21.000 flores entre tulipanes, narcisos, jacintos y rosas de varios tipos engalanaron la celebración de la eucaristía de Pascua presidida por el Papa Francisco, con más de 300 concelebrantes entre cardenales, obispos y sacerdotes.
Todo ello gracias a la contribución de floristas holandeses que data desde 1985 para llenar la plaza de San Pedro de colores vivos en la conmemoración más importante de los católicos en el mundo: la resurrección de Jesús.
La liturgia arrancó con el rito del Resurrexit y durante el canto desvelaron un icono bizantino de la Resurrección: ‘Acheropita’, símbolo de estampa oriental que recuerda a Pedro como primer testigo de la resurrección.
Desarrollo de la ceremonia
Se proclamó el evangelio de Juan en latin y en griego en el que se cuenta el relato de María Magdalena que se dirigía al sepulcro ya con la piedra retirada con el sudario “envuelto en un lugar aparte”.
Siguió entonces el silencio meditativo en toda la plaza para el discernimiento personal. Aquí – como suele ocurrir – el Pontífice no hace la homilía, pues reserva el mensaje pascual para la bendición Urbi et Orbi.
Luego la oración del Credo en latín para seguir la Oración universal en diversos idiomas: árabe, español, tamil, portugués y chino. Los nuevos bautizados abanderaron las intenciones por la paz, por los cristianos perseguidos y todas las familias.
En la procesión del ofertorio participaron niños, mientras que la antífona de comunión se repartió entre los fieles presentes en la plaza de San Pedro. Al cierre el Santo Padre realizó un amplio recorrido en el papamóvil para bendecir a los más de 30.000 peregrinos.
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