El crimen de Brumadinho completa tres años y medio, y ante esto, Monseñor Vicente Ferreira, Obispo Auxiliar de Belo Horizonte, denuncia una vez más «que las estrategias de reparación continúan violando territorios, grupos y personas en nombre del lucro, como si todo, amablemente y con mucho dinero, se hubiera hecho para el retorno de un equilibrio socio-ambiental».
Un sistema que viola la vida
El texto denuncia el sufrimiento, «un trauma causado por un sistema que viola la vida en nombre de la acumulación de riqueza«, pero también quiere mostrar que «en el drama de un largo luto, aparecen rayos de esperanza», nacidos de la resistencia. En primer lugar, denuncia el sufrimiento psíquico que provoca «el debilitamiento de las relaciones interpersonales, que compromete las interacciones en el trabajo y en la vida social en general».
Según el obispo, «el sufrimiento psíquico del ser humano, por lo tanto, está relacionado con la experiencia de impotencia, con la inseguridad en relación con nuestros vínculos afectivos», algo que en Brumadinho se hace realidad en el hecho de «saber que la tragedia podría haberse evitado. Que se produjo por negligencia y que no se tomaron medidas ante riesgos bien conocidos«.
Una herida traumática
Monseñor Vicente Ferreira relaciona la tragedia de Brumadinho con «tres ecologías: la natural, la humana y la social». Considera lo ocurrido en Brumadinho como «una herida traumática«, que «impuso violentamente el dolor de la separación amorosa», e hizo que «la población se sintiera desrespetada, herida, angustiada y triste. La experiencia de la muerte empobreció la vida cotidiana de la ciudad. La vida se volvió insípida e insustancial».
El texto analiza los «síntomas observados en Brumadinho y Región tras la ruptura de la presa de Córrego do Feijão», que tuvo consecuencias ecológicas: naturales, humanas y sociales, provocando «la alta demanda de consumo de alcohol/drogas, en el género masculino; y la excesiva demanda de medicamentos psicotrópicos benzodiacepínicos, como el Clonazepam y el Diazepam, en el género femenino», también el aumento de la prostitución y otros fenómenos relatados en el texto, en el ámbito de la salud física y mental.
Recuperar la capacidad de amar
El obispo auxiliar de Belo Horizonte ve en la gente de Brumadinho desamparo y profundo abandono. Ante esto habla del dilema de «recuperar la capacidad de amar. Amar a uno mismo y a los demás«. Propone «hacer de este desamparo una fuerza de agresividad exterior, en la búsqueda de la justicia, y no autoagresiva. La indignación debe convertirse en una fuerza vital de la fe y la política».
Por último, el texto analiza las consecuencias de la melancolía, que produce «un desánimo profundamente doloroso, y hace perder la capacidad de amarse a sí mismo y a los demás», junto con otras situaciones que el obispo pasa a relatar, como «la auto recriminación y los insultos autoinfligidos, como la burla, la ignominia y la gran deshonra». Del oprobio hasta el suicidio». Ante ello, propuso pasar «del duelo de cada uno a la lucha común», teniendo como base la Ecología Integral.
Le puede interesar: Los Obispos Chilenos proponen elementos de discernimiento ante la propuesta constitucional
En esta perspectiva, Monseñor Vicente Ferreira llama a «poner en jaque el alto poder destructivo causado por la minería-dependencia”, llegando a pedir la salida de la Vale S. A. Destaca la importancia de todo lo que hacen la Iglesia y los movimientos sociales, que considera signos de vida, que «son cielos nuevos y tierra nueva, donde habitará la justicia».
Brumadinho Sofrimento Psíquico
Recibe gratis por WhatsApp y Telegram las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3s8H18n
Estos son los 41 desafíos que deja la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe https://bit.ly/3ye5lcK
Post a comment