Con solo 45 años Pablo Martínez tiene en su haber más de 20 producciones discográficas y sencillos. Laico, padre de familia, profesor de teología, músico, compositor y escritor ha dedicado su vida a evangelizar puesto que en su adn está ser catequista.
Nació en Rosario (Argentina) el 26 de junio de 1978. A los 18 años empezó a componer y desde la Jornada Mundial de la Juventud de Roma en 2000 comenzó a presentarse en festivales de música. Sus temas Hasta la Locura y Tarde te amé lo catapultaron a la escena internacional.
Pablo también participará como docente en el curso “Músicos para una Iglesia en salida” , que el Centro de Formación Cebitepal ha preparado para febrero de 2024.
En su web y en su página de wikipedia cuenta su historia. Además se prepara para participar del concierto de Navidad “Jesús entra a tu casa”, iniciativa que por tercer año consecutivo anima el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) a realizarse este sábado 23 de diciembre de 2023, a las 7:00 p.m. de Colombia.
Una fe testimoniada
Conferencista, catequista, escritor, autor y cantante, ¿Cómo te describes a ti mismo?
“Me defino como catequista, esa es mi vocación, mi ser y hacer. Y esta vocación la vivo desde la Palabra anunciada en la música, la Palabra anunciada en los escritos, y la Palabra anunciada en las redes con videos”.
¿Qué es lo más desafiante de ser cantante y católico?
“Creo que la música ocupa un lugar más que relevante, como lo fue en toda la historia de la iglesia, y más aún en en la actualidad de una manera clave para poder llegar a las nuevas generaciones. La fe celebrada expresada y compartida y sobre todo testimoniada a través de la música como cantante creo que es clave para este tiempo”.
Pasión y misión
¿Cómo haces para conjugar la docencia, la teología y la música?
“Lo que unifica todo el hacer es justamente lo que mencionaba anteriormente: la vocación y la identidad como catequista. Creo que la conjugación está en esa cohesión. Una pasión y una misión”.
Participarás en el curso de músicos del Cebitepal, ¿cuál será tu aporte en este espacio formativo latinoamericano?
“Aprender y compartir. Creo que estos años de experiencia permiten poder detectar dificultades como así también posibilidades y tener algunas intuiciones acerca de lo que Dios nos está pidiendo para este momento de la historia. Espero poder estar a la altura de las expectativas”.
Conectar con otros y con Dios
Has estado en tres JMJ, incluyendo la última en Lisboa, ¿las nuevas generaciones cómo se conectan con la música católica?
“Creo que para ellos es fundamental porque es una forma de expresar y conectar sus propios sentimientos con los otros y, de modo especial, con Dios. También es una forma de participación. Creo que muchas veces ellos sienten un rol pasivo en la forma de encarar la fe”.
Tu álbum Música para Adorar ha llegado a más de un millón de reproducciones en Youtube, ¿qué significado tiene para ti llegar a tantas personas por estos medios?
“Leí que la música no pide permiso para entrar en el corazón y creo que es verdad. Más allá de la cantidad de reproducciones lo importante es que pueda llegar y ayudar a que muchas personas se conecten con su fe y creo que vale la pena todo el esfuerzo. Lo vivo también como una confirmación de parte de Dios sobre los sueños y proyectos que vamos realizando y concretando”.
Salir de los espacios convencionales
Te han conocido en el mundo por temas como “Hasta la Locura” y «Tarde te amé», ¿qué otros temas tienes que hayan marcado tu carrera?
“De modo especial “en sus manos”. Y luego de acuerdo a distintas experiencias que van viviendo las personas se conectan con otras como de alegría, de dolor, de agradecimiento. Lo busco es que las canciones sean sinceras. Y creo que ahí está la clave”.
¿Cómo ves el presente y futuro de los cantantes católicos? ¿Caminan juntos? ¿Es posible una especie de sinodalidad en el gremio?
“¡Se presenta un desafío importante! La Iglesia (en cuanto institución) necesita tomar conciencia del rol cada vez más relevante que tiene la música contemporánea en la transmisión de la fe.
Muchas veces esa periferia existencial que nos habla tantas veces el Papa se puede llegar a través de una canción. Nos ayuda a salir de los espacios convencionales y tradicionales de la fe y conectar con las personas alejadas. Ayuda a acercar a qué nuevos invitados lleguen a la fracción del Pan.
En este caminar vamos dando pasos, acompañados, creo que hay muchos que han servido de guía para otros, hay músicos con trayectoria de años que nos precedieron y que siguen brindando acompañamiento y es clave. Hay también una nueva generación de músicos que aparecen y que debemos acompañar como Iglesia, como comunidad materna que anima y está presente alentando.
Claro que sí es posible vivir la sinodalidad, de hecho la música creo que es una metáfora hermosa para la sinodalidad. Cada nota, en el todo de la obra, es importante. El ritmo y el arreglo: todo habla de comunión y participación”.
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