Algunos/as bailan al son de la música que otros tocan o que está de moda. Otros/as disfrutan llevando la contra a todo y a todos/as quienes representan la autoridad o la diversidad. También hay muchas personas que les encanta el sincericidio...
Los valores humanos y evangélicos esenciales son -a la vez- don, tarea, cruz y arte. “Don”, porque se recibe con gratuidad; “tarea”, porque exige esfuerzo; “cruz”, porque implica entrega; y “arte”, porque expresa creativamente la intimidad....
Más allá del desahogo, todas las personas necesitamos encontrar a alguien que nos escuche y nos ayude a ver “lo mismo de otra manera”… más humana y más esperanzada. De hecho, tratamos de huir del escándalo y del chisme, donde lo personal se convierte en público...
El horror de la guerra, terrorismo, sicariato, femicidio, homicidio y todo tipo de muerte, no se puede justificar con nada y para nadie. Porque la vida es el valor supremo y la muerte es el dolor mayor, que se agrava cuando se provoca y se prolonga...
Además de un sentimiento y de un deseo, hemos descubierto que el amor es una “decisión” de dar la vida para que el/a otro/a tenga vida… y vida plena. O sea, no se trata -solo- de sentirse bien, sino de “hacer feliz” a quien se ama...
En el afán de mantener el “prestigio” por encima del testimonio y de buscar la “grandeza” más allá de la realidad, solemos cometer la imprudencia de “aparentar” lo que no somos...
Jesús nos invita a hacer lo mismo que Él: sanar, liberar y anunciar. “Sanar” de las heridas ocasionadas por bandidos. Es la reflexión del hermano capuchino Jesús García...
Hay quien pretende identificarse con la gente exitosa que gana dinero, alardea de su prestigio y busca más poder. Pero también hay personas que se atreven a mirar los ojos del que sufre, aprietan las manos del que está caído y se disponen a sanar al herido. ¿Nos queremos parecer…...
“Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?” (Mt 22,36) | Todo ser humano necesita “puntos de referencia” que le ofrezcan un horizonte y le ayuden a dar alguna respuesta a su realidad. De lo contrario, se vive en el trastorno del “relativismo”, donde no existe un paradigma de…...