La revista Medellín es una publicación del Cebitepal. Conversamos para ADN Celam con Julio César Monroy que fue su secretario varios años. Actualmente se desempeña como Coordinador del Programa de Gestión Documental del Celam aunque su trayecto en la institución fue aún más largo ya que ejerció como bibliotecario y archivista, se refiere con agradecimiento a su trabajo para la Biblioteca del Celam.
¿Cómo nació la revista Medellín? ¿Cómo describiría el contexto histórico-eclesial de sus inicios?
Medellín es fruto del Instituto Pastoral del CELAM. En sus orígenes la sede de este Instituto estaba en la ciudad de Medellín (Colombia) y reunía la experiencia y el caminar de otros centros de formación que el CELAM había creado en su momento para responder a los contextos eclesiales y desarrollos teológicos y pastorales que se forjaban en la rica década de los 60 marcada evidentemente por preparación y celebración del Concilio Vaticano II. El ICLA (Instituto Catequético Latinoamericano) funcionaba en Santiago de Chile, el IPLA (Instituto Pastoral Latinoamericano) tenía su sede en la ciudad de Quito (Ecuador) y el ILP (Instituto de Liturgia Pastoral) funcionaba en la ciudad de Medellín. En el año de 1974, siguiendo las orientaciones y el discernimiento de la XIV Asamblea Ordinaria del CELAM celebrada en Sucre (Bolivia) en el 1972, se determina que se unifiquen estos Institutos en uno solo que será llamado ITEPAL (Instituto Teológico Pastoral para América Latina) con sede en Medellín inicialmente.
La revista Medellín entonces nace en marzo de 1975 como producto necesario para comunicar la reflexión que, en el CELAM, como en el propio Instituto de Formación recién creado, en aquel entonces ITEPAL, realizaba.
Estamos en los albores de la renovación conciliar producida por el Vaticano II y apenas a ocho años de realizada la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada también en Medellín, de gran impacto para toda la Iglesia de América Latina y El Caribe, de hecho, el primer número publicado afirma en su editorial que “Revista Medellín, Biblia, Teología y Pastoral para América Latina quiere ser la expresión, profética y sapiencial del continuo redescubrimiento que América Latina hace de sí misma a la luz de la fe y mantener encendida la llama de la mística que ardió en aquella reunión del 68 en la ‘ciudad de la eterna primavera’” (Medellín, 1975, Nº 1, p. 4).
¿Qué voces y qué temáticas fundamentales para la vida de la Iglesia latinoamericana encontraron eco en sus páginas?
En el concierto de las distintas notas que han marcado la evangelización, el continuo desarrollo del pensamiento teológico y el desafiante quehacer pastoral de la iglesia latinoamericana y de la iglesia universal, Medellín ha sido “caja de resonancia”. Haciendo suyo el método ver, juzgar y actuar, las secciones de la revista y los distintos artículos y experiencias pastorales que las componen, discurren en torno a tópicos socioculturales, elementos bíblicos, teológicos y pastorales que se han considerado como temas centrales en las diferentes Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano: Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007). Las reflexiones de parte de importantes teólogos y pastoralistas —en su gran mayoría latinoamericanos— han contribuido al discernimiento, comprensión y profundización de los textos preparatorios, documentos de trabajo y documentos conclusivos de las distintas Conferencias.
Otro aporte significativo ha sido reflexionar crítica y constructivamente en torno a temas de interés de la pastoral y la teología. En diferentes momentos podemos encontrar números dedicados a la catequesis, la liturgia, la piedad popular, la pastoral juvenil, la formación sacerdotal, la opción por los pobres, la teología de la liberación, el método teológico, la pastoral y espiritualidad latinoamericana, los medios de comunicación social en la Iglesia, el ecumenismo y el diálogo interreligioso, entre otros. Han sido también muy importantes algunos números que sistematizan los planteamientos de documentos clave del magisterio de la Iglesia y las enseñanzas pontificias.
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Seguramente usted conocerá hitos a lo largo de sus 48 años de publicaciones, ¿quisiera compartir alguna anécdota o memoria agradecida con los lectores de ADN Celam?
Medellín ha procurado ser un instrumento de reflexión teológico pastoral para sus lectores, ha buscado llegar no solo a expertos y estudiosos, ha pensado llegar a la base eclesial, a laicos y agentes pastorales, que pueden nutrirse de sus páginas encontrando en ellas no solo profundidad teológica sino también la sintiente pastoral del caminar de la iglesia latinoamericana y caribeña.
En estos años se han publicado ininterrumpidamente 183 números. Cada publicación merece un agradecimiento especial a sus articulistas que generosamente nos comparten su experiencia y sapiencia. También merecen reconocimiento los editores responsables quienes coordinan que la publicación salga a tiempo y que pueda llegar a nuestros destinatarios finales.
Anecdóticamente quisiera referir al trabajo realizado junto con el Dr. Patricio Merino Beas, quien fuera vicerrector académico del CEBITEPAL y director de la Escuela Teológica entre los años 2015 y 2017. Durante este tiempo buscamos animadamente, y superando algunas adversidades, poder hacer más visible Medellín y posicionar la revista en plataformas digitales, es así como hoy la revista puede tener acceso desde el site documental.celam.org/pp donde se encuentran alojados los números del 1 al 179 (1975-2020), con más de 1.500 artículos que los usuarios pueden descargar de forma gratuita en texto completo y en formato PDF. Creo que este esfuerzo mantiene viva la intención inicial de Medellín de ser lazo de unión, información y diálogo con todos los que trabajan en la base de la pastoral y al servicio de la evangelización del pueblo de Dios que peregrina en tierras latinoamericanas y caribeñas.
¿Cómo describiría el paso de la revista al ritmo del pontificado del Papa Francisco?
A partir del inicio del pontificado del Papa Francisco, Medellín ha tenido una intensa actividad. Es indudable que el magisterio pontificio actual ofrece muchos y diversos elementos para el discernimiento, la reflexión, la praxis pastoral y para comprender el nuevo rostro de la Iglesia que se ha venido configurando en los últimos tiempos. Basta con leer el título de algunos números publicados en estos años: La alegría del Evangelio (n.158, 2014); La alegría de acompañar la evangelización de las familias (n.161, 2015); América Latina y El Caribe cantan Laudato si’ (n.163, 2015); Amoris Laetitia. Comentarios pastorales latinoamericanos (n.165, 2016); Francisco ¡Tú eres Pedro! (n.168, 2017); Ejes para la conversión pastoral desde el magisterio de Francisco (n.170, 2018); La dimensión social de la evangelización (n.172, 2018); Cristo vive en medio de los jóvenes de América Latina y El Caribe. Comentarios a Christus Vivit (n.174, 2019); El sueño de una Iglesia con rostro Panamazónico: Recepción armoniosa, creativa y fructífera (n.179, 2020). Estos números son testimonio del decidido compromiso de la iglesia latinoamericana por ser una iglesia discipular, misionera, sinodal y en salida.
¿Cuál es el plus latinoamericano que se le da a este tiempo al que nos invita el Papa y que usted percibe en los artículos publicados en la última edición centrada en el ejercicio de la sinodalidad?
La primera Asamblea Eclesial de América Latina celebrada, de modo virtual y presencial, en México del 21 al 28 de noviembre de 2021 fue una experiencia sinodal desde su preparación, sus etapas de escucha, discernimiento comunitario y celebración que expresan que la iglesia latinoamericana ha caminado con madurez en hacer de la comunión y la participación su eclesiología esencial. Por esta razón la sinodalidad es una nota de la iglesia inscrita ya en el corazón de la pastoral y de la teología latinoamericana que ha hecho caminos de conversión pastoral, de trabajo conjunto para el desarrollo de una pastoral orgánica leída a través de los signos de los tiempos, que ha valorado la importancia de las iglesias locales y que, en esta primera Asamblea Eclesial, se expresa con vehemencia.
El plus latinoamericano lo aporta entonces la experiencia de una Iglesia que ha asumido, no sin dificultades, pero sí con talante decidido, la experiencia siempre nueva de ser Iglesia que escucha el clamor de sus pueblos, que con esperanza y llena del Espíritu alienta a sus hermanos a seguir los sueños que hagan de esta tierra lugar de fraternidad, justicia social y paz, donde brille la Luz del Resucitado y donde los pueblos puedan tener vida plena y en abundancia.
Para ampliar información sobre revista MEDELLÍN: http://www.celam.org/cebitepal/medellin.php
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