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Mons. Ojea: “Nuestra fe no es una técnica del bienestar espiritual que nos tranquilice la conciencia”

En un día en que las estacas han sido el referente de la reflexión de los participantes de la Asamblea Sinodal del Cono Sur, que se celebra en Brasilia de 6 a 10 de marzo, con la presencia de casi 200 representantes de los cinco países que forman parte de la región, Mons. Oscar Ojea ha destacado “este hermoso trabajo interior que estamos haciendo juntos”.

 

Las estacas representan nuestra fe

Lo ha hecho en la homilía de la misa, donde ha reflexionado sobre el “ensanchar la tienda, estirar los vientos, las cuerdas, que nos ayudan a la unidad”. En ese sentido, “las estacas tienen que hundirse en la tierra, de un modo firme, adaptándose a cualquier tipo de tierra, porque la tierra que nos cobija es móvil, somos peregrinos, pero necesitamos firmes las estacas, en cualquier terreno. Las estacas representan nuestra fe, ese don maravilloso del Espíritu que sostiene toda vida”.

Citando el salmo primero, presente en la Liturgia de la Palabra del día, recordó al hombre que confía en el Señor, “porque ha puesto sus raíces junto al agua, entonces va a dar fruto”. Haciendo memoria del Día de la Mujer, señaló que “generalmente a la mayoría de nosotros, la fe nos llegó por una mujer”.

Invitando a pensar en la fe, Mons. Ojea recordó las palabras del Papa Benedicto en el discurso de apertura de la Conferencia de Aparecida, cuando preguntó: “¿Qué te da la fe?”, diciendo que “la fe te da una familia, la fe te libera del aislamiento del yo y te conduce a la comunión”. En palabras del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, “todo encuentro con el Señor, te conduce al encuentro con el hermano”, insistiendo en que “la fe es un acto de responsabilidad frente a los demás, frente al prójimo. Por eso mismo, la opción por los pobres está implícita en la fe cristológica”, recordando las palabras del Papa Benedicto XVI.

 

La fe no es una técnica del bienestar espiritual

Nuestra fe no es una evasión de la realidad, nuestra fe no es un pietismo individualista, ni una técnica del bienestar espiritual que nos tranquilice la conciencia, que nos deje en paz”, enfatizó el Obispo de San Isidro. Haciendo ver que hay muchas ofertas, dijo que por el otro lado, “la fe no es una ONG que se encarga de diferentes servicios sociales”, insistiendo en que “la fe es el encuentro profundo con el Señor y al mismo tiempo con mi familia, sea donde sea, en el terreno que sea”.

Recordando la figura de Lázaro al que el rico veía todos los días, pertenecía a su Tienda, “sin embargo era invisible para él”. Desde ahí denunció aquello que en la cultura actual hace “que los hermanos nos resulten invisibles. La sociedad de consumo tiene tantos modos de engañarnos”. Mons. Oscar Ojea afirmó que uno está condenado por el lugar en que nace, que los pobres estando condenados a no tener la misma dignidad y los mismos derechos, considerando inútil todo lo que haga, “un pensamiento que busca adormecerme la conciencia y hacer que no exista lo que tengo delante de mí todos los días”.

Lo más terrible de todo esto, según el prelado argentino, “es que Lázaro tiene nombre, Lázaro significa Dios ayuda”, y frente a eso “el rico no tiene nombre, no tiene identidad, no es nadie, todo lo que es, es lo que tiene, todo lo que es, es lo que hace, todo lo que es, es pura soberbia, pura vanidad, pura nada”. Ante eso afirmó que “hundir la estaca de la fe significa pedirle al Señor que abra nuestros ojos, que no los deje cerrar, que no los deje adormecer, en un mundo que nos engaña constantemente en este aspecto, en un mundo que nos hace mirar para otro lado, un mundo donde no hay lugar para muchos en la Tienda”.

 

Estar al lado de los pobres

Ante eso, señaló que “es la Iglesia la que tiene que tener ese lugar, estar al lado de los pobres”. Y eso porque “seguimos a un Jesús que vivió pobre y murió pobre, y nació pobre en un pesebre. Seguimos a un Jesús que pasó haciendo el bien y que durante toda su vida fue misericordia, compasión”, recordando las palabras del Papa Francisco: “quiero una Iglesia pobre, para los pobres, esos tienen mucho que enseñarnos”. Eso poque “todos tenemos la necesidad de dejarnos evangelizar por ellos y de reconocer la fuerza salvífica de sus vidas. Por eso debemos colocarlos en el centro del camino de la Iglesia”.

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Mons. Ojea llamó a cumplir los textos del Magisterio social del Papa Francisco, afirmando que “en esta etapa sinodal, en este camino que se abre maravilloso, en esta experiencia que estamos realizando juntos, pensemos en todo lo que tenemos que aprender”. Fijando la estaca firme de esa fe que nos legaron, “que yo pueda abrir los ojos, no dejarme enceguecer, no dejarme dormir, porque es muy fácil entrar en trampas”. Desde ahí invitó a pedir al Señor que “la sinodalidad no ayude a seguir dando espacios a aquellos que tienen que tener el lugar central en la Tienda y de los cuales tenemos mucho que aprender”.

 

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