Papa Francisco: “Sigan adelante, corriendo riesgos para encontrar al otro con la comunicación”

El sábado 12 de noviembre a las 11:45 a.m. ingresaba el Papa Francisco a la Sala Clementina, en el Palacio Apostólico en el Vaticano, para encontrarse en audiencia con los miembros y los consultores del Dicasterio para la Comunicación. También estaban allí los directivos del organismo vaticano y algunos redactores y colaboradores.

Francisco avanzó lentamente hacia la silla papal en medio de un efusivo y emotivo aplauso. Hizo una pausa para conectarse con la mirada y con la sonrisa con quienes estábamos allí, y luego continuó su camino hacia la cátedra.

Palabras espontáneas y ‘sin censura’

Tras el saludo que le dirigió el Dr. Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, el Papa tomó en sus manos el texto que había preparado para la audiencia y dijo: “este es el mensaje, ocho páginas… si empiezo a leerlo, cuando llegue a la cuarta habrán olvidado lo que dije en la primera”. Así que entregó el documento al Dr. Ruffini –a quien también agradeció sus amables palabras– y le pidió que lo enviara posteriormente a todos, para disponerse a hablar de modo más “espontáneo y ‘sin censura’”.

Comunicación de ida y de vuelta

“Cuando se habla de comunicación, estamos hablando de un ‘ir y volver’, no hay comunicación en una sola dirección: va y vuelve, va y vuelve”, fue lo primero que planteó el Obispo de Roma, advirtiendo el peligro de una comunicación en una sola dirección, sin retorno, como la de los loros. “Un comunicador verdadero está atento al retorno, a aquello que viene, a la reacción que provoca lo que ha dicho”, continuó, y utilizó dos imágenes para asegurarse que todos entendiéramos lo que nos quería decir: “por eso la filosofía ‘del altoparlante’ no sirve; sino una filosofía, digamos, ‘del teléfono’: se escucha, se responde”.

También se refirió al diálogo: “no puede haber comunicación sin un diálogo y sin movimiento, sin moverse”, pues no es posible “dar la noticia y luego callar”. “No –continuó el Papa–, debemos escuchar cómo es recibida y qué reacción provoca”. El buen periodista escucha con creatividad aquello que dice la gente, es un poeta, un creador. En ese punto Francisco puso como ejemplo al Director de L’Osservatore Romano, Andrea Monda, quien “busca siempre las fronteras, al otro… la inquietud comunicativa. Y esto comporta un cierto desorden. El comunicador no puede tener todo en orden, siempre hay algún desorden, porque así somos los humanos”.

Por eso, “un comunicador que quiere tener todo en orden se equivoca de profesión, ¡sé un archivero que lo harás mejor! El comunicador debe andar siempre arriesgando, siempre en el camino, siempre en el compromiso con la vida”, subrayó Francisco.

Mientras escuchaba al Papa, no pude evitar evocar algunos de las frases inspiradoras que en los últimos años nos ha propuesta a los comunicadores: “gastar la suela de los zapatos”; ir al encuentro de las verdaderas historias –aún con el riesgo que ello represente–; la gramática de la escucha; “escuchar con el corazón”; “hablar con el corazón”. Recordé también aquel discurso que dio a los periodistas argentinos, siendo cardenal de Buenos Aires, cuando los exhortó a ser testigos de la verdad, la bondad y la belleza.

Comunicar con nuestros valores

Luego el Papa se refirió a otro asunto neurálgico: la comunicación de los valores. “Debemos comunicar con nuestros valores”, enfatizó. “Esto no significa que tengamos que rezar la novena a un santo cada día. Los valores cristianos, los valores que hay detrás, los valores que nos enseñan a avanzar”. Se refería a los comunicadores y a los periodistas como “personas que se la juegan por los valores humanos”, y puso como ejemplo al jesuita norteamericano James Martin –consultor del Dicasterio para la Comunicación–, recomendando su libro Learning to pray (Aprender a rezar): “un hombre que tiene valores, un comunicador que sabe enseñarte la forma de comunicarte con Dios”.

En este sentido, el Papa diferencia a los comunicadores con valores de los que son asépticos, “los que son pura técnica”, porque “la técnica por sí sola no te ayuda, la técnica te ayuda si detrás de ella hay un corazón, una mente, un hombre, una mujer que se da a sí mismo”. De modo que nos pidió estar atentos para no dejarnos seducir solamente por la técnica, “porque eso te lleva a una comunicación aséptica, carente de valores, y que puede caer en manos de los comerciantes y de las ideologías del momento”.

Comunicación humana

Los últimos minutos de la audiencia –antes de que lo pudiéramos saludar, uno por uno, y nos tomáramos la foto oficial– Francisco los dedicó a la comunicación humana, resaltando la labor del Dr. Ruffini en la generación de “un clima humano” en el Dicasterio, “y esto hay que conservarlo”, porque es necesaria “una comunicación humana, con calor humano y no puramente técnica”.

Enseguida el Papa centró su mirada en la primera fila, donde se encontraba la Hna. Verónica Donattello –consultora del Dicasterio, quien colabora con la traducción del Ángelus y de las catequesis del Papa al lenguaje de señas–. “Cuando tú vas a los sordomudos y hace así, así [el lenguaje de señas], conoces toda la técnica, pero está tu corazón humano de mujer, de madre, de hermana, detrás de esa comunicación. Esto es muy importante, comunicarse con el corazón y con lo humano, con los valores, y avanzar”.

Envío misionero

“Sigan adelante, corriendo riesgos para encontrar al otro con la comunicación”. Nos dijo al final de la audiencia. Lo sentí como un ‘envío misionero’ en primera persona que se extiende a cada uno de los que colaboramos en la comunicación de la Iglesia y en la pastoral de la comunicación. “Necesitamos la bendición de Dios, todos”, y nos bendijo.

Salió por la misma puerta por la que ingresó, justo a unos pocos centímetros de donde me encontraba sentado, en la primera silla de la primera fila. Le dije: “gracias Papa Francisco”. Se lo dije de corazón. Sus palabras, su testimonio, sus gestos, sus acciones, nos siguen inspirando en nuestra vocación de comunicadores y periodistas. ¡Y seguiremos apoyándolo!

Fotografías: Vatican Media.