“Un acontecimiento tan importante, tan buscado, tan trabajado, un parteaguas para comenzar una nueva etapa”. Así ve Mauricio López la reunión en la que se ha lanzado la Red Eclesial del Gran Chaco y el Acuífero Guaraní (REGCHAG), “la presentación de esto que es una realidad en construcción”, y que define como “una gran noticia para la Iglesia, para el Reino y para este territorio”.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar
Citando las palabras de Antonio Machado, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”, el director del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral (CEPRAP), del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), ha querido “honrar la historia, traer a la memoria el camino hecho”, recordando el acercamiento llevado a cabo desde hace dos años y medio entre el CEPRAP y Mons. Macín y Mons. Edmundo Valenzuela, algo nacido del Sínodo para la Amazonía.
Desde ahí se ha referido al deseo del Papa Francisco de crear estas otras redes en los biomas importantes del Planeta, “donde la vida clama, pero donde la vida también canta, pudieran tener acompañamiento y esta experiencia de un modelo eclesial naciente, de estas redes territoriales que ciertamente comenzaron con la Red Eclesial Panamazónica”, de la que recordaba su proceso de fundación.
Los sueños de Querida Amazonía conductores de la red naciente
Un camino que condujo al Sínodo amazónico con los cuatro sueños del Papa, según Mauricio, que ha animado a miembros de esta red a que sean “los sueños que dirijan todo el proceso de esta nuestra red naciente”. En ese sentido, recordó lo vivido junto con muchos de los miembros de esta red en el proceso previo al Sínodo para la Amazonía, momento en el que “ya estaba este proceso vivo y en movimiento”.
Desde el llamado del CEPRAP, “que tiene la vocación de acompañar, propiciar, animar procesos, con un enfoque claramente orientado a estas redes territoriales”, ve esta realidad como “el surgimiento de un nuevo sujeto eclesial en la Iglesia, desde las territorialidades, los biomas, en opción clara desde la Laudato Si, que es reforma socioambiental, la conversión ecológica, pero también desde la Evangelii Gaudium para un reforma o conversión pastoral que han venido animando”.
Llamados a caminar como red
Un camino recorrido junto a diversos actores, que comenzó con una pregunta muy simple: “¿Nos sentimos llamados en esta coyuntura de Iglesia a caminar como red, a retomar un camino que se había hecho de forma incipiente unos años atrás y que había quedado como unas inquietudes, pero quizá se había quedado más reducido a una sola temática?”. Una inquietud que tuvo como respuesta un sí contundente y fue buscando la concepción territorial desde la cual se quería caminar, recordó el director del CEPRAP.
“Desde un discernimiento profundo se estableció que sería una visión de un macrobioma del Gran Chaco y el Acuífero Guaraní, ambos, no separados”, recordó Mauricio. Dejando de lado la tesis de tener dos redes separadas, “la noción de integralidad que ambos biomas representan en la vida y en la conexión con la vida, y en las amenazas, llevaron a una decisión comunitaria, discernida de tener una visión integral”, afirmó. Algo que fue creando, con el impulso del Celam, y la ayuda de la CLAR y Caritas América Latina, “un entramado de articulación con quienes están en el territorio”.
Importancia de la coordinación
A ello ayudó la experiencia de las iglesias de frontera, destacando como muy importante “el ejercicio comunitario de tener una comisión animadora, de coordinación”, así como el hecho de “encomendarle a Mons. Macín este rol de acompañamiento de este proceso, y desde el Celam, donde hemos también dispuesto un acompañamiento permanente, operativo, incluso con un secretariado interino, que esperamos que también luego pueda definir un secretariado permanente desde el territorio”, afirmó Mauricio.
El director del CEPRAP destacó que “conforme se fue configurando el camino de la red, se estableció la necesidad de hacer una lectura profunda del territorio, de hacer un diagnóstico de la realidad, de intercambiar también las perspectivas para establecer los ejes de trabajo”, lo que ha desembocado en querer hacer una fundación formal de la red. En sus palabras ha recordado que, desde Brasil, aunque se ha acompañado el proceso, se necesita otro ritmo y otro tiempo para su realidad, “algo que nos expresa que estas son redes que se construyen desde la realidad, desde las necesidades, pero también hay una necesidad explícita de seguir avanzando, de responder a las urgencias de los gritos de la realidad”, aunque siempre será posible la reconexión posterior por parte de Brasil.
Responder a los signos de los tiempos
“Estamos ante la irrupción de un nuevo sujeto eclesiológico en la Iglesia, hermanado con las otras redes del mundo”, ha destacado Mauricio, lo que “va configurando una riqueza profunda de la apertura de la Iglesia a responder a los signos de los tiempos, de vivir su misión de anuncio, pero también de denuncia en clave de territorios”.
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El director del CEPRAP ha hecho ver que comparten la profunda esperanza, desde el Celam y desde el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, y que cuenten con este apoyo, llamando a “un discernimiento profundo para establecer a donde los llama Dios, las llama Dios, a responder los próximos cinco años y necesariamente definir los aspectos esenciales de la identidad, los modos organizativos que les permitan servir mucho más, cada vez al proyecto de Reino, pero siempre permaneciendo abiertos, sinodales y en permanente discermiento”.
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