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Con un Mensaje al Pueblo de Dios, al mediodía de hoy 19 de abril se dio por terminado este encuentro nacional de los obispos argentinos que se realizó en la Casa “El Cenáculo-La Montonera” ubicada en la localidad bonaerense de Pilar desde el lunes 15 de abril.

Enmarcado entre la alegría y la esperanza, el mensaje denuncia la grave situación por la que atraviesan la Argentina y los argentinos:

“Hay muchas situaciones que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana, como, por ejemplo: avanza la pandemia silenciosa del narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la justicia y del mundo empresarial; a muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos porque la jubilación no alcanza; cierran comedores comunitarios por falta de asistencia y muchos vecinos se quedan sin la posibilidad de esa comida en el día; se ataca la vida inocente que no ha nacido, y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación; asistimos a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos; también familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos; hermanos que pierden su trabajo, que sienten que su vida está de sobra, y que no pueden poner el hombro en la construcción de la Patria”.

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Citando a san Alberto Hurtado y a san Pablo

Y continúa el texto:

“Retomando la frase de San Alberto Hurtado, también es hora de alegrar las vidas de tantos hermanos que la están pasando muy mal.

”La alegría cristiana no es euforia, no es éxito, no es placer, no es un optimismo ingenuo, ni estar siempre bien. La verdadera alegría tiene que ver con el sentido de la vida, con la experiencia de tener un horizonte.

”En el actual contexto económico y social argentino es fundamental sostenernos en esa alegría, una alegría profunda y duradera, la que nace del encuentro con el Señor. Es una alegría que nos libera de la desesperanza y del desaliento, evitando transformarnos en profetas de calamidades que sólo desparraman pánico y angustia. (…)

”San Pablo nos exhorta: ‘Sean alegres en la esperanza’ (Rom 12, 12). La alegría y la esperanza van inseparablemente unidas. Pidamos el don de la esperanza que nos sostiene en tiempos difíciles y a la vez nos anima hacia adelante sin bajar los brazos, tomados de la mano de los más vulnerables con los que vamos haciendo camino para, entre todos, construir la Patria de fraternidad que anhelamos y por la que tantos dieron su vida.

”Que la Virgen María, que sigue al pie de las cruces de tantos hermanos, nos conceda la fortaleza, la solidaridad, el compromiso y la alegría que necesitamos para seguir esperando contra toda esperanza”.

¿Se puede hablar de alegría en la Argentina de hoy con los problemas que tenemos?

Esta pregunta se formuló el secretario general de la CEA, monseñor Alberto Bochatey, en un mensaje que dejó con formato de video y texto y en el que también describió el clima en el cual se desarrollaron las conversaciones durante esta semana de asamblea:

“Hemos vivido en un clima realmente fraterno y sinodal, hemos hecho camino sinodal, hemos hecho esa llamada que nos hace el Papa Francisco a toda la Iglesia Universal de sentarnos a encontrarnos, a tratar de descubrir, incluso en temas tan difíciles como la tóxico dependencia, todo lo que tiene que ver con el narcotráfico; el lenguaje nuevo de los nuevos medios virtuales en los cuales tenemos que introducirnos y estar juntos”.

Y respondió a la pregunta del inicio: “Sí, porque Cristo ha resucitado, Cristo nos convoca, a él queremos amar y a él queremos anunciar, predicar, no equivocarnos que el torbellino de las cosas cotidianas no nos hagan olvidar lo esencial, lo más profundo del corazón que es el amor de Dios a cada uno de nosotros. Como le gusta decir al Papa Francisco ´A todos, todos, todos´, más allá de las circunstancias especiales”.

También puntualizó que es bueno “poder reflexionar sobre problemas operativos que tenemos como Iglesia en los tiempos actuales”.

La próxima Asamblea Plenaria del episcopado argentino se realizará en el mes de noviembre de este año y será de carácter electivo. Se renovará la Comisión Ejecutiva —presidente y dos vicepresidentes, menos su secretario general que permanecerá por un trienio más— y las autoridades de las siguientes comisiones:

• Pastoral Social
• Misiones
• Ministerios
• Comunicación
• Fe y Cultura
• Cáritas
• Pastoral Carcelaria
• Educación
• Pastoral Universitaria

Con informaciones de la Conferencia Episcopal Argentina.

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