Cuatro niños muertos y al menos otros cuatro niños heridos es el resultado del ataque a la guardería Cantinho Bom Pastor, ocurrido a primera hora de este martes 5 de abril en Blumenau, en el estado brasileño de Santa Catarina, donde un hombre de 25 años, que después se entregó a la policía, saltó el muro de la guardería y armado con un hacha inició el ataque.
Violencia en las escuelas de Brasil
No es la primera vez que en los últimos años se producen hechos semejantes en Brasil. En el mismo estado de Santa Catarina, hace menos de dos años, en mayo de 2021, un ataque similar en una guardería por parte de un joven de 18 años provocó la muerte de tres niños y dos empleados. A finales del mes marzo, en São Paulo, un estudiante de 13 años atacó a varias personas con un cuchillo en una escuela pública, provocando la muerte de una profesora y tres profesores y un alumno resultaron heridos.
En mensaje en redes sociales el presidente Luiz Inácio Lula da Silva mostró su solidaridad con las víctimas y sus familiares: «No hay mayor dolor que el de una familia que pierde a sus hijos o nietos, más aún en un acto de violencia contra niños inocentes e indefensos. Mis sentimientos y oraciones a las familias de las víctimas y comunidad de Blumenau ante la monstruosidad ocurrida en la guardería Bom Pastor”.
Un duro golpe para nuestro corazón
La Iglesia católica se ha pronunciado a través del presidente de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, y del obispo local, Mons. Rafael Biernaski.
El presidente del episcopado ha comenzado su mensaje diciendo que “la mente humana, capaz de realizar maravillas, es también vulnerable, defectuosa y a menudo tentada por el mal”, señalando que “el asesinato de niños en una guardería de Blumenau (SC) es un duro golpe para nuestro corazón, que se une a la tristeza de las familias en duelo”.
Ante lo sucedido, el arzobispo de Belo Horizonte dice que “todos estamos llamados a reaccionar, intentando superar nuestras propias vulnerabilidades que conducen a enfermedades humano-espirituales”. Un hecho que tiene lugar el plena Semana Santa, ante lo que no duda en afirmar que “el asesinato de cuatro niños pone al descubierto el rostro de una civilización enferma”.
“En este tiempo de meditación y oración sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús, dedico oraciones a quienes se enfrentan al dolor de enterrar a sus hijos”, dijo Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, pidiendo “que Dios les conceda la fe en la resurrección, la esperanza de que un día todos se encontrarán en el Reino definitivo”.
Solidaridad del obispo local
Por su parte, el obispo de la Diócesis de Blumenau ha hecho pública “su solidaridad con las víctimas de la tragedia”. Mons. Rafael Biernaski, ha señalado que “nos solidarizamos con los profesores, padres, familiares y amigos que han sufrido semejante calvario”. Al mismo tiempo, ha expresado “nuestra gratitud a nuestros gobiernos y a los organismos de seguridad que tomaron inmediatamente las medidas necesarias para aliviar el dolor de tantas personas”.
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Movido pela fe ha expresado igualmente “nuestra certeza de que el Padre celestial ya ha acogido a estos niños, tan cruelmente asesinados, en su Reino de plena alegría”, invocando “la protección divina sobre todos nuestros niños y adolescentes y sobre las escuelas a las que asisten”.
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