavaca y secretario general.
Fuera de peligro
Al parecer, el 18 de febrero, la casa en donde estaba alojado Mons. Pierre André Dumas fue alcanzada por una explosión que se produjo en el marco de las protestas antigubernamentales que se vienen realizando durante las últimas semanas en la capital haitiana.
Según información proporcionada por el episcopado haitiano, el obispo se encuentra estable y fuera de peligro, mientras que las protestas obedecen a la inconformidad de la gente ante el incumplimiento del primer ministro Ariel Henry que se había comprometido a convocar a elecciones populares antes del 7 de febrero, evento que se había planeado tras el asesinato del presidente Jovenel Moise el 7 de julio de 2021.
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Violencia que atrapa
El 8 de febrero los obispos haitianos solicitaron a al primer ministro que fuera consciente de la gravedad de la situación que afronta el país para que «tomara una decisión sabia por el bien de toda la nación».
En aquel momento los obispos animaron al pueblo haitiano a «no caer en la trampa de la violencia y las luchas fratricidas que desprecian y burlan nuestra dignidad, desfiguran nuestra humanidad y deshonran la imagen de nuestro país».
Pronunciamientos que no descartan podrían asociarse como posibles causas para el atentado en contra de este obispo que al iniciar el año ofreció intercambiarse por seis hermanas de la congregación de Santa Ana secuestradas el 19 de enero y liberadas el 24 del mismo mes, situaciones que presumiblemente podrían molestar a los líderes de grupos al margen de la ley que luchan por el control territorial de las calles de Puerto Príncipe. Un cálculo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) asegura que durante el 2023 cerca de 4.800 personas fueron asesinadas y otras 2.500 fueron secuestradas en Haití, dolores que la Iglesia pese a las amenazas seguirá acompañando con determinación.
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