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Nuevo Secretario de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores: “Es fundamental hacer Red”

Monseñor Luis Manuel Alí Herrera, designado como secretario de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, asumirá a mediados de mayo su encargo en el Vaticano, donde ha dicho, espera extender el mandato de la institución, construir redes, trabajar en sinodalidad y aprender de la experiencia de los expertos de la comisión.

El prelado quien lidera la Oficina para la Cultura del Cuidado y la Oficina para el Buen Trato en el Episcopado colombiano, tendrá que dejar su cargo como obispo auxiliar de Bogotá y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia, luego que el pasado 15 de marzo se hiciera público su nombramiento.

El especialista licenciado en psicología, en entrevista con ADN Celam, habló de los detalles de su designación, sus expectativas, responsabilidades y compromiso para seguir acompañando desde el Vaticano los procesos que la Iglesia colombiana lidera como pionera a través de la oficina del Buen Trato.

Cumplir el mandato del Santo Padre

Al respecto de la función que asumirá como secretario, el prelado dijo que tiene presente el mandato que el Papa Francisco dirigió a los presidentes de las Conferencias Episcopales el 2 de febrero de 2015: “Las familias deben saber que la Iglesia no escatima esfuerzo alguno para proteger a sus hijos, y tienen el derecho de dirigirse a ella con plena confianza, porque es una casa segura” y esto ha dicho es uno de sus objetivos a cumplir.

En otro aspecto, recordó que la comisión pontificia ha vuelto a expresar «un profundo dolor y una solidaridad incondicional, ante todo, con las víctimas y los supervivientes de tantos crímenes innobles cometidos en la Iglesia», por esto, observó, que este organismo seguirá centrando su trabajo en este campo, que se verá reflejado luego en las líneas guía que se están elaborando para combatir los abusos, documento que  será presentado a los episcopados, congregaciones religiosas y asociaciones laicas.

Otra tarea prioritaria, según lo manifestó, es cumplir con el encargo del Santo Padre, en la elaboración de un informe en la rendición de cuentas, tanto de la Comisión pontificia, como de las acciones que la Iglesia universal está adelantando para la prevención y protección de los niños niñas y adolescentes.

Por último, expresó seguir caminando en el proyecto denominado “Memorare”, que consiste en motivar e implementar iniciativas de protección y prevención en la cultura del cuidado aplicadas en las Conferencias Episcopales y provincias de comunidades religiosas, experiencias que, según lo indicó, ya se han materializado en algunos países de África y de América Latina como: Uruguay y Panamá, y próximamente se implementará en Argentina y Paraguay.

 

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La experiencia en Colombia un referente

Al ser interrogado sobre el aporte que puede hacer la Iglesia colombiana, a partir la experiencia como pionera en los procesos de la búsqueda de “cero tolerancia” y más protección de niños, niñas, adolescentes y personas vulnerables, señaló que ya son dos años en los que esta Iglesia ha estado trabajado en la redacción de las nuevas líneas guías y en las líneas operativas.

“Creo que lo novedoso que puede aportar la Iglesia en Colombia es que esto no se quedó en el papel, sino que fuimos a dictar talleres a cada una de las regiones del país para sensibilizar en la base cómo se puede llegar a realizar lo que nos invita “Vos estis lux mundi”. Es decir, instaurar en cada una de las iglesias particulares y en las comunidades religiosas las oficinas de atención, recepción, denuncias, protocolos, prevención y acompañamiento a las víctimas”, aseguró.

Según el jerarca, la iglesia colombiana se ha esforzado por ir a cada una de estas provincias y regiones e insistir en abrir estas oficinas, pero también en hacer un seguimiento por medio de la oficina Nacional para la Cultura del Cuidado.

Grandes desafíos para la comisión

Monseñor Alí Herrera seguirá insistiendo en la centralidad de las víctimas sobrevivientes, para que «sean ellas también quienes aporten en la elaboración de políticas, protocolos, códigos de conductas y rutas de atención y prevención».

En un segundo punto, indicó que otro reto es lo cultural, “es decir ,saber que la Iglesia es universal, pero cada una de las culturas tiene matices, tiene expresiones muy diferentes que tienen que ser respetadas y valoradas, pero también evangelizadas, entonces me parece que esos puntos son fundamentales para tener presente en nuestra gestión”.

Un tercer aspecto, en el que enfatizó con urgencia, será generar redes para crecer en el mandato solicitado por el Santo Padre. “Es fundamental hacer Red porque solos no podemos (…) es necesario que estas temáticas tan complejas, tan difíciles pues las trabajemos siempre, no como el ‘llanero solitario’, sino como una iglesia que ayuda y colabora en cada una de sus instituciones y más allá de las fronteras”.

Insistió que, a la comisión sola le queda imposible avanzar, por ello la insistencia en la creación de hacer red. “Es necesario articular con tantas instituciones católicas que están haciendo tanto bien en esta materia”.

Expectativas frente al nuevo encargo

Del mismo modo, el prelado se refirió a las principales expectativas que pueda tener al asumir este nuevo encargo. Mencionó que una de ellas es estar a la altura de lo solicitado por el Papa Francisco. Recalcó principalmente que esta tarea sería imposible solo con la ayuda humana e insistió que debe ir de la mano con la ayuda y gracia de Dios, a quien pide lo ilumine.

En este mismo sentido, ha dicho que es una gran riqueza poder compartir con diferentes visiones del mundo e insistió que este trabajo debe ser sinodal. Esto al referirse que los integrantes del equipo de la comisión pontificia vienen de distintos países. Resaltó el papel de la estadounidense, Teresa Morris Kettelkamp, quien se desempeña como secretaria adjunta y que lleva una larga experiencia en este campo de la protección de menores. “Teresa Morris nos lleva años de experiencia, ella comenzó en la oficina Nacional de la Conferencia Episcopal Norteamericana en el año 2003 y su amplia experiencia nos ayuda y nos alienta a seguir adelante”.

A toda esta riqueza de las experiencias de los que hacen parte de la comisión pontificia, también agregó la riqueza de los expertos regionales y consultores de otros países de los cinco continentes, que vienen trabajando juiciosamente y tienen experiencias que compartir en el campo de la protección de menores y personas vulnerables en el ámbito eclesial.

Finalmente, el directivo se refirió a lo que su nombramiento representa para la Iglesia colombiana, señalando que es un espaldarazo del Santo Padre y un reconocimiento a lo que la iglesia colombiana y otros países de Latinoamérica vienen haciendo.

 

Con el apoyo de Paola Calderón

 

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