Un preocupante y desolador panorama el que viven miles de personas que cruzan la selva entre Colombia y Panamá para intentar llegar a Estados Unidos y tener un futuro más digno. Los migrantes que transitan por el sur del continente están expuestos a un entorno de extrema vulnerabilidad, situación que se ha vuelto imparable.
Desde enero hasta el 6 de junio de este año transitaron 174.513 personas por la selva del Darién, según lo informó el Servicio Nacional de Migración de Panamá. El organismo indicó que solo en los seis primeros días de junio llegaron a este país 4.499 personas (3.598 adultos y 901 menores).
Sobre el tema de los migrantes y la responsabilidad que tendrá que asumir el nuevo mandatario de los panameños, José Raúl Mulino, quien asumirá la presidencia el próximo primer de julio, habló para ADN Celam Maribel Jaén, directora de la Pastoral Social Caritas de Panamá y de la comisión de justicia y paz, compartiendo sus impresiones y las acciones en caminadas por la Iglesia para acompañar este panorama nacional.
Asistencia humanitaria para la población migrante
En un primer momento, al referirse al tema de la población migrante, la directiva indica que la Pastoral Social Caritas viene trabajando de la mano con la Pastoral de Movilidad Humana, órgano de la Conferencia Episcopal Panameña y desde allí comenta que, históricamente han avanzado en ofrecer asistencia humanitaria y apoyo en temas de protección a la población migrante y refugiada.
Además, resalta que hoy día la Pastoral Social forma parte de la red Clamor y unido a ellos y a otros organismos eclesiales, siguen realizando tareas humanitarias para acoger, proteger, promover e integrar a estas personas que salen de sus tierras a causa de la guerra, la pobreza o la violencia y allí “está la Iglesia dispuesta a comprometerse”. Sumado a esto celebra que en los últimos meses el equipo de trabajo se ha fortalecido gracias a la presencia de más sacerdotes y laicos, esto indica, gracias a monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá y responsable de la Pastoral Social Cáritas de la Conferencia Episcopal Panameña, “quien valora la importancia de fortalecer el equipo de movilidad humana y de la pastoral social de Caritas a nivel nacional”.
Políticas públicas que favorezcan a los migrantes
Confiesa que, si bien desde la Pastoral Social no se ha trabajado de lleno en el tema de la incidencia, desde el punto de vista legislativo, sí se mantiene constante diálogo con las autoridades, siendo críticos cuando se debe ser, frente a temas que pueden ser polémicos y que afectan la realidad de los migrantes presentes en este país.
“Necesitamos trabajar más en la construcción de leyes, en políticas públicas, que puedan ir erradicando esa visión autoritaria y de seguridad nacional que se tiene solo para el tema de los migrantes”, asintió.
Observa, además, que para nadie es un secreto que detrás de todo esto hay intereses estratégicos propios de los países que conforman la región y Panamá forma parte de esos grandes intereses. Añade igualmente que, perciben la preocupación de Estados Unidos de saber que esta población va precisamente hacia su país, pero también que hay una porción de estos migrantes que bajan del triángulo norte de Guatemala, de Nicaragua y el Salvador quedándose en Panamá a vivir en las áreas urbanas marginales, muchos trabajando en condiciones precarias.
Frente a un panorama poco alentador, reafirma el compromiso de la Iglesia para seguir sembrando esperanza en medio de la desolación y seguir trabajando desde la Pastoral Social por los miles de migrantes que cruzan esta travesía. Además, celebra con alegría la presencia de tantas personas que se suman a diario a esta causa de servicio por las personas más vulnerables.
Vigilantes del cumplimiento del nuevo mandato de Gobierno
Por otra parte, se refirió a la expectativa que se tiene a partir del primero de julio, fecha en que el presidente electo José Raúl Mulino, asumirá su cargo como primer mandatario de la nación.
Para Maribel, el haber ganado el nuevo presidente con un 34% de la votación, indica que, hay una gran cantidad de panameños o la gran mayoría de los panameños que no votaron por él, “esto muestra que la gente votó contra los partidos políticos, contra la corrupción que se estaba dando en nuestro país”.
La seguridad social, caja de seguro social, la minería, la migración, el desempleo, la educación, entre otros, son temas que apunta, las comunidades demandan una atención inmediata por parte del Estado para mejorar su calidad de vida, y son estos los proyectos que el primer mandatario tendrá que enfrentar durante su próximo período presidencial de cinco años.
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Crisis política del Estado
Respecto a su opinión, dijo que en el país hay un desgaste de la democracia formal y electoral, una democracia que no respondió a las necesidades básicas de la población, una crisis de partido y representación política, donde se reflejan altos niveles de corrupción y de inseguridad, altos costos de la vida y toda una lucha por temas contra la minería
“De ahí, lo que se desarrolló ante las elecciones de una forma u otra generó que se dieran unas elecciones inéditas desde lo institucional, porque en Panamá hay una crisis política del Estado y nos vimos avocados a tener por ejemplo ocho candidatos, para finalmente ser José Raúl Mulino, una candidatura muy cuestionada pues también es investigado por corrupción”.
Papel observador de la Iglesia
Explicó que la Iglesia jugó en estas elecciones un papel muy importante de formación de voto informado, tarea que ha venido realizando desde 1989, colaborando en procesos de participación ciudadana como es la observación electoral.
En esta ocasión, notó que se hizo un despliegue de casi 3500 observadores a nivel nacional, muchos de ellos agentes de pastoral y un gran número estudiantes universitarios, quienes se dieron a la tarea de manera profesional de observar el proceso electoral utilizando los estándares que se utilizan para hacer la observación.
Resaltó además que, tuvieron el honor de contar por primera vez con representantes de Caritas de América Latina, nueve países estuvieron en Panamá acompañando a los observadores, a lo que se mostró feliz, pues indicó que es importante “porque la dimensión política es un espacio fundamental para la evangelización, entonces nosotros consideramos que hay que desarrollar capacidades en los agentes, en los sujetos sociales eclesiales – y agregó- esto hace parte de la democracia, el hacer seguimiento, porque los países requieren una nueva gobernabilidad que pase por la participación de la ciudadanía”.
Una Iglesia vigilante
Respecto al acompañamiento que la Iglesia hace a las comunidades, dijo que seguirán inmersos en las realidades de sus gentes, caminando en medio de ellos haciendo vivo el Evangelio, escuchando sus necesidades y haciendo visible sus problemáticas. Asegura que el tema de la sinodalidad, la asamblea eclesial y los programas de las plataformas son mecanismos que “ayudan a que nuestros países tengan una visión más esperanzadora en un continente tan empobrecido y donde la democracia realmente no ha sido efectiva”.
“La democracia que vivimos electorera formal no ha sido efectiva, vamos a ver, el señor presidente no ha tomado posesión todavía, empieza el primero de julio, estamos observando cómo ha estado presentando algunos miembros del gabinete, pero esperemos qué va a pasar, ya sabemos cuáles son los temas de los cuales la población está pendiente y nosotros como Iglesia estaremos atentos y vigilantes”, concluyó.
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