Para monseñor Aurelio Pesoa Ribera, presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, Viernes Santo es sinónimo de perdón, es el comienzo de la vida, es donde debe quedar atrás la miseria humana del pecado y todo aquello que lo produce, todo aquello que produce sufrimiento y dolor.
“El Viernes Santo no es el final, es la preparación a una vida nueva, es el grano de trigo que cae en tierra y muere y es el grano de trigo caído en tierra y que es fecundo (…) es dejar a un lado los obstáculos que impiden ver a Dios en todo aquello que él ha creado”, observó.
Recordemos que el Viernes Santo es el día más importante de la Semana Santa por tener una mayor carga espiritual en las personas. Ese día está dedicado a recordar la pasión y muerte de Cristo en la cruz. La liturgia se compone de tres momentos: liturgia de la Palabra, la Adoración de la Cruz y la Comunión.
Las agonías que padece un pueblo
En un mensaje enviado al pueblo boliviano, el prelado mencionó los principales problemas que interpelan la tranquilidad de sus habitantes y que se convierten en una agonía. Entre ellos: la división, la economía, la educación, el sistema de salud y la justicia.
El también obispo del Vicariato Apostólico del Beni señaló que, en Bolivia se vive la dolorosa agonía del Viernes Santo por la división de intereses personales que se gestan en el país, “algo que no construye sino antes bien destruye y lástima a los demás”; una agonía por la economía informal, a la que llamó “economía de supervivencia”; y una agonía por una justicia que no beneficia a todos, sino a aquellos que tienen como pagarla.
Y continuó denotando que Bolivia vive una agonía de Viernes Santo en la educación, por la dosis de ideología que están impregnando en los estudiantes, “esta, en vez de construir destruye, una educación en la que le falta mucho para ser de calidad”.
También se refirió a la agonía que se padece en materia de salud, “un sistema de salud que no llega a todos, los pobres que enferman se resignan a la muerte porque no pueden acceder a la buena atención”, indicó.
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Una dosis de esperanza
“Toda vez pareciera que, ante un panorama tan sombrío, Dios está alejado y deja a ver como lo resuelven, es ahí donde los católicos debemos mantener la esperanza”, asintió el prelado y -continuó- “porque sabemos que el buen Dios nunca nos dejará solos y él estará siempre de nuestra parte (…) tenemos la esperanza que la Resurrección es una nueva creación, en la Pascua florece la vida, la vida verdadera”, concluyó.
El prelado en su mensaje de apertura a la Semana Santa, dijo a los bolivianos que a pesar de tantas dificultades que atraviesa el país, los católicos deben retomar el camino con fe y esperanza en Dios.
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