ADN Celam. Tampoco yo te condeno.Vete y no vuelvas a pecar (Jn 8,11). Ante los sufrimientos, desgracias o amenazas que vivimos, existe la gran tentación de gastar energías buscando “culpables” en lugar de invertirlas en buscar soluciones. Para dar explicación a fenómenos de la naturaleza o a eventos traumáticos buscamos en los sótanos de la historia, en las cloacas de la venganza, en los francotiradores de la moral y en simplonas explicaciones soteriológicas que provocan más resentimiento, fatalidad y culpabilidad.
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Nos podemos preguntar… ¿cómo serían nuestras familias con más diálogo y menos violencia? ¿cómo serían nuestras comunidades con más equipos fraternos y menos ritualismos medievales? ¿cómo serían nuestros países con más justicia distributiva y menos buitres del despilfarro? ¿cómo sería nuestra casa común con menos sublimes declaraciones y con más conciencia práctica y practicada?
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Jesús, ante tanta “plurinfidelidad” (también religiosa) nos invita a asumir “responsabilidades”, sin tirar piedras a los demás; y salir desde la parálisis culpable al “discipulado misericordioso” que levanta, dialoga, exige y acompaña a cada persona y comunidad.
Necesitamos “levantarnos” de las debilidades y amenazas para “caminar juntos/as” por senderos (a veces estrechos) de la conversión integral, que provoca transformación real. Pero, para ello necesitamos -ya- “incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo (AELC, desafío 5) de quien tira piedras a los demás para disimular su propio adulterio (cfr. Jn 8,7) y reacciona con violenta condena ante los/as descartados/as, que tantísima misericordia necesitan. Así, los muros (socio-eclesiales) se transformarán en puentes sinodales “favoreciendo la participación corresponsable y la valoración de los diversos carismas en la toma de decisiones, en los distintos espacios eclesiales” (AELC, desafío 5,a).
Y para no anclarnos en el “mito de Sísifo” (siempre comenzando sin llegar a nada) es imprescindible “promover una formación (integral, experiencial, espiritual e inculturada) en sinodalidad, necesaria para la toma de decisiones” (AELC, desafío 5,b)… con todos los sujetos, en todas las instancias eclesiales y con nuevos itinerarios formativos en los seminarios y los centros de formación (cfr. (AELC, desafío 6 y para la participación, el cuidado y la transformación social, cultural, ecológica, política y eclesial… de todo el Santo Pueblo de Dios.
Jesucristo no condena a los/as pecadores/as, ni justifica los errores-delitos, más bien… “levanta” y anima a recuperar el camino sinodal de la misericordia que transforma (cfr. Jn 8,11).
Escrito por el Hno. Jesús García, capuchino Ecuador
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