Una de las tentaciones más frecuentes de los humanos es buscar “culpables” para todo: quién murmuró, quién perjudicó, quién fastidió, quién me hizo enfermar, quién provocó una muerte…...
¿Dónde está la “felicidad”? Unos la buscan en la abundancia, otros en las relaciones, muchos en el placer de tener o en el tener placer… y no pocos se topan con la resignación o la ansiedad...
Con cierta frecuencia deberíamos preguntarnos, cada uno/a: “¿qué hacer con mi vida el resto de mi vida, para ser feliz y hacer feliz a quien amo?”. La respuesta no tiene que ser rápida ni superficial ni ansiosa, sino discernida e integral. Dado que no tenemos porqué exigir a otros que…...
Algunos/as bailan al son de la música que otros tocan o que está de moda. Otros/as disfrutan llevando la contra a todo y a todos/as quienes representan la autoridad o la diversidad. También hay muchas personas que les encanta el sincericidio...
Los valores humanos y evangélicos esenciales son -a la vez- don, tarea, cruz y arte. “Don”, porque se recibe con gratuidad; “tarea”, porque exige esfuerzo; “cruz”, porque implica entrega; y “arte”, porque expresa creativamente la intimidad....
Más allá del desahogo, todas las personas necesitamos encontrar a alguien que nos escuche y nos ayude a ver “lo mismo de otra manera”… más humana y más esperanzada. De hecho, tratamos de huir del escándalo y del chisme, donde lo personal se convierte en público...
El horror de la guerra, terrorismo, sicariato, femicidio, homicidio y todo tipo de muerte, no se puede justificar con nada y para nadie. Porque la vida es el valor supremo y la muerte es el dolor mayor, que se agrava cuando se provoca y se prolonga...
Además de un sentimiento y de un deseo, hemos descubierto que el amor es una “decisión” de dar la vida para que el/a otro/a tenga vida… y vida plena. O sea, no se trata -solo- de sentirse bien, sino de “hacer feliz” a quien se ama...
En el afán de mantener el “prestigio” por encima del testimonio y de buscar la “grandeza” más allá de la realidad, solemos cometer la imprudencia de “aparentar” lo que no somos...