Siguen las sesiones en el aula Pablo VI. Este 12 de octubre finalizaron el segundo módulo, cuyo tema fue la comunión.También han abordado lo concerniente a la paz promovida a través del diálogo sobre todo frente a las escaladas bélicas de los últimos días en Medio Oriente.
Los padres y madres sinodales afrontan el desafío de seguir impulsando el diálogo interreligioso e intercultural, con especial énfasis a tender puentes con las comunidades indígenas menguadas por el colonialismo, propiciar mayor protagonismo e inclusión de las mujeres en todos los espacios empezando por las parroquias y, en especial, involucrar a los jóvenes en la formación de la Iglesia, quienes se han alejado por razones diversas.
Los 79 participantes de América Latina y el Caribe presentes en Roma siguen destacando la importancia del método de la conversación espiritual, que ha permitido a cada uno desde sus contextos y visiones, poder unificar criterios sobre el modo de Iglesia a tono con estos tiempos e impulsada por el mensaje eterno del amor de Dios sobre cada uno de sus hijos. Por supuesto, apelando siempre a la misericordia pastoral y al impulso que cada bautizado debe dar para anunciar la buena nueva.
Con la fuerza del Espíritu
La hermana Rosmery Castañeda Montoya, radicada en Panamá, es oriunda de Colombia. Su carisma la enseñanza de la catequesis. Tiene una maestría en teología dogmática y en Biblia y Misión de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma. Pertenece a la Congregación de la Caridad Dominica de la Presentación.
La religiosa ha tenido la oportunidad de compartir experiencias para “dar respuesta a la Iglesia del siglo XXI”, porque “el Sínodo para mí ha sido una gracia”.
En un ambiente de sencillez, simplicidad, entre cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas, laicos y laicas “estamos en ese plano de igualdad, de fraternidad, de escucharnos y saber resaltar los puntos afines sintiendo la fuerza del Espíritu está con nosotros”.
Reflexión, escucha y aportes
Monseñor Juan Manuel Cua, obispo de Quiché (Guatemala), asegura que con este Sínodo y cada una de sus sesiones se “siente un nuevo kairós” entre quienes participan. Han sido días de reflexión, escucha y aportes.
“Nos sentimos muy contentos con este momento”, porque a través del método utilizado han pedido la intercesión (e inspiración) del Espíritu que “nos sigue guiando y ayuda entrar en diálogo entre nosotros”.
Consecuentes con el Evangelio
Para monseñor Carlos Alberto Godoy, obispo auxiliar de Santiago de Chile y titular de Osorno, destaca el ambiente de oración y apertura que “se vive en el aula sinodal”, cuya evidencia se encuentra “en las iniciativas que se han ido desarrollando a lo largo de estos días”.
El prelado destacó “la convergencia en algunos temas relevantes para la Iglesia” que han podido abordar con respeto, porque “tengo mucha esperanza de que el sínodo nos animará a ser una Iglesia más consecuente con el Evangelio y a vivir con mayor esperanza lo que Dios nos pide”.
Experiencia universal
Desde Colombia monseñor José Miguel Gómez, arzobispo de Manizales, brindó también su testimonio. “Es una experiencia de universalidad que enriquece las almas y nos hace vibrar como Iglesia más misionera”, dijo.
El obispo destaca que todos los bautizados “debemos estar siempre en salida” para anunciar la alegría de la buena nueva, “la sonrisa de Cristo a todo el mundo”. Hace votos para que a lo largo del mes siga imperando el clima de fraternidad “omo ha venido hasta ahora”.
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