Ante la beatificación del cardenal argentino Eduardo Pironio, conversamos para ADN Celam con monseñor Lizardo Estrada, secretario general del Celam y obispo auxiliar de Cusco (Perú), quien compartió unas reflexiones sobre la vida, la obra y el pensamiento del neobeato argentino.
“Sin duda, [Pironio] es un hijo muy querido del Padre. Modelo de sacerdote y obispo. Un hombre providencial para su época y cuyo magisterio continúa resonando en Argentina, en la Iglesia latinoamericana y caribeña y en la iglesia universal. Fue un pastor que dejó huella profunda en la Iglesia Latinoamericana y caribeña: fue secretario del Celam durante la histórica Conferencia General de Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968), que hizo posible la ‘recepción’ de Concilio Vaticano II a la realidad de nuestro continente. Más tarde fue elegido Presidente. Su magisterio y sus iniciativas pastorales sobre la vida consagrada (como Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica), pero también sobre los laicos y, particularmente, los jóvenes y los pobres, mantiene una extraordinaria y completa actualidad”, indicó monseñor Lizardo.
Una vida en viaje a la esperanza
Siguiendo el diálogo con Mons. Lizardo le preguntamos: En la vida de Pironio se destaca su permanente viaje a la esperanza, durante toda su vida predicó sobre ella. Citamos una frase suya y le pedimos a usted una reflexión.
“La esperanza exige fortaleza: para superar las dificultades, para asumir la Cruz con alegría, para conservar la paz y contagiarla, para ir serenos al martirio. Nunca ha sido virtud de los débiles o privilegio de los insensibles, ociosos o cobardes. La esperanza supone lo arduo, lo difícil, aunque posible (Santo Tomás). No existe esperanza de lo fácil o evidente. ‘Cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más, pues ¿cómo es posible esperar una cosa que se ve? En cambio, si esperamos lo que no vemos, lo esperamos con constancia’ (Rom. 8,24-25)”. (Meditaciones para tiempos difíciles, 1976)
La esperanza es el don más preciado que la Iglesia puede ofrecer a la sociedad, para enriquecerla. Anunciar la esperanza y vivir en ella es también un verdadero sacramento de la verdad de Cristo. Es afirmar que la vida ha vencido a la muerte. Es vivir una iglesia siempre Pascual. Quizá en aspectos como estos, del magisterio de Pironio, el Papa Francisco se ha inspirado al escribir Evangelii gaudium, la exhortación apostólica programática de su Pontificado. El cardenal Pironio fue, justamente, el relator del sínodo sobre la evangelización que precedió e inspiró la Evangelii nuntiandi, y bien sabemos el peso que ha tenido esta exhortación postsinodal en el magisterio de Francisco.
Anunciar a Cristo es una tarea llena de alegría, en medio de un mundo muchas veces herido. La esperanza que anuncia la Iglesia es también un camino liberador que solo se entiende desde el misterio pascual de Cristo. Este recrea totalmente al ser humano —como señala el propio Pironio en su magisterio— y lo libera de toda servidumbre derivada del pecado: el egoísmo, la ignorancia, el hambre, la miseria, la injusticia y la muerte.
¿Cómo pondera la gravitación del nuevo beato en la construcción del Celam?
Si bien históricamente la presencia de Pironio es posterior a la fundación del Celam, sin duda su persona se suma a la de sus grandes padres fundadores: el Card. Barros Cámara, de Brasil; Mons. Manuel Larraín, de Chile; dom Hélder Cámara, también de Brasil, y precursores como monseñor Sanabria, de Costa Rica, entre otros.
Pironio decía que el Celam es una respuesta evangélica de la Iglesia Latinoamericana a las profundas inquietudes y aspiraciones legítimas de sus pueblos. Advertía, sin embargo, que es necesario tener cuidado de “latinoamericanizar” demasiado la Iglesia y sentirnos un mundo aparte. “Si bien tenemos una cultura propia, ella encarna el indivisible mensaje del Señor en perfecta comunión con la Iglesia Universal”, guiada hoy por Francisco.
Otro aspecto importante es su insistencia en que el Evangelio tiene una dimensión humana irrenunciable y transformadora que ilumina y compromete para el cambio. De allí, decía, la proyección política en el sentido fundamental del bien común y de generosa asunción de las tareas temporales propias de una fe madura y comprometida de los cristianos. Esto es: una iglesia pascual, pobre, misionera y liberadora.
Usted está viajando a Argentina a participar de la ceremonia de beatificación. ¿Había estado ya en ese país?
Efectivamente, junto al presidente del Celam, dom Jaime Spengler, estaremos acompañando a la Iglesia argentina en esta fiesta de la fe. Vamos con mucha alegría a compartir con el Pueblo de Dios que peregrina en Argentina. Sin duda que el santuario de Luján es uno de los grandes santuarios de nuestra América Latina y Caribe.
Vamos también a rezar junto a la tumba del cardenal Pironio para pedir a Dios que su magisterio siga inspirando al Celam a caminar juntos como Pueblo de Dios para servir a todas las naciones de América Latina y el Caribe, en especial a los más pobres, vulnerables y descartados.
Es la segunda vez que estoy en Argentina, pero la primera vez que visitaré el Santuario de Luján. Pediré en mi oración por la Presidencia del Celam y por todos los obispos de América Latina y el Caribe, para que el beato Pironio interceda por nosotros para que seamos fieles servidores del Señor.
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CRONOGRAMA DE LA BEATIFICACIÓN DEL CARDENAL PIRONIO
Oración de las Vísperas
- viernes 15 diciembre, 20 hs
- en el interior del Santuario
Vigilia de Jóvenes
- viernes 15 diciembre de las 23 hs hasta las 5 hs
- Plaza de la Basílica
Conferencia de Prensa
- Museo Udaondo
- sábado 16 de diciembre, 9:45 hs
- tomarán contacto con la prensa: cardenal Vérgez, monseñor Oscar Ojea y el nuncio apostólico en Argentina, monseñor Adamczyk
Ceremonia beatificación
- sábado 16 diciembre, 11 hs
- preside: enviado papal, cardenal Francisco Vérgez Álzaga, quien fue secretario de Pironio desde 1975 a 1998
- Podrá seguirse en vivo por las redes sociales:
Misa Acción de Gracias por la Beatificación
- Domingo 17 diciembre, 11 hs
- En el interior del santuario
- Preside: cardenal Francisco Vérgez Álzaga
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