Delinear brevemente el trabajo pastoral y la concepción de Iglesia como pueblo de Dios en comunión sinodal en el marco del proceso sinodal del Sínodo 2021-2024 ha sido el propósito de Mons. Miguel Cabrejos en la homilía de la Misa de Apertura de la Asamblea Sinodal del Cono Sur que reúne en Brasilia a casi 200 representantes de los cinco países de esta región: Argentina, Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay.
Pueblo de Dios peregrino y evangelizador en la historia
Una Iglesia que el presidente del Celam identificó con la luna, que “recibe y transmite la luz del sol que es Cristo, el Hijo del Padre, uno de los miembros de la Trinidad que se hizo hombre por nuestra salvación y que glorificado por el Padre nos envía el Espíritu para animar el camino de la Iglesia, pueblo de Dios peregrino y evangelizador en la historia”.
Su presidente, teniendo en cuenta la teología de la sinodalidad y sus implicancias, proponía el Celam “como instrumento de comunión sinodal y como signo profético en la Iglesia Latinoamericana”. Para el arzobispo de Trujillo la sinodalidad “es un desarrollo renovado de las potencialidades de la Eclesiología Conciliar, y que el Papa Francisco le da un énfasis en su expresión ‘Santo Pueblo fiel de Dios’, tomada de la Constitución Lumen Gentium, cuando habla de la Iglesia como pueblo profético”.
El prelado peruano recordaba que en Evangelii Gaudium, el Papa Francisco “nos presenta la teología de un pueblo de Dios en camino, en salida misionera”. Una idea presente en los discursos pontificios, donde aparece que “la sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia” y que “la Iglesia debe verse como una pirámide invertida”, lo que según Mons. Cabrejos “nos hace pensar en cómo se está transformando hoy la teología católica y la sinodalidad”.
Pueblo de Dios sujeto de la comunión sinodal
Un modo de ser Iglesia sinodal cuyo fundamento doctrinal lo encontramos en la constitución apostólica Episcopalis communio. En esa misma perspectiva, la Comisión Teológica presenta la Sinodalidad “como el específico modo de vivir y de obrar del pueblo de Dios peregrino, la sinodalidad tiene que ver con la peregrinación histórica del Pueblo de Dios, porque el pueblo de Dios es histórico y escatológico, al ser histórico es peregrino y al ser peregrino es evangelizador”, destacó el presidente del Celam.
El prelado insistió en que “el pueblo de Dios es el sujeto de la Evangelización y de la comunión sinodal en la historia. Por eso, no se pueden separar, sinodalidad, comunión y pueblo de Dios. Así, el pueblo de Dios es el sujeto de la comunión sinodal en la historia”. Junto con ello destacó que “la Iglesia por su propia naturaleza es misionera; y por ser histórica, peregrina y misionera, es sinodal; es decir, es el pueblo de Dios en camino, que tiene como meta el Reino que viene a nosotros como Don de Dios y es también fruto de nuestro servicio evangelizador en la historia”.
Desde ahí insistió en que “no se trata de una nueva ingeniería institucional de la Iglesia”, sino que estamos ante “una forma de decir lo que es la Iglesia, en su marcha evangelizadora en la historia, guiada por el Espíritu hacia el pueblo de Dios, sujeto de la comunión sinodal”. Recordando la propuesta del Papa Francisco que ve la Iglesia como una pirámide invertida, que quiere mostrar “el lugar del ministerio apostólico al servicio del pueblo de Dios”, eso define “al pueblo Dios, al colegio episcopal y al sucesor de Pedro, con su específico ministerio de unidad”.
El Celam un signo e instrumento de comunión colegial
Para el presidente del Celam, la dimensión sinodal expresa “el carácter de sujeto activo de todos los bautizados; y al mismo tiempo el rol específico del ministerio episcopal en comunión colegial y jerárquica con el Obispo de Roma”. Una relación entre todos los miembros del pueblo de Dios, algunos Obispos vinculados en la comunión eclesial y uno, el Obispo de Roma, principio y fundamento de la comunión en la Iglesia y en el episcopado. Algo basado en la comunión, resaltando que “el concepto de sinodalidad es más amplio que el de colegialidad, porque incluye la participación de todos en la Iglesia y de todas las Iglesias”.
En palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, “la sinodalidad toma a todo el Pueblo de Dios y a todos en el Pueblo de Dios. En ese marco el ministerio apostólico de carácter sacramental y colegial sirve a la comunión de todo el pueblo de Dios y a su misión evangelizadora”. Algo que le lleva a decir que “en una equilibrada eclesiología católica, no existe colegialidad sin sinodalidad, ni sinodalidad sin colegialidad”, pues se enriquecen recíprocamente, hasta el punto de que “incidir sobre la sinodalidad de todos no es debilitar ni oscurecer la colegialidad episcopal”.
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Algo vivido a lo largo de su historia por el Celam, que nació “como un signo e instrumento de comunión colegial, que siempre ha estado al servicio del Pueblo de Dios en América Latina y el Caribe”. A partir de esa historia, el Celam “hoy se redimensiona o redefine como un organismo al servicio de la colegialidad episcopal y escuela de sinodalidad en todo el Pueblo de Dios”, resalto Mons. Miguel Cabrejos.
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