ADN Celam

Secretario general adjunto del Celam ofrece cuatro claves para unirse al «Año de la Oración»

El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) inició este 05 de abril, una campaña para animar el Año de la Oración, en este contexto estará ofreciendo algunos artículos que permitirán ahondar en detalles de esta celebración, su significado, métodos de cómo orar, inspiraciones para orar, en fin, temas que nos irán llevando a una preparación hacia el Jubileo 2025.

Recordemos que el Papa Francisco, durante el rezo mariano del Ángelus, el 21 de enero de 2024, anunció el Año de la Oración que precede al Jubileo 2025, en esta ocasión el Pontífice exhortó a los fieles: «Os pido intensificar la oración para prepararnos a vivir bien este acontecimiento de gracia (Jubileo 2025) y experimentar la fuerza de la esperanza de Dios. […] Un año dedicado a redescubrir el grande valor y la absoluta necesidad de la oración en la vida personal, en la vida de la Iglesia y del mundo».

En esta ocasión ADN Celam ha conversado con el padre Pedro Brassesco, secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe, quien nos habla sobre aspectos como: el significado del Año de la Oración, cómo descubrir el sentido de la oración, iniciativas para esta celebración y finalmente una invitación a participar activamente de esta acción de la Iglesia católica.

 Peregrinar en la oración

PREGUNTA: El 21 de enero de 2024 el Papa Francisco hizo oficial una de las iniciativas más fuertes para la preparación del Jubileo del 2025, es el Año de la Oración. ¿En qué consiste esta propuesta y cuál es su importancia?

RESPUESTA: Esta propuesta consiste en que los católicos podamos, en este tiempo de preparación al Jubileo, recobrar el valor de la oración, tanto individual como comunitaria, es un tiempo, una oportunidad para acercarnos más a Dios por medio de las distintas formas de oración que tenemos y que son tan antiguas en la Iglesia, poder reflexionar sobre cómo rezar a través de los Salmos, cómo hacerlo en la liturgia, concretamente que propone la Iglesia, a través de los sacramentos, de manera individual, pero también de manera comunitaria.

Toda esta propuesta, se enmarca dentro de este itinerario que nos ha propuesto el Papa Francisco en el año 2022, con la convocatoria al Año Santo del año 25, que incluía en el año 2023 reflexionar sobre los aportes realizados por el Concilio Vaticano Segundo en el año 2024, este año de la oración y finalmente el 2025 será el año de celebración del Año Santo.

Por lo tanto, es muy importante que podamos en ese sentido en cada una de las parroquias, de las comunidades, pero también individualmente, acercarnos de distintas maneras a la oración y recordar que no podemos vivir nuestra vida de fe, no podemos vivir nuestra vida comunitaria, sino es a través de este encuentro con el Señor.

Así también, hay una serie de iniciativas en ese sentido que nos ayudan a poder hacer este itinerario, esta peregrinación en la oración que es, creo que un concepto muy hermoso que nos ha regalado el Papa Francisco en esa convocatoria. Generalmente el Año Santo se trata de un año de peregrinación. El Papa nos dice un año antes peregrinemos, pero en la oración y esto lo podemos hacer tanto individual como comunitariamente, recobrando la importancia de la oración para nuestra vida de fe.

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Revalorizar el sentido comunitario

P: ¿Cuáles considera pueden ser los principales errores o los más recurrentes en este proceso en el que se puede llegar a desdibujar el verdadero objetivo de la oración?

R: Recordar siempre que la oración es parte de una vida de fe que no se centra en una relación intimista con Dios, sino que es siempre una relación que se extiende hacia los hermanos. Amamos a Dios, a quien no vemos, y debemos amar a nuestros hermanos, a quienes vemos. Por eso creo que uno de los grandes desafíos de este tiempo es revalorizar el sentido de la comunidad, de lo comunitario, nuestro compromiso de ser cristianos en un mundo donde estamos enviados a reflejar ese amor de Dios por todos, especialmente por los más pobres y aquellos que más sufren. Así también, otro gran desafío, es a través del uso de la tecnología, esta nos permite tener muchas posibilidades de acercarnos a Dios de una manera cómoda, individual, tal vez en nuestra casa, o creer que a través de una oración personal ya podemos estar bien con Dios.

Nuestra vida de fe implica siempre ese encuentro con Dios, como lo hacía Jesús, que lo hacía en distintos horarios, que le permitía precisamente tomar aquellas grandes decisiones que tenía que tomar, lo vemos reflejado, por ejemplo, cuando tiene que elegir a sus apóstoles, antes pasa toda la noche en oración, cuando va a entregar su vida en la Cruz, antes también pasa toda la noche en oración. Es decir, Jesús se encuentra con el Padre de una manera directa, pero también ese encuentro con él, con Dios, lo hacemos a través de nuestros hermanos y con nuestros hermanos.

Por eso Jesús dice: “donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Entonces el desafío creo que es siempre ese, superar la tentación del individualismo de nuestra época, de pensar que puedo mantener una vida de fe en una relación intimista con Dios y poder siempre abrirnos a ese espíritu comunitario donde además nos lleve a poder descubrir o redescubrir la importancia de la misión a la que somos enviados como bautizados.

Insumos para el crecimiento personal

P: La misión del Celam es el acompañamiento a las Conferencias Episcopales que sabemos cada una adelantará diferentes estrategias o maneras de llegar a la gente para que se unan en ese Año de la Oración. Como organismo, ¿De qué manera motivar el descubrir ese valor de la oración o redescubrirlo? ¿Cómo acompañar a los episcopados?

R: En ese sentido nosotros estamos trabajando también de la mano del Dicasterio para la Evangelización, órgano responsable de animar este año y que tiene a su cargo precisamente la organización del Jubileo 2025, así como las iniciativas que están llevando adelante las Conferencias Episcopales. Hace poco tuvimos la reunión de secretarios generales de las 22 Conferencias, donde pudimos conversar sobre el jubileo y también la preparación del mismo. Algunas ya tienen desarrolladas iniciativas en ese sentido y también nos proponemos enmarcar todo este caminar en un horizonte mucho más amplio que no se agota en el Jubileo del año 2025, sino también en la perspectiva del Jubileo del año 2031, donde vamos a celebrar los 500 años del acontecimiento guadalupano y del Jubileo del año 2033, donde celebraremos los 2000 años de la redención.

Por lo anterior, creo que es muy importante que desde el Celam podamos generar estas iniciativas de promover la oración personal, la oración comunitaria, es lo que también se nos pide, acompañar a las Conferencias en aquellas iniciativas y poder visibilizarlas en todo el Continente. Por otra parte, también estamos trabajando en la edición de una serie de cuadernillos que ha editado el Dicasterio, además de aquellas Conferencias, como la de México y Colombia que han elaborado su propia edición, todo esto para proponerlo a todo el Continente. Estos cuadernillos contienen una reflexión sobre distintas temáticas en torno a la oración, la oración con los salmos, la oración con la palabra de Dios, la oración en Jesús, la oración del Padre Nuestro, la oración de María y las santas mujeres. Bueno, poder entonces, a partir de este material bibliográfico, también tener un insumo para que nos anime y nos incentive en el crecimiento personal de la oración.

Avanzar en la misión

P: Después de la reunión de los secretarios generales de los episcopados, en donde se compartieron diversas iniciativas en torno a la preparación del Jubileo y al Año de la Oración. ¿Qué iniciativas, qué proyectos particularmente le han llamado la atención sobre ese trabajo que adelantan las iglesias particulares del continente?

R: Las Conferencias Episcopales están recién en una etapa de tratar de ir viendo de qué manera poder asumir la instancia del Jubileo, sin que sea algo que se superponga a las acciones pastorales que ya están programadas o que se van programando y nosotros mismos en la reunión de secretarios generales, tratamos de conversar sobre qué procesos de convergencia realizar, sobre una serie de procesos que están en marcha y que implican a toda la iglesia latinoamericana.

Hemos tenido la Asamblea Eclesial que es un proceso que no se termina, sino que continúa ahora con la implementación de sus conclusiones, el Sínodo de la Sinodalidad, que está en pleno desarrollo y que tendrá su segunda asamblea en el mes de octubre, los jubileos, más los programas pastorales de las Conferencias Episcopales o de las diócesis. Esto provoca muchas veces que en las Jurisdicciones o en las comunidades se sientan abrumados de tener que hacer una cantidad de eventos o de acciones para dar respuesta a todos estos procesos, que en definitiva queremos que estén integrados, por eso un poco la reflexión también ha girado en torno a eso. ¿Cómo hacer para que también el año de la oración o el Jubileo del 2025 se integre en estos procesos que ya van caminando en las Iglesias particulares?

Una de las cosas que se han propuesto, por ejemplo, es tomar alguno de los temas fundamentales que han aparecido en la Asamblea Eclesial, que también han vuelto a resonar en el proceso sinodal y, a partir de ello, poder impulsarlo desde el espíritu del Año Santo. Recordemos que en el Año Santo vamos a celebrar precisamente el aniversario del Concilio Vaticano Segundo, pero también el aniversario del Concilio de Nicea, es decir, es un momento fuerte donde nos va a permitir de alguna manera recobrar nuestras raíces. Entonces, la propuesta es encarar todos estos acontecimientos como procesos que puedan ayudarnos en el caminar pastoral sin que sean eventos aislados que de repente vayan desgastando nuestras fuerzas, todo lo contrario, que nos impulsen a seguir caminando a partir de una visión generalizada de procesos.

¿Cómo estamos viviendo la oración?

P: Finalmente, una invitación para que nuestros lectores se adhieran y puedan participar activamente de este Año de la Oración.

R: La invitación es a que cada comunidad, y también personalmente, disciernan en primer lugar, ¿Cómo estamos viviendo la oración? Sabemos que vivimos tiempos muy rápidos, de mucha vertiginosidad, de mucha actividad, esto pasa personal, pero también comunitariamente, donde a veces la organización de eventos, de programas en la parroquia puede hacer que nos lleve a quitar la preeminencia que debe tener también la oración como fuente de encuentro con el Señor y también como impulso para estas acciones.

Por eso, en primer lugar, es una invitación a revisar cómo estamos con nuestra oración, qué tiempo le dedicamos, cómo hacemos esa oración, si la hacemos de manera mecánica y automática, o si verdaderamente es una experiencia de encuentro con el Señor, donde nosotros le presentamos nuestras necesidades, nuestra acción de gracias, pero también escuchamos al Señor, escuchamos qué es lo que él quiere para nosotros y a partir de eso, entonces poder también discernir, cómo podemos fortalecernos personal y comunitariamente.

¿Qué es el Jubileo 2025?

Es un tiempo en el que se experimenta que la santidad de Dios nos transforma. El Jubileo es un gran acontecimiento durante el cual todo peregrino puede sumergirse en la infinita misericordia de Dios, ¡y este año, estamos llamados a ser Peregrinos de la Esperanza!

De hecho, el Jubileo del año 2025 en Roma es un evento histórico que la Iglesia Católica pone al servicio de la esperanza, y por el cual millones de peregrinos llegarán a la ciudad eterna, de manera presencial y también a través de sus oraciones.

El Jubileo del 2025 será ordinario, pues la Iglesia contempla que este evento se realice cada 25 años; desde 1300, la Iglesia ha decidido celebrar jubileos por la Encarnación cada 25 años, de modo que cada generación pueda tener uno: ¡esta es nuestra gran oportunidad!

 

 

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