El Nuncio Apostólico de Bolivia, monseñor Fermín Emilio Sosa Rodríguez, al dirigirse a los 159 seminaristas que participaron en el V Congreso Misionero Nacional de Seminaristas, los animó a poner a Dios en el centro de sus vidas, «Dejen que Él sea cimiento, el proyecto, el arquitecto y piedra angular de su vocación».
El Congreso que tuvo por lema: “Discípulos de Cristo, caminamos hacia el Padre”, se realizó del 4 al 8 de marzo en el Seminario Mayor San Lorenzo de la Arquidiócesis de Santa Cruz. Asistieron jóvenes de las 18 jurisdicciones eclesiásticas, representadas en los seminarios: Comunidad Misionera de Cristo Buen Pastor, Redemptoris Mater, Jesús Maestro, Mayor Nacional San José, Mayor San Jerónimo y Mayor de San Lorenzo.
Constancia y entrega sincera
Continuando su intervención el representante del Papa en Bolivia, advirtió a los jóvenes que, para el camino de formación que escogieron al sacerdocio y del cuál ellos hicieron libre elección, se requiere de perseverancia y de una preparación sincera para realizar con fidelidad este servicio que Dios les pide.
Su homilía concluyó, haciendo la invitación a los seminaristas para que la entrega que realicen la hagan plenamente de tiempo completo, imitando a Jesús, «para poder ser verdaderos discípulos suyos, y juntos con el pueblo puedan dirigirse hacia la casa del Padre Celestial».
Una labor misionera que llegue a todas las periferias
Por su parte, monseñor Juan Gómez, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Cochabamba y responsable de la sección del clero y seminario de la Conferencia Episcopal Boliviana, explicó que la idea de celebrar cada año estos congresos es en primer lugar, hacer de estos espacios momentos de integración entre los jóvenes aspirantes al sacerdocio; segundo fortalecer en cada uno de ellos el espíritu misionero.
Calificó estos Congresos de una gran riqueza, haciendo énfasis en la diversidad de sus participantes que vienen de varias regiones de Bolivia, esto, explicó “ha permitido enriquecernos en el ámbito cultural y formativo porque allí comparten sus vivencias y sus expectativas”.
Observó además que lo aprendido y compartido en estos espacios debe permitir al joven entender que la formación al sacerdocio “no debe quedar netamente para oficinitas o solamente para sacramentalistas, o para quienes se quedan solo en lo parroquial” antes bien, advirtió la tarea es mantener un espíritu misionero atendiendo la invitación del Papa Francisco que llama a una iglesia en salida y en salida hacia las periferias.
Al referirse a la escasez vocacional, dijo que esto es propio de casi toda América Latina, pero se mostró optimista al advertir que el camino vocacional es “como las olas del mar, hay momentos que suben y momentos que bajan” A lo que pidió a todo el pueblo de Dios orar para que el “Señor envíe más obreros a su mies”
“Creo que esa es nuestra misión, de laicos, de feligreses, del clero, de la vida consagrada, orar por más vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, también para que así sigan acompañando especialmente al pueblo de las periferias”, concluyó.
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El programa del Congreso contempló temas de formación, trabajos en grupo, ponencias, experiencias misioneras de los seminaristas, noche de talento y finalizó con una visita al templo de la Virgen de Cotoca, santuario ubicado en Santa Cruz, siendo un emblema de profunda relevancia religiosa y cultural en este país.
Expresión de comunión y vocación
Algunos de los jóvenes aspirantes al sacerdocio presentes en el congreso quisieron compartir para ADN noticias, su experiencia vocacional y las expectativas vividas durante el V Congreso Misionero Nacional de Seminaristas en Santa Cruz de la Sierra.
Dios me rescata de la mundanidad
Daniel Eduardo Rojas Quiroz, del Seminario Mayor San Lorenzo de la Arquidiócesis de Santa Cruz, un joven alejado de Dios y de la Iglesia, pero que un día dice él “Dios me rescata de la mundanidad” y me llama de manera sorpresiva a servirle a través de la prédica del Evangelio.
“Yo antes vivía totalmente alejado de Dios, queriendo establecer mi propia vida con mis propios planes, pero en algún momento Dios me rescata de la mundanidad y transforma mi vida de tal manera que hoy día me encuentro aquí en el seminario”, afirmó.
Enumeró y explicó las cuatro dimensiones que guían la formación académica en el seminario: área académica, área espiritual, área comunitaria y área pastoral, estas explicó, no pueden ir aisladas la una de la otra, antes bien son un conjunto que permiten de manera integral la formación de los seminaristas.
Al referirse a su participación en el V Congreso denotó que fue una expresión de sinodalidad, rescatando el compartir y la riqueza de los diversos hermanos venidos del occidente y oriente boliviano. “hemos tenido momentos de encuentros para compartir opiniones, momentos de recreación y sobre todo encuentros en donde hemos podido crear lazos de comunión”. Esta vivencia de fe lo animó a extender una invitación a quienes sienten el llamado a la vida sacerdotal o religiosa para que escuchen el llamado de Dios y lo atiendan.
Fortalecimiento en la oración
Ramiro Rojas, del Seminario Mayor San Jerónimo, de la arquidiócesis de La Paz, cursa segundo año de filosofía en la etapa del discipulado, viene de una familia católica practicante que lo impulsó a él y a su hermano a seguir los pasos del buen pastor.
Estudió en un colegio católico Franciscano, donde se formó en valores cristianos, desde muy chico sintió la experiencia fuerte de la vocación. Vivió su adolescencia como cualquier joven estudiando y compartiendo con sus amigos, pero siempre con la inquietud de ser sacerdote.
En sus momentos de angustia, encontraba su fortaleza en la oración, por ello, señala, el “Sí” lo dio luego de vivir una experiencia fuerte que tuvo en la Basílica Menor de San Francisco de Asís, allí dice él, hizo oración por un largo rato pidiendo a Dios arreglara todos los problemas que tenía en su vida “y el Señor los arregló, los arregló como su misericordia es de él, perfecta y agradable”.
Cuenta que esta decisión de la vocación sacerdotal la consolidó a partir de haber participado en un retiro espiritual con más de 50 jóvenes. “yo me cuestionaban por qué estos jóvenes rezaban a este Dios y en este retiro escuché testimonios de sacerdotes, seminaristas, religiosas y religiosos que me ayudaron a entender lo que era el sentido del servicio y de manera especial el camino al sacerdocio”.
Sobre su participación en el quinto Congreso Misionero de Seminaristas, resaltó los espacios de unidad vividos en los diferentes momentos, destacó además el análisis del futuro de la Iglesia, donde cada uno de los seminaristas presentes allí tendrán luego el compromiso de aportar con sus acciones, espiritualidad y carismas a la formación del pueblo de Dios.
Con nuestros carismas Dios nos llama al sacerdocio
Para el joven de 25 años, Alberto Félix Ramos, su vocación al sacerdocio nace gracias a los dones que Dios le dio a través de la música, actualmente estudia cuarto año de teología en el seminario mayor San José. Recuerda que sus caminos estaban guiados por otros sueños diferentes al sacerdocio.
“Yo soy interprete de charango, desde mis 10 años hago música, no conocía tanto de la vida de Iglesia, sólo sabía que debíamos ir a misa, no sabía el movimiento de una parroquia, pero gracias a una invitación que me hizo una persona para ser parte de un grupo apoyándolos en el canto con la guitarra, desde ahí empieza a nacer este llamado del Señor, esa vocación”, aseguró el estudiante.
Sobre la vivencia en el Congreso Misionero, dijo que lo expuesto por los diferentes conferencistas siempre le llevaban a la vivencia de un camino sinodal, al que la Iglesia anima y esto, “es lo que hemos vivido aquí, un engranaje de experiencias y sueños, que nos llevamos para fortalecernos y crecer en la fe
“Lo importante es saber escuchar para dar también transformación a este corazón, al corazón que tal vez nosotros como seminaristas, como cristianos tiene que moldearse al espíritu de Cristo y con ese espíritu de Cristo también manifestar y proclamar el Evangelio, la buena noticia para llegar a todas las personas”, puntualizó.
Fotos: Luz Erika Limachi/Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra
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