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Óscar Elizalde: «Comunicar para evangelizar y evangelizar comunicando», un desafío de cara al Sínodo

“Crecer en métricas, impactos, seguidores, réplicas, es importante, pero no es necesariamente un indicativo de que lo que hacemos comunicativamente, está impulsando la sinodalidad”.

La reflexión es de Óscar Elizalde, consultor del Dicasterio para la Comunicación y director de Comunicación y Mercadeo de la Universidad de la Salle y del Centro para la Comunicación del Celam; presente en el conversatorio «Sínodo y comunicación: una mirada desde varios continentes,» actividad propuesta como parte de la agenda de la Asamblea Plenaria del Dicasterio de la Comunicación que se adelanta del 10 al 12 de noviembre en Roma.

Desde la mirada de América Latina y el Caribe, el catedrático explicó que “el binomio sínodo – comunicación conlleva un dinamismo complejo. No es deseable, ni mejor, ni necesario que los procesos comunicativos sean complejos, pero cuando lo son es necesario asumirlos como tales”.

Desafiados a comunicar

En esta línea Óscar Elizalde planteó seis desafíos comunicativos – pastorales para el tiempo de Kairós que vive la Iglesia. Igualmente enumeró las lecciones que van quedando de este aprendizaje y que representan el fruto de las experiencias obtenidas en diferentes roles. Todos al servicio de la comunicación en el entorno eclesial, entre ellas se destaca su experiencia al servicio del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM). Desafíos, retos, metas por alcanzar que tienen como base el acto de comunicar.

En su opinión el primero de ellos está en “comunicar para la transformación de la realidad y la incidencia latinoamericana y caribeña”.

En segundo lugar, está el «comunicar para el posicionamiento profético del Celam», es decir, desde la opción preferencial por los pobres y asumiendo el testimonio coherente de los mártires del continente.

El siguiente es «comunicar para la solidaridad», porque no duda en afirmar que “la pandemia del Covid-19, hizo de la comunicación una mediación para la solidaridad, incluso al compartir los recursos comunicativos entre países». Por otra parte, Óscar Elizalde habló de «comunicar para evangelizar y evangelizar comunicando», un desafío que reafirma lo propuesto por los obispos latinoamericanos en Puebla; “la evangelización es el anuncio del Reino, es comunicación».

El quinto desafío -aseguró- es «comunicar para servir a la Iglesia en América Latina y el Caribe,» porque debe propender por hacer visibles los procesos formativos liderados por la organización como es el caso de los cursos, diplomados y productos editoriales que hacen parte de las actividades del organismo. Finalmente se refirió al «comunicar para la sinodalidad y la articulación eclesial,» lo que explica, halló su principal escuela de formación en la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, momento que recuerda como “un ejercicio comunicativo sinodal que fue la mayor provocación para caminar juntos sin ningún deseo de volver atrás”.

Los aprendizajes

Óscar Elizalde reconoce que el camino recorrido deja una serie de lecciones que se aprenden para crecer y fortalecerse, además de sugerir nuevas prácticas. Entre ellas está identificar y saldar las brechas que nos impiden comunicar juntos.

Esta lección nos recuerda que «necesitamos aprender los unos de los otros para comunicar efectiva y afectivamente desde y para el Pueblo de Dios;» esto implica iniciar un camino de conversión pastoral y discernimiento espiritual. Igualmente está el escuchar más para comunicarnos mejor. Sobre ello insiste en que «debemos esforzarnos por no perder la capacidad de asombro y por escuchar a nuestros interlocutores: sus palabras, sus gestos, sus no-palabras, sus silencios».

También figuran dentro de las lecciones el producir narrativas interpelativas que nos conecten con el pueblo de Dios, porque insiste en que «apelar a la imagen, a lo visual, los videos, las estéticas en el diseño, las infografías, lo testimonial, lo profético y lo participativo; abre nuevos espacios de interacción con el pueblo de Dios».

Nuestra experiencia al servicio de la comunicación -asegura- debe invitarnos a pasar de la conexión a la comunión, la participación y el compromiso misionero por lo que «valdría la pena plantearse si todos los indicadores de nuestras acciones comunicativas sinodales deberían orientarse, sobre todo, hacia el reconocimiento de procesos de comunión, participación y compromiso misionero, atravesados por la comunicación».

Esto se convierte en una pauta para recordar una última lección la de comunicar a todos, incluso a los náufragos de las redes; frente a esto insistió en que «tendríamos que preguntarnos si comunicativamente estamos llegando a todos,” por eso recomienda una atención especial para las personas que no navegan, sino que naufragan en el inconmensurable mundo de la web ya sea por sus condiciones de aislamiento, pobreza o porque son los otros excluidos, los marginados de las tecnologías.

Citando al investigador colombiano Carlos Eduardo Maldonado, el experto insistió en que la comunicación sinodal como la complejidad, está relacionada con la oscilación, la indecibilidad, la apertura, la incertidumbre y el inacabamiento. Esto lejos de ser un obstáculo ha de llevarnos a trabajar juntos desde lo que afirma son “nuestras trayectorias intercontinentales, con creatividad, para encontrar nuevos lenguajes, nuevas expresiones y en últimas, nuevos caminos para una Iglesia sinodal en salida a las periferias”.

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Cronología del cambio

Los desafíos y lecciones aprendidas en materia de comunicación hacen parte de la experiencia de Oscar Elizalde al servicio del Celam.

Una cronología de acontecimientos determinó las transformaciones al interior de la dependencia. Aclarando que no están limitadas a la implementación de nuevas prácticas comunicativas. Se trata de algo más, una lectura de la realidad, una apuesta por el servicio cualificado en materia de comunicación, acorde con las necesidades de la Iglesia en América Latina y el Caribe.

Al respecto, Elizalde recordó que la comunicación en la Iglesia continental ha transitado por diversos itinerarios de transformación, esto como parte del proceso de renovación y reestructuración del organismo de acuerdo con la solicitud de la Asamblea General del Celam realizada en Tegucigalpa en mayo de 2019.

Los análisis previos de la situación y las expectativas de lo que deberían ser los procesos comunicativos al interior del Celam, generó diversas propuestas y no pocas reuniones para darle forma a las ideas. Así con el apoyo de un equipo eclesial de expertos en noviembre de 2020, entró en funcionamiento el Centro para la Comunicación del Celam.

El objetivo inicial era ampliar los servicios del que por mucho tiempo se conoció como el Departamento de Comunicación y prensa del Celam. Los esfuerzos se enfocaron en lo que hoy es un «ecosistema de mediaciones comunicativas y capacidades al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia en América Latina y el Caribe».


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