El sacerdote mexicano Omar Osiris López, integrante del Laboratorio de Catequesis del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), abordó el tema de la iniciación a la vida cristiana, durante el Encuentro latinoamericano y caribeño de Comisiones Episcopales de catequesis de la región.
Afirmó que “en el cambio de época que vivimos, la continuidad tradiciones sufre una ruptura”, por eso,resulta urgente “buscar y discernir nuevas formas de acompañar el camino de fe, no solo de los que se adhieren a Cristo como discípulos por primera vez, sino de aquellos que, habiendo recibido este don en la infancia, no lo han desarrollado en su vida, a fin de que sean capaces de dar testimonio de Cristo en el mundo”.
El presbítero señala que “nuestras raíces familiares, sociales, históricas, religiosas y culturales cuando se encuentran en situaciones nuevas nos provocan crisis y ponen en jaque nuestra identidad”. Frente a esto “corremos el riesgo de perder nuestros referentes vitales y de no transmitirlos a las nuevas generaciones”.
Crisis actuales
El padre López explicó que “la catequesis misma pasa por situaciones de insatisfacción”. Sus interlocutores habituales, por ejemplo, niños, adolescentes, disminuyen en su participación, mientras que “la catequesis dirigida a los adultos es aún insuficiente”.
Los intentos de catequesis de perseverancia, postsacramental, mantenimiento “no han logrado solidificar una una catequesis permanente” y “quienes no pueden participar de los sacramentos se ven excluidos de toda forma de educación de la fe como oportunidad de crecimiento en la vida cristiana”.
Lamentó que “los catequistas han privilegiado el uso y la dependencia de los subsidios por encima del acompañamiento personal de los interlocutores”, al tiempo que “la formación catequética impartida en los seminarios y casas de formación religiosas es insuficiente y no prepara adecuadamente a la animación, planificación u organización de la catequesis a nivel general”.
Nuevo paradigma evangelizador
El nuevo paradigma propuesto, siguiendo las orientaciones del Directorio General para la Catequesis, de la III Semana Latinoamericana de Catequesis (celebrada en septiembre de 2022), de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, de Evangelii Gaudium, de la Alegría de Iniciar Discípulos Misioneros en el cambio de Época y del nuevo Directorio para la Catequesis “consiste en concebir la pastoral, y en particular la catequesis, como un verdadero itinerario de iniciación a la vida cristiana”.
Para el presbítero “tal itinerario de iniciación tiene en el catecumenado primitivo su fuente de inspiración у un modelo todavía vigente, sobre todo, por su vigor y carácter mistagógico integrador”.
La novedad de este paradigma iniciático о de inspiración catecumenal “consiste en ubicar cada una de las acciones pastorales, como la catequesis, dentro del Proceso Evangelizador de la Iglesia (etapas) y relacionarla con las otras áreas de la pastoral”.
Este camino será conducido “no sólo por el Párroco, sino por otras muchas personas que, en la comunidad, deben participar en el itinerario iniciático”, por ende, “el nuevo paradigma de praxis pastoral debe ofrecer al ser humano contemporáneo, centrado en sí mismo, y a partir de la situación de crisis en la transmisión de la fe, la posibilidad de encontrarse personalmente con Cristo en el contexto de una comunidad eclesial”.
“Dicho encuentro provocará la conversión personal y la adhesión a Cristo, así como el compromiso de poner en práctica los valores del Evangelio”, y aquí “El agente de pastoral provoca, favorece, acompaña y guía el encuentro con Jesús; y posteriormente enseña a vivir como cristiano”.
Formación de ministros laicos
En cuanto al Ministerio laical del catequista, el padre Omar refirió que “cada Iglesia particular debe ofrecer a los candidatos, antes de ser instituidos, un itinerario formativo que les permita profundizar en su vocación y misión” en aspectos como la Ministerialidad de la Iglesia, en el Ministerio de la Palabra, en el Ministerio Laical de Catequista, en las Funciones del Ministro Catequista en la Iglesia Particular y en los Ámbitos donde ejercerá su ministerio.
Esta formación, previa a la institución, “estará orientada a que el candidato crezca en su identidad y espiritualidad laical, evitando toda forma de clericalización en el ejercicio de su ministerio”.
Asimismo conviene que “en cada Iglesia particular se realicen encuentros formativos entre diversos grupos de candidatos, no sólo al ministerio laical de catequista, sino también a otros ministerios, como el de lector y acólito, para que adquieran una visión global de la realidad eclesial y social, de modo que su ministerio sea ejercido articuladamente”.
Los organismos y estructuras de las Iglesias locales “tienen la responsabilidad de continuar acompañando espiritualmente y formando permanentemente a quienes han sido instituidos ministros catequistas” para que “continúen progresando en su condición de discípulos misioneros y en la capacidad de responder a los retos del ámbito propio dónde ejerce su ministerio”.
Por supuesto, las Conferencias Episcopales “tienen la tarea de hacer efectivo el Ministerio de Catequista, estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él, encontrando las formas estarán más coherentes para el servicio que ellos estarán llamados a realizar» en la Iglesia particular”.
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