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Mons. Víctor Fernández: “Convertirse a Dios es cosa de todos los días”

¿Qué es la “conversión pastoral”?, ¿cómo comprender la “conversión pastoral” a la luz del Magisterio del Papa Francisco? Estas y otras interpelaciones fueron abordadas por Mons. Víctor Manuel Fernández en una conferencia virtual organizada por la Obras Misioneras Pontificias de Costa Rica, con motivo de los 10 años de la publicación de Evangelii Gaudium, la primera exhortación apostólica de Francisco, publicada el 24 de noviembre de 2013,  “sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual”.

En su intervención, el ahora Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe –nombrdo por el Papa el 1º de julio de 2023– comienza explicando que si bien la “conversión pastoral” fue un tema asumido en la Conferencia de Santo Domingo (1992), no tuvo mucha repercusión en su momento. Sin embargo, “en algún momento se reactivó y comenzaron a haber muchas publicaciones”.

Con todo, ha sido un tema que no siempre se ha asumido con el debido rigor ni se le ha dado la debida importancia, porque para muchos “algo pastoral es algo menos teológico, menos serio (…) cuando en realidad, entendiendo el sentido que le da el Papa Francisco, es lo más exigente que hay, porque supone un buen nivel teológico, una gran capacidad de observar e interpretar la cultura, habilidades técnicas, y una riqueza y una complejidad en la formación que no es fácil encontrar”, acota el prelado argentino.

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Dispuestos a la conversión

En seguida, Mons. Fernández aclara que hablar de conversión pastoral “supone que cada uno de nosotros –yo también– estemos dispuestos a una conversión, a escuchar el llamado de Dios a convertirnos”. De otro modo, “no tendría sentido reflexionar sobre este tema”, subraya, porque no vale la pena “quedarnos en un mero nivel de análisis académico, pero no tomarlo como un incentivo para la propia conversión”.

Hechas estas puntualizaciones, cinco son las claves propuestas por Mons. Víctor Fernández para comprender y poner en práctica la conversión pastoral:

  1. Conversión pastoral es convertirse a Dios. “Aunque digamos pastoral, si es conversión es convertirse a Dios en primer lugar”, asevera Mons. Fernández, evocando algunos textos bíblicos: “ustedes se convirtieron a Dios tras haber abandonado los ídolos” (1 Tes 1,9); “yo les he predicado que se vuelvan a Dios” (Hch 26,20). “Convertirse a Dios es cosa de todos los días”, agrega, “porque el bombardeo del mundo, de miles de mensajes, hace que Dios ocupe un lugarcito por ahí abajo, y en la práctica concreta, yo necesito cada día una conversión”.
  2. Conversión al Dios que se nos mostró en Cristo. Esta “conversión al Señor Jesús” implica “volverse, una vez más, su discípulo, el que lo escucha, el que lo sigue, el que lo busca día tras día”, porque separados de él, nada podemos hacer. Esta conversión a Cristo es una condición absoluta. “Y esta conversión es día tras día, tampoco podemos darla por supuesta nunca”.
  3. La conversión tiene un sentido comunitario. Al evocar las palabras del Evangelio: “busquen ante todo el Reino de Dios y todo lo demás vendrá solo” (Mt 6,33), Mons. Fernández afirma que “el Reino de Dios implica que Dios está reinando en la comunidad, y que se hace presente en la comunidad creyente”. Por eso, continúa “es inevitable que la conversión sea fraterna” al considerar el mandamento del amor: “esto es lo que yo les mando, que se amen unos a otros”. “Toda la ley se resume en este único precepto: amarás a tu próximo como a ti mismo”. “Entonces la conversión a Dios debe ser conversión al hermano”, y aquí se detiene para acentuar que por ello “el camino sinodal es, ante todo, un camino comunitario”.
  4. Conversión social. En continuidad con el sentido comunitario de la conversión, el prelado argentino sostiene que “la conversión en algún momento tiene que volverse una conversión social”. Para explicar el sentido de sus palabras ha recordado el ejemplo de Teresa de Calcuta: “la Madre Teresa de Calcuta siempre fue una monja fiel, piadosa, responsable”, y “hubo un momento en el que se encontró de una manera vibrante con el dolor y el abandono de la gente de la calle”, y “en estas personas reconoció a Cristo de forma existencial”. “Desde ese día su conversión a Dios se volvió más intensa, su conversión a Cristo adquirió una fuerza que no había tenido nunca en su vida. ¡Esa fue una conversión social!”, asegura, y ello le abrió a su dimensión social, “y no por eso fue menos una conversión a Dios”, más bien, “fue un encuentro mucho más intenso con Dios”.
  5. Conversión misionera. La conversión misionera sobre la que insiste el Papa Francisco, la ha retomado de Aparecida, donde “quedó claro que discipulado y misión son dos caras de una misma moneda”. Por ello la conversión pastoral torna “un corazón en salida, una comunidad en salida, una diócesis en salida”. ¿En salida hacia quién?, se pregunta Mons. Fernández, al plantear que “la novedad está en que estamos entendiendo misión como búsqueda de los que están lejos, de los que no están formando parte de la comunidad, de los que no conocen a Cristo, de aquellos que han enfriado su relación con Cristo y ya no lo reconocen día a día”. Así que “esta búsqueda del alejado es específicamente misionero”. Esto cambia la relación con Dios, con la comunidad. “Hoy conversión pastoral es conversión misionera, que es lo que va a destacar Francisco en Evangelii Gaudium”.

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¿Qué es la conversión pastoral?

A la luz de estos planteamientos, Mons. Fernández retoma la pregunta inicial: ¿Qué es la conversión pastoral? “Conversión pastoral se puede entender de varias maneras que son complementarias”, y comienza por afirmar que “la conversión pastoral es la conversión de un pastor”, entendiendo “pastor” en un sentido amplio: “un laico es un pastor, una madre de familia también tiene un pastoreo”, ejemplifica.

“Un pastor no necesariamente está convertido a Dios. Pudo haber convertido su tarea en un profesionalismo, en un cumplimiento, en un mantener los mínimos de actividad como para sentirse tranquilo consigo mismo”. Un pastor así, “necesita una conversión, un nuevo encuentro con Dios”.

Con todo, Mons. Fernández se detiene en un segundo sentido de lo que sería “conversión pastoral”, que es “la conversión del pastor motivado por su tarea apostólica”, en el encuentro con el Pueblo de Dios, sobre todo “cuando se siente interpelado por la fe del Pueblo de Dios”.

El tercer sentido de la conversión pastoral es, “convertirse a uno hacia una plena entrega en el servicio”, es haber sentido el llamado de Dios a dejar de lado la superficialidad, la entrega a medias, y entregarse de lleno al servicio apostólico.

“Aquí podemos retomar lo que dice el Papa Francisco: yo no tengo una misión, yo soy una misión”, añade el prelado argentino, de modo que “mi peor temor es frustrar esta misión que se me ha confiado”.

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Como un cuarto sentido, Mons. Fernández afirma que “conversión pastoral es convertirse a Cristo pastor”, es decir, aprender a contemplar a Cristo como pastor “que da la vida por su pueblo”, “que se mete en el corazón de su pueblo a fondo”, “que lo da todo por su pueblo en la cruz”, para asumir también esta actitud y tratar a los demás como los trataría Cristo pastor.

La conversión pastoral pasa también por el modo de relacionarse con los demás. “¿Cómo me relaciono con los otros?, ¿como un objeto que me sirve para conseguir algo, para obtener un reconocimiento, o me relaciono con los otros como se relacionaría Cristo pastor?”.

Un quinto sentido de lo que es la conversión pastoral tiene que ver con la conversión de las tareas y de las actividades, es decir, “lograr que las tareas y las actividades pastorales se vuelvan plenamente misioneras”. Se trata, por tanto, de “transformar el apostolado, la catequesis, la estructura de la parroquia, transformarlo todo para que se vuelva intensamente pastoral y misionero”.

Por último, “la conversión pastoral tiene un sentido comunitario”. Y esto tiene que ver con la conversión de una parroquia, por ejemplo, para que sea “eminentemente pastoral, misionera, apostólica”. Lo mismo podría decirse de una diócesis “que comienza a reformar su estructuras, sus costumbres, para volverla eminentemente misionera”.

Al final de su conferencia, Mons. Víctor Fernández recordó los orígenes de la expresión “conversión pastoral” en el Magisterio de San Pablo VI, sobre todo en su carta encíclica Ecclesiam suam (1964), “donde hace un llamado a la conversión de la Iglesia”, y en algunos textos del Concilio Vaticano II, como el decreto Unitatis redintegratio. También en el Documento de Santo Domingo se expresa que “la nueva evangelización exige conversión pastoral de la Iglesia”, y esta conversión “lo toca todo y a todos: en la conciencia y en la praxis personal y comunitaria, en las relaciones de igualdad y de autoridad; con estructuras y dinamismos que hagan presente cada vez con más claridad a la Iglesia, en cuanto signo eficaz, sacramento de salvación universal” (DSD, 29).

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