El 12 de diciembre se iniciará la Novena Intercontinental Guadalupana durante la tradicional misa de las Rosas en la Basílica de Guadalupe. Un itinerario espiritual de nueve años que busca motivar a los creyentes para vivir con la suficiente preparación la celebración de los 500 años del Acontecimiento Guadalupano y para el que se espera una mención especial por parte del Papa Francisco durante la Celebración Eucarística que con motivo de su fiesta se realizará en el Vaticano.
La Novena Intercontinental Guadalupana hace parte del Plan Global de Pastoral de la Iglesia mexicana y por iniciativa de la Conferencia del Episcopado, busca conmemorar este acontecimiento de vital importancia para la Iglesia local y continental marcando de alguna forma la agenda de actividades previstas hacia la celebración del jubileo por los 2.000 años de la Redención.
Es una invitación a redescubrir el profundo significado de la presencia de Jesucristo a través de la Virgen de Guadalupe, mucho más en el momento de conflicto social que vive México y el mundo.
El duelo de millones de familias, tras el paso de la pandemia, las diversas expresiones de violencia que nos aquejan, la desigualdad, el clamor de los pobres y la tierra; constituyen suficientes razones para volver la mirada a Dios a través de su Madre en esta advocación tan significativa para América Latina y el Caribe.
Igualmente busca reivindicar la actualidad del mensaje de la Virgen de Guadalupe en su diálogo con San Juan Diego, en un tiempo en que la Iglesia trabaja para hacer más evidente su valoración de la presencia profética de la mujer, considerando el necesario protagonismo laical, afianzando la opción por los pobres, y asumiendo la sinodalidad como dimensión dinámica de la comunión; para hacer de nuestras familias, países y todo el continente, esa «Casita Sagrada» en la que pueda anunciarse la fe con libertad dando cumplimiento al anhelo de la Virgen en sus apariciones en el cerro del Tepeyac. Así lo comenta Monseñor Rogelio Cabrera, presidente del Episcopado mexicano y del Comité de Asuntos Económicos del Celam.
Disponer el corazón
¿Cómo surgió la idea de realizar la novena Intercontinental Guadalupana?
El Celam y la Conferencia Episcopal han puesto su proyecto pastoral fijándose en dos fechas significativas, el año 2031, acontecimiento guadalupano y el año 2033, el segundo milenio de la redención.
Ahora, estamos a nueve años del 2031 y así como hacemos novenas de días cuando celebramos una fiesta espiritual, así mismo queremos hacerlo con un novenario de años a través de un proyecto de evangelización que nos una como Iglesia; aprovechando también dos acontecimientos eclesiales de gran importancia, el Sínodo y la cercanía del año 2025 en el que se celebrará el jubileo del nacimiento de Cristo. Todo esto sin duda puede unirnos a México a América Latina y al mundo entero, por eso hablamos de un evento continental, porque gracias al estilo de la Virgen María, su influencia ha llegado a todos los continentes.
Imagínense en el año 2033 celebraremos, dos mil años que Cristo murió, resucitó, ascendió a los cielos; vamos a celebrar los dos mil años de Pentecostés, de la Eucaristía, el sacerdocio, dos mil años de la penitencia. Es un cúmulo de bondades que Cristo ha regalado a la humanidad y en el 2033 celebraremos ese segundo milenio, entonces queremos enlazar dos acontecimientos porque donde está Cristo, está María.
Crecimiento humano y espiritual
Más allá del acto de piedad popular que representa en el imaginario colectivo hacer una novena… ¿Cuál es la trascendencia de esta propuesta espiritual?
Se trata de nueve años para preparar la gran fiesta del amor, del amor de Cristo a la humanidad, a México, América Latina y al mundo entero.
La Virgen María es portadora de Cristo, portadora de su amor, un rostro que ella también hizo suyo y por eso la queremos tanto, porque siempre nos mira con compasión a través de un hombre sencillo como fue San Juan Diego que trató de mirar en él a todos los rostros humanos del mundo; especialmente en nuestra América Latina y el Caribe.
Por eso, es un acontecimiento de gracia que implica gratitud a Dios y también admiración, porque un milagro de esta naturaleza es para admirarse y sobre todo para cambiar. Cuando uno mira a la Virgen María, como debe ser vista, uno también cambia y queremos que sea un jubileo que abarque todas las dimensiones de cada persona, cada sociedad; que haya un crecimiento humano, espiritual, cultural, social, ecológico, quisiéramos darle todo a María porque ella nos ha dado todo en Jesucristo, nuestro Señor.
El valor de la diferencia
¿Cómo se relaciona la figura de la Virgen de Guadalupe y la experiencia de la interculturalidad en México?
Cristo fue el primero que nos enseñó como se asume la humanidad, como se acepta a cada ser humano con todo lo que es su cultura. Cristo se encarnó en la Virgen María vivió en la cultura de Israel, se hizo un auténtico judío, pero al asumir esa naturaleza humana y al mismo tiempo propia y local, hizo de su presencia algo universal.
Lo propio no riñe con lo universal, cuanto más vives lo que eres, más grande te haces, más universal te haces y la Virgen María quiso hacerse al estilo de los mexicanos de este tiempo, para enseñarnos que cuando se asume con amor, se asume la totalidad de la persona y ella se identificó con San Juan Diego; podría decirse que ella se hizo espejo de San Juan Diego y él espejo de la Virgen María, la madre y el hijo se identifican y la Virgen de Guadalupe quiso parecerse a todos nosotros los seres humanos, a todos los de América Latina y el Caribe y del mundo entero.
Desarmar el corazón
¿Cómo retomar el mensaje de la Virgen de Guadalupe ante los problemas sociales de hoy?
El desafío más grande que tenemos hoy es recuperar las relaciones humanas interpersonales, que estén llenas de afecto, comprensión y misericordia. Hoy necesitamos crecer en una dinámica de caridad, de amor y cercanía; y en santa María de Guadalupe aprendemos que lo más importante es la ternura y la comprensión.
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Semilla del cristianismo
Se habla de una novena intercontinental en este sentido ¿Cuál es el mensaje para las Conferencias Episcopales de América Latina, al presentar esta iniciativa?
Quiero hacerlo como obispo mexicano y parte del Celam. Se trata de invitarlos a que hagamos juntos este festejo porque más allá de lo mexicano que es la Virgen de Guadalupe, ella es universal, ella hace presente el amor, porque no existe acontecimiento más grande que el amor de una mamá por sus hijos. Quiero invitar a todas las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe a que juntos celebremos a nuestra mamá, porque este acontecimiento fue la semilla del cristianismo para América Latina y el Caribe.
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