Culmina la tercera semana de los trabajos del Sínodo en el aula Pablo VI, padres y madres sinodales abordan la cuestión de la participación del módulo B3 del Instrumentum laboris. Desde América Latina y el Caribe, monseñor Rubén González, obispo de Ponce y presidente del Episcopado Puertorriqueño ha compartido su testimonio.
Para el coordinador del Centro de programas y redes de acción pastoral (Ceprap) del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) “es una experiencia hermosa de fraternidad” este Sínodo.
Con alegría sobre todo “estamos viviendo una experiencia hermosa de fraternidad, de intercambio, de alegría. Estamos abriendo caminos nuevos, porque la misión tiene una Iglesia y de esa Iglesia tú y yo somos parte. Colabora entusiásmate y sigue para adelante”.
Pueblos garífunas, presentes
Representante de los garífunas de centro y norteamérica, sor María Suyapa Cacho Álvarez abraza la causa de los oprimidos, invisibilizados y discriminados de estos pueblos afro- indígenas, diseminados por la violencia colonial.
Solo la acción del Espíritu – expresa la hermana – podrá garantizar movilizar los corazones, porque “Dios está con nosotros en todo momento”. Todos los frutos que salgan de este Sínodo “pueden servir para nuestra vida, en nuestra latinoamérica y también con todos los hermanos que nos siguen en ese proceso”
“Agradezco a Dios y la presencia también de la Virgen María que nos ha acompañado en ese proceso sinodal. Gracias por sus oraciones, queremos seguir contando con ustedes, con esas oraciones hasta que termine este Sínodo”, añadió.
Testimonios de fe
El cardenal Cezar Paulo Costa, arzobispo de Brasilia, destacó la fraternidad y la escucha a partir de la metodología creada, que “permite discernir aquello que el Espíritu quiere para nuestra Iglesia hoy”.
El purpurado brasileño destacó que el desarrollo de las sesiones se realizaron en un clima de cercanía, “cada uno tiene una voz y expresa lo que suscita su corazón a través de lo que el Señor fue suscitando”.
Por supuesto, la sinodalidad implica una mayor participación, por eso, considera que los pastores deben animar estos procesos, de tal forma, “nuestras comunidades sean de amor y testimonio de fe, una fe viva”.
Del yo al tú y al nosotros
El padre Iván Montelongo pertenece a la diócesis del Paso en Texas (EEUU), fronteriza con México. Es un joven sacerdote que se siente “honrado” por poder participar de este Sínodo. Con apenas tres años de ordenado tiene el honor de poder intercambiar perspectivas, vivencias.
“Pasar del yo al tú, del yo al nosotros, los momentos de silencio; todo esto es una gran gracia, pues yo creo que va a traer renovación a toda la Iglesia”, acotó.
Espera seguir representando esos rostros del pueblo de Dios que vienen a su mente, en especial, el pueblo migrante, pues en una jurisdicción como en la que trabaja ser artesanos de la cultura del encuentro es una condición sine qua non para quienes forman parte de la Iglesia.
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