El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño se prepara para iniciar su 39ª Asamblea General Ordinaria. Del 15 al 20 de mayo la mirada de la Iglesia continental estará dirigida hacia Puerto Rico. Los preparativos avanzan para acoger a los asistentes que cumplirán con una agenda variada y determinante si pensamos en el futuro inmediato del organismo y los procesos iniciados durante los últimos cuatro años.
Al respecto Mons. Jorge Lozano, secretario general del Celam, recuerda que para muchos organismos y en particular para el Celam, una asamblea es un momento para hacer un alto en el camino. Se trata de mirar el recorrido hecho, teniendo en cuenta que estos cuatro años han sido de experiencias con muchos frutos. “Un camino de renovación y reestructuración, un camino que nos permite una estructura más ágil que nos impulsa a la misión,” indica.
Agradecer, analizar y proyectar
Refiriéndose a la importancia de la 39ª Asamblea General Ordinaria del Celam, el prelado afirma que por un lado, está la responsabilidad de mirar el camino recorrido, lo que se logró; teniendo en cuenta que hubo un mandato en 2019 que fue asumido por esta vigencia y se hizo real en la implementación del proceso de renovación y reestructuración, la redacción de los nuevos estatutos que expresan esta visión de hacer un Celam más ágil, en una dinámica misionera y el cambio de mentalidad que implicó la realización de la Asamblea Eclesial y la participación sinodal, en un marco histórico en el cual, asegura, el Papa Francisco los anima y acompaña.
Para Mons. Lozano la 39ª Asamblea General Ordinaria es un tiempo para dar gracias a Dios y discernir frente a los desafíos que tienen por delante asumiendo compromisos nuevos y ofreciendo a quienes resulten elegidos una ruta a seguir para que los demás integrantes del Celam sigan apostando por la experiencia de caminar juntos.
“Miramos hacia atrás y damos gracias a Dios, también revisamos lo que nos quedó pendiente, lo que no hicimos bien; también es un momento para mirar hacia adelante donde juntos con las Conferencias Episcopales de América latina y el Caribe, podamos ver hacia donde nos proyectamos en los próximos cuatro años, cuáles son esas líneas de acción que la iglesia está esperando de nuestro continente, en que aspectos podemos crecer en el servicio a la misión a la evangelización y sin duda en esta etapa sinodal a la cual el Papa Francisco nos convoca,” explica.
Claves para alcanzar objetivos
Refiriéndose a los aspectos claves para lograr los objetivos de los procesos liderados desde la Secretaría General, el obispo argentino destaca “el contar con un equipo de trabajo muy importante de hombres y mujeres con mucha capacidad y gran generosidad de corazón que han podido congeniar su capacidad profesional, entrega generosa y el compromiso con el camino que se está realizando”.
Además de vivir un tiempo muy favorable porque en su opinión es el Papa quien dispone los ánimos no solo de quienes trabajan en el Celam, sino de quienes están en las Conferencias Episcopales y en las distintas experiencias pastorales. “Él dispone los ánimos a la alegría de la fe y la búsqueda de audacia y caminos nuevos,” afirma sin desconocer que esos llamados a la audacia no siempre son acogidos con total entusiasmo.
“A veces somos un poco tímidos o nos cuesta cambiar o tenemos inseguridades y ahí el Papa nos alienta permanentemente para confiar en que esto es una obra del Espíritu Santo y debemos dejarnos impulsar por su fuerza,” agrega.
Renovarse, reestructurarse
Durante los últimos cuatro años el Celam ha vivido un proceso de renovación y reestructuración que se ha sentido en todos los aspectos. Un trabajo intenso afirma Mons. Jorge Lozano frente al que “todavía nos falta asentar la estructura y los vínculos internos entre los centros pastorales”. Esto considera debe ser un trabajo para la próxima vigencia porque “aún nos falta entender la dimensión suficiente de lo que implica el cambio, de lo que nos exige, para lograr la transversalidad en las tareas y a su vez acoger los espacios pastorales que no han sido incorporados en la nueva estructura”, por lo que el discernimiento debe seguir para afianzar los logros obtenidos.
Teniendo en cuenta que la 39ª Asamblea es de carácter electivo serán vitales el diálogo y el discernimiento para que la nueva presidencia sea expresión de representatividad de las diferentes regiones y asuma los mandatos de la asamblea así como la tareas que les sean encomendadas. “La continuidad está en que el sujeto sigue siendo el mismo: la Iglesia latinoamericana más allá de quienes sirvan a ella,” advierte.
Los desafíos
Tras su paso por la Secretaría general del Celam Mons. Jorge Lozano plantea dentro de los desafíos más apremiantes para la Iglesia en América Latina y el Caribe la renovación del impulso misionero. “Aparecida nos dejo un compromiso frente a la misión continental que todavía no ha sido llevada adelante de una manera completa. Si bien si hay experiencias misioneras muy lindas en distintos lugares del continente, aún nos hace falta tener el perfil de una Iglesia misionera,” insiste.
Además porque otro de los elementos que debemos tener en cuenta es que si bien somos una iglesia joven, también “somos una Iglesia en capacidad de dar más, así como otros han asumido el compromiso misionero y han venido a traer el Evangelio a esta tierra, nosotros también tenemos que asumir el compromiso no solo de misionar y evangelizar en nuestros barrios y diócesis, sino de tener el corazón puesto en la misión Ad gentes”. Se trata de ver como desde nuestra propia experiencia y camino evangelizador podemos transmitir la alegría de la fe a otros continentes.
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Un corazón agradecido
Mons. Jorge Lozano asumió la secretaría general del Celam tras el nombramiento de Mons. Juan Carlos Cárdenas como obispo de Pasto en Colombia, al hablar sobre lo que ha significado este tiempo en su camino de consagración a Dios y la Iglesia, destaca la experiencia de percibir la vida de la Iglesia en todos los paises y como esto se vincula a la Iglesia universal, tanto en las Conferencias Episcopales como en el Vaticano.
“Lo viví con mucha alegría. Amo al Celam. Yo tengo 68 años de edad, nací el mismo año en que nació el Celam así que mi formación en la fe, mi inserción eclesial, mi tarea pastoral como laico, seminarista, sacerdote, siempre ha estado marcada por el Consejo Episcopal Latinoamericano y he colaborado ya en dos periodos entre el 2003 y el 2011. Cuando me han llamado a colaborar en este momento, reconociendo que ya tenía una edad mayor a la esperada para un secretario general lo asumí con mucha alegría y entusiasmo y por ello tengo un corazón agradecido».
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