El 18 de noviembre de 2022, el Papa Francisco elevó la a la prelatura de Borba a diócesis, lo que se concretará en la celebración que tendrá lugar el próximo domingo 25 de junio. Un momento que según Mons. Zenildo Luiz Pereira da Silva, obispo de la diócesis de Borba, «nos llena de alegría».
Pero también una nueva realidad que «aumenta nuestra responsabilidad», al mismo tiempo que, como diócesis, «gana una cierta autonomía». Creada como prelatura en 1963, en pleno Concilio Vaticano II, cumple 60 años.
El obispo diocesano considera que el gran reto es «la formación de nuestros laicos, seguir organizando, dinamizando la formación de una Iglesia toda ministerial». Junto a ello, la dimensión social, buscando ser una Iglesia profética. Tiene en perspectiva «una Iglesia ministerial que lleve a nuestro pueblo a conocer a Jesús, a seguir a Jesús y anunciarlo con gran alegría«.
También, «una Iglesia que sea siempre discípula de la Palabra», una Iglesia que quiera «promover vocaciones, para todas las instancias, vocaciones para la Iglesia de Dios». Mons. Zenildo aboga por una «Iglesia que sea siempre defensora de la vida, que cuide nuestra casa común», y «vela por la comunión con el Papa, con unidad y sinodalidad».
El 18 de noviembre de 2022, el Papa Francisco elevó la prelatura de Borba a diócesis, ¿qué significa esto para la Iglesia local?
Con gran alegría, la diócesis de Borba se preparó como prelatura, organizando la curia, los consejos, el colegio de consultores. Siendo una Iglesia misionera, el Papa Francisco reconoce este camino sinodal de la prelatura de Borba y la eleva a diócesis.
En primer lugar, esto nos llena de esperanza, porque es un reconocimiento que da autonomía a la Iglesia local de Borba. Al ser una prelatura está vinculada a una congregación religiosa, aquí siempre ha estado vinculada a los Franciscanos de la Tercera Orden (TOR), a los que estamos muy agradecidos. Fueron muy amables y ayudaron mucho en este proceso de evangelización. Al ganar esta autonomía hay una promoción de vocaciones, hay una inversión en liderazgo. Esto significa una Iglesia formada sobre la base del discipulado y del espíritu misionero. Es un gran significado en nuestra vida de una Iglesia que conquista misionariedad, ministerios, fuerza en el trabajo pastoral, etc.
¿Cómo cambia el trabajo pastoral cotidiano por el hecho de ser diócesis?
Aumenta nuestra responsabilidad, porque como diócesis tiene que caminar sobre sus propias piernas, como viene haciendo desde hace mucho tiempo, pero siempre hemos contado con el apoyo y el cariño de los franciscanos. En este aspecto gana una cierta autonomía.
En segundo lugar, gana una organización, la organización de la curia, la formación de los laicos, el seminario. Hoy está organizada en foranías, la diferencia es que ahora, como diócesis, funcionará de forma descentralizada, una Iglesia totalmente ministerial. Tenemos cuatro foranías, lo que da mucha más capacidad en la formación, en las reuniones, en la atención a las parroquias y comunidades. Hay muchos elementos positivos en ser diócesis, y uno es precisamente la organización y la descentralización.
La ceremonia de instalación de la diócesis tendrá lugar el próximo domingo, 25 de junio, y será presidida por el cardenal Leonardo Steiner, arzobispo metropolitano de Manaos. ¿Cómo se prepara la Iglesia de Borba para esta celebración?
Con gran alegría, ya estamos preparados para esta celebración de la instalación de la diócesis. Todas las parroquias ya han organizado sus caravanas y llegarán aquí el sábado por la noche o el domingo por la mañana. Esta organización implica también la dinámica de celebrar los 60 años de la diócesis. Fue creada en pleno Concilio Vaticano II, en 1963, una Iglesia creada con el soplo del Espíritu Santo para evangelizar.
Estamos celebrando 60 años y vamos a celebrar con gran alegría esta instalación, con la presencia del cardenal arzobispo de Manaos y de otros hermanos obispos que vendrán aquí. Él es también presidente del Regional Norte1, y eso nos llena de alegría, de comunión, con todo el Regional de la CNBB.
Estamos preparando tres momentos, primero la bienvenida en el aeropuerto a la delegación que viene, luego daremos la bendición en la Curia como signo de una diócesis organizada, y después ofreceremos un café y celebraremos a las 9:00.
¿A qué retos se enfrenta la nueva diócesis de Borba de cara al futuro?
El gran reto es la formación de nuestros laicos, seguir organizando, dinamizando la formación de una Iglesia toda ministerial. El segundo desafío, uno de los mayores, es la dimensión social, estamos en el río Madeira, donde tenemos la presencia de la minería ilegal, donde tenemos el narcotráfico, que es fuerte. Una Iglesia que necesita ser profética, pensar en fortalecer las pastorales sociales, así como las comunidades.
¿Cuáles son sus palabras como obispo frente a este nuevo momento para las personas que viven su fe en la Diócesis de Borba?
Como obispo y pastor de este querido pueblo, quiero presentar perspectivas de gran esperanza a partir de ahora. Una Iglesia ministerial que lleve a nuestro pueblo a conocer a Jesús, a seguir a Jesús y a anunciarlo con gran alegría, como dice el Papa Francisco. Una Iglesia que sea siempre discípula de la Palabra, que estudie la Palabra, que custodie la Palabra y que viva la Palabra de Dios. Una Iglesia de corazón ardiente, en el sentido de promover vocaciones, para todas las instancias, vocaciones para la Iglesia de Dios.
Una Iglesia siempre defensora de la vida, que cuida de nuestra casa común, en la concienciación y también en el cuidado de todos. Una Iglesia que vela por la comunión con el Papa, con la unidad y la sinodalidad.
Quiero acoger a todos los que vendrán aquí con mucha alegría, con mucha fraternidad, con mucha esperanza, para que todos se sientan bien llevando el Evangelio de la alegría a nuestro pueblo a partir de ahora. Muchas gracias, un abrazo fraterno a todos. Bienvenidos, quiero contar con ustedes aquí.
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