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La Iglesia tiene rostro de mujer

Con ellas: mujeres consagradas en el espíritu de la sinodalidad (Editorial Celam, 2022), es el título del libro de la hermana y presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR), Gloria Liliana Franco Echeverri. Se trata, como afirma esta teóloga colombiana en la introducción del texto, de ofrecer ejemplos de “narraciones concretas” en las que se pueda apreciar el potencial femenino para favorecer y enriquecer las estructuras y dinámicas de los procesos eclesiales.

El primer capítulo, “las mujeres consagradas en la Iglesia”, es un interesante análisis y revisión de la vida consagrada, de las vocaciones en sus dos tendencias: las que podrían “menguar su don” y las que son “desborde de plenitud”; y es también un repaso de algunas ideas de los movimientos feministas y su “incidencia en la reivindicación de las mujeres en la Iglesia”. De igual modo, la autora analiza el papel de las mujeres consagradas en la Iglesia postconciliar, destacando los aportes de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco. El capítulo se cierra mirando en detalle el binomio mujeres y vida consagrada en las conclusiones de las cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano. Todo este capítulo tiene como propósito mostrar que, a pesar de la presencia real de las mujeres consagrada en la Iglesia, en los documentos eclesiales no ha sido suficientemente reconocido o cabalmente interpretado su papel, que se han invisibilizado sus aportes teológicos o se han minusvalorado sus narrativas de servicio y evangelización.

En el segundo capítulo, “Sinodalidad y vida consagrada”, la autora se adentra en el sentido y las particularidades de la sinodalidad, especialmente desde el magisterio del Papa Francisco. Cuatro son los focos orientadores de ese “viaje con otros”: “ser valores del Reino”, “ser expertos en comunión”, “salir del nido que contiene” y “confiar en que conduce”. Otras líneas de fuerza de ese peregrinar son la escucha que genera conversión y el discernimiento como actitud vital. La autora dedica varias páginas a explicar el papel de la vida consagrada femenina en perspectiva sinodal y, hacia el final de esta parte del libro, reflexiona sobre las “tres P” de la sinodalidad de la vida consagrada: pertenencia, participación y paciencia y las “tres I” de nuevo impulso a la vida consagrada: interculturalidad, intercongregacionalidad e iterancia.

El último capítulo, “Espíritu sinodal, un relato en clave femenina” muestra diez historias de vida de mujeres consagradas, con gran capacidad transformadora y que, a partir de su experiencia y su “discipulado misionero”, dan cuenta de “la importancia de las mujeres en la construcción del tejido eclesial”. Esas mujeres son: Nathalie Becquart, Silvia Vallejo Villa, Arizete Miranda, María Luisa Berzosa, Beatriz Acosta Mesa, Birgit Weiler, Rose Bertoldo, Serena Noceti, Marcia Oliveira y Daniela Cannavina. Como fruto de este periplo por la presencia de las diez mujeres consagradas, resultan valiosos y oportunos, al final del tercer capítulo, los diez caminos pastorales que recogen o hacen eco del “ritmo femenino” para estos tiempos de sinodalidad.

Son destacables en este libro muchas cosas. La investigación rigurosa, el cotejo de fuentes, la permanente reflexión crítica y el cuidadoso trabajo con la metodología de las historias de vida en las que se entretejen las voces de las participantes con el relato de sus experiencias pastorales. De igual manera, son muy relevantes para un “nuevo modo de ser Iglesia” las catorce conclusiones con las que la autora cierra la obra.

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*Asesor del Centro para la Comunicación del Celam

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