ADN Celam

Presidente del episcopado dominicano: “Seremos una voz de esperanza para todos”

Monseñor Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez es el actual obispo de La Vega, en República Dominicana, y fue elegido presidente del Episcopado en la 61.ª Asamblea plenaria, realizada a principios de julio de 2023.

Viene de ejercer la vicepresidencia de este organismo y, respetando sus 60 años de historia, “no vengo con la intención de cambiar las cosas con lo de arriba para abajo y con lo de adentro para afuera”, sino “aprovechar como nuevo presidente las fuerzas que hay en nuestras conferencias, la experiencia que hay”.

El prelado, de 62 años, es un religioso de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, donde fue ordenado sacerdote el 10 de junio de 1989. El Papa Francisco lo nombró obispo de La Vega el 23 de febrero de 2015, jurisdicción sufragánea a la arquidiócesis de Santiago de los Caballeros, noroeste del país.

En conversación con ADN Celam habla de los desafíos de esta Iglesia particular, sobre todo en este tiempo de sinodalidad, un camino donde todos los bautizados están llamados a anunciar la buena nueva al mundo.

De hecho, en La Vega “estamos celebrando el Sínodo, no uno paralelo, sino aprovechando las herramientas del sínodo universal para descubrir en qué nivel estamos, en qué punto estamos y para imprimir ese estilo de Iglesia del que habla el Papa”.

¿Cómo asume las riendas del Episcopado dominicano?

“Asumimos este servicio, esta responsabilidad con mucha esperanza y, sobre todo, con la intención de continuar este trabajo de comunión, de unidad que nosotros hemos venido viviendo en el caso mío.

Soy un Obispo que no soy diocesano, sino que pertenezco a una congregación religiosa y agradezco muchísimo – eso me da mucha confianza – que mis hermanos diocesanos hayan puesto su confianza en mí.

De manera que espero ser un ente de comunión sobre todo y de unidad entre los obispos y sobre todo los planes que se desarrollan en nuestra Iglesia Dominicana”.

Plan articulado

A propósito de eso, usted viene de la vicepresidencia, ¿Qué acciones piensa usted mantener junto con todo el equipo de presidencia y cuál sería su impronta?

“Quiero aprovechar la experiencia eclesial que se ha venido viviendo que ha sido de mucha comunión entre nosotros. Siguiendo el consejo de la Iglesia sinodal, el mismo día que me eligieron yo pasé una encuesta con miras a realizar un plan trienal.

Yo no quiero operar con acciones sueltas y respondiendo a presiones del momento, sino que quiero realizar un plan trienal con la comisión permanente. Ya hemos hecho esa encuesta y en la Secretaría general la están tabulando, vamos a ver cuáles son las expectativas de nuestros hermanos obispos.

También la encuesta la pasamos al personal que nos colabora aquí en la Conferencia y vamos a tratar de hacer un plan que responda no solamente hacia adentro, sino también espero que entre las sugerencias que haya responda ese plan hacia afuera.

De no haber ninguna sugerencia, nosotros trataremos de hacerlo, porque entiendo que aunque la Conferencia es un órgano colegiado, que aunque no es del mundo, vive en el mundo y tiene que responder a las expectativas sanas que se esperan de nosotros en la sociedad, en la política, no como partidarios políticos, pero el ambiente político incide mucho en la sociedad.

Creo que nosotros tenemos de una manera u otra que intervenir en ocasiones, no tenemos que estar en todo, pero nosotros debemos dar una especie de luz desde el Evangelio en las realidades que vive nuestro país”.

Por la dignidad humana

Sobre lo que menciona de ser profetas, hay dos temas que me gustaría consultarle, primero la migración haitiana y, segundo, el arrebato de tierras a los campesinos, ¿Cómo gestionarán estos dos temas desde el episcopado?

“Estoy comenzando y cada uno de esos temas en lo que corresponde a la Iglesia vamos a dar algunas respuestas. Ahora mismo no le puedo decir, pero la migración haitiana es una realidad aquí y es una realidad caótica, eso hay que decirlo; caótica porque tenemos leyes de migración, pero como otras leyes no se cumplen y si se cumplen se cumplen a medias.

Pero hay otros modos entrar aquí, (que es caótico) a través de la frontera. Son temas que corresponden directamente a las autoridades, pero cuando hay violación de los derechos humanos, ahí estaremos nosotros desde la dimensión profética de la fe.

Debemos y tenemos que dar esperanza, tenemos que ser una voz de esperanza para todos, no importa que sea inmigrante haitiano, venezolano, colombiano, de donde sea. Todo lo concerniente con la dignidad humana corresponde a la Iglesia y nosotros debemos dar una palabra de aliento”.

Escucha mutua

¿Cuál cree usted que ha sido el mayor aporte de la Iglesia en República Dominicana al camino sinodal?

“Poquito a poquito todas las diócesis hemos ido entrando por ahí. Tenemos nuestro representante ante el sínodo, lo hemos elegido no hace mucho y estamos respondiendo a todo lo que se nos va pidiendo desde allá.

Nosotros creemos en ese modelo de Iglesia y personalmente dentro de nuestro plan trienal le daremos seguimiento y fortaleceremos. Ese modelo de Iglesia sinodal para mí es una prioridad independientemente de que estemos celebrando el sínodo.

¿Por qué? Porque nos humaniza, nos acerca, nos ayuda a escucharnos, nos ayuda a ser más hermanos y ¿qué es lo que quiere el Evangelio? Una iglesia más evangélica, más humilde, más sencilla, menos de protocolo.

Entonces vamos a seguir y ojalá que el Señor produzca en nosotros una profunda conversión y nos haga una Iglesia más de comunión y de participación”.

Le puede interesar: Mensaje a las Comunidades del 15ª Intereclesial de las CEBs: «Sentir el calor del testimonio, de la resistencia y de la resiliencia»


Recibe gratis por WhatsApp y Telegram las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3HcXLDU

Sigue toda la información sobre la «Fase continental» del Sínodo aquí https://bit.ly/3RguCLO

Descarga el Documento de reflexiones de la Asamblea Eclesial https://bit.ly/3QXoffM


 

Post a comment