La Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) ha iniciado la edición 48 de su Junta Directiva, en Lima (Perú), a la que han acudido 69 presidentes y secretarios generales de las Confederaciones nacionales, presentes en 19 países de la región.
Jornada que comenzó con una eucaristía presidida por monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima, y con la presencia de monseñor Lizardo Estrada Herrera, recientemente nombrado Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
Don Lizardo, quien es también religioso agustino, agradeció a la CLAR la acogida e invitación. Destacó la importancia de seguir caminando juntos como continuar el trabajo articulado con la vida religiosa del continente, porque “los obispos del Celam han ratificado su vocación de vivir una más plena colegialidad, eclesialidad y sinodalidad en el compromiso por la justicia y la promoción humana de nuestros pueblos”.
Entre las conferencia nacionales de religiosos presentes se encuentran: Argentina – CONFAR, Bolivia – CBR, Brasil – CRB, Chile – CONFERRE, Colombia – CRC, Costa Rica – CONFRECOR, Cuba – CONCUR, Ecuador – CER, El Salvador – CONFRES, Guatemala – CONFREGUA, Honduras – CONFEREH, México – CIRM, Panamá – ADERYRP, Paraguay – CONFERPAR, Perú – CRP, Puerto Rico – COR, Rep. Dominicana – CONDOR, Uruguay – CONFRU y Venezuela – CONVER.
La esperanza encarnada
La hermana Liliana Franco, presidenta de la CLAR, en su discurso de apertura destacó el horizonte inspirador que ha implementado la Vida religiosa del continente, distribuido en dos movimientos: el primero, Hacia la vida en esperanza; y el segundo, Hacia lo esencial del Seguimiento de Jesús y la centralidad de la relacionalidad humana.
Hizo un panegírico en memoria de Víctor Codina, sacerdote jesuita español radicado en Bolivia y fallecido recientemente: “Con él hemos de preguntarnos si este tiempo complejo no será una verdadera gracia para la Vida Religiosa invitada a atravesar la espesura de la noche, como oportunidad para que pueda expresarse en toda su plenitud, como condición para estar más aptos para posar el corazón en lo esencial, pues solo la centralidad en Jesucristo nos devolverá nuestra identidad”.
La religiosa colombiana ha destacado tres palabras que marcan la actitud que debe asumir la Vida Religiosa en este momento histórico: Minoridad, Sinodalidad y Espiritualidad, palabras se anclan los dos primeros movimientos del Horizonte Inspirador 2022-2025, pues “la esperanza tiene un carácter dinámico, histórico y es encarnada”.
Dinámica de la encarnación
Por otra parte, la hermana Franco invitó “a aferrarnos a la vida, con la certeza de que la muerte no es lo definitivo. Transitando la ruta de la vida, que supone sufrimiento, pero que sobre todo implica creerle a nuestro Dios, que con el estallido de la resurrección nos habita con la fuerza de la vida y la certeza de la pascua”.
Mencionó que América Latina y el Caribe cuenta con “150.000 religiosas/os de América Latina y el Caribe para continuar creando y aconteciendo en nuestra historia, al estilo de Jesús, que nos conduce a un modo de ser y de estar en el mundo revestidos de esperanza, al beber en el evangelio, saborear la Palabra, contemplando la persona de Jesús”.
La Vida religiosa está llamada a contemplar en esta hora para ponerse en dinámica de la encarnación –dice Franco – por tanto, “el Dios Trinidad es un Dios que mira al mundo en su complejidad y en su fragilidad, y se determina a hacer redención. Debemos dejarnos afectar por la amorosa mirada que hace la efectiva compasión y provoca la renovada esperanza”.
“Esta es nuestra sociedad, en la que renovamos nuestro sí; una sociedad compleja, en continua transformación, que nos mueve a compasión, con una capacidad contemplativa que incluya todas las demás dimensiones de la vida, en un itinerario de apertura, que supone el desborde místico, que nos conduzca a peregrinar al interior sin tregua”, ha dicho.
Oídos de discípulos
La Presidenta de la CLAR ha destacado que la escucha “conduce a la conversión del corazón. Escuchar es un arte que supone descentrarnos, nos exige despojarnos de ideas fijas, dejarnos transformar por lo escuchado”.
Añade: “Escuchar marca hoy el cauce de la transformación de la Iglesia. La escucha es la actitud de todos los que hemos sido alcanzados por la misericordia. Tener oído de discípulo, para escuchar a Jesús en los hermanos, en la realidad, en los rincones donde desarrollamos nuestra misión”.
Para la hermana Franco “tenemos que tomar conciencia del lugar geográfico y existencial donde estoy situado hoy, donde debo ser artesano de la escucha. Todos estamos sedientos de testigos. El pueblo no nos está pidiendo que seamos inmaculadas/os sino que no mengüemos en el testimonio, en la profecía, en la alegría y en la misión”.
Por ello, es muy importante seguir ejercitándose en “la profecía de la escucha, en la vivencia de una relación que marque nuestra identidad. Somos nuestras relaciones. Urge ahondar en la sinodalidad desde la urgencia de la conversión pastoral, privilegiando la revisión de los modos de escucha, de relación, de las actitudes”.
Y la sinodalidad cumple allí un papel esencial, porque “es un modo de situarnos, de edificar la Iglesia. La sinodalidad es una manera de escucharnos, es un imperativo… es la condición para que acontezca una auténtica reforma”.
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