ADN Celam

Valeria López Mancini: «“Resaltar la presencia de la mujer se corresponde con la necesaria fidelidad de la esencia de la Iglesia misma”

En ADN Celam venimos publicando las reflexiones de quienes, desde sus especializaciones y miradas eclesiales, pueden sumar a la mejor comprensión del Informe de Síntesis “Una Iglesia sinodal en misión” producido en la instancia de Octubre de 2023 del Sínodo de la Sinodalidad 2021-2024.

En esta oportunidad convocamos a la abogada argentina y licenciada en Derecho Canónico Valeria López Mancini* para que, desde su expertisse, nos adentremos en el Punto 9 de la Parte II Las mujeres en la vida y la misión de la Iglesia.

Lo que sigue es el fruto de sus reflexiones sobre este tópico tan significativo en este tiempo de la vida de nuestra Iglesia global.

 

¿Se pueden revertir el clericalismo y el machismo?

 A la entrega de los dones de las mujeres desde el inicio de los tiempos a la vida de la Iglesia se oponen el clericalismo y el machismo, aspectos señalados en el apartado propuesto para su reflexión. ¿Cuál es su mirada sobre cómo revertir estas situaciones que aún hoy se sostienen y que en muchos ámbitos eclesiales se permiten y fomentan? ¿Las Iglesias locales están listas para comprender este clamor de mayor inclusión de las mujeres en los espacios de decisión de la Iglesia?

El Papa Francisco, en una de sus intervenciones durante la Asamblea del Sínodo expresó: «La mujer en el santo pueblo fiel de Dios es un reflejo de la Iglesia, que es femenina, con el rol de esposa y madre. Cuando los ministros exceden sus funciones y maltratan al pueblo de Dios, están distorsionando la imagen de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales».

En algunas sesiones escuchamos, también, testimonios que no solo dan cuenta de la permanente e incansable labor evangelizadora de las mujeres en las Iglesia, y de la originalidad de su rol y su aporte, sino además, de los obstáculos que aparecen en distintos ambientes y realidades (geográficas, religiosas, sociales, etc.) que les impiden desplegar los dones recibidos al servicio de la misión. A causa de ello, esas mujeres se sienten excluidas de algunas dimensiones relevantes de la vida de la Iglesia, como la gestión pastoral y los procesos de elaboración de decisiones.

Para revertir estas situaciones que aún hoy están presentes en algunos ámbitos, no bastaría el reconocimiento y la valoración del aporte de las mujeres, sino que es necesario integrar efectivamente su presencia y protagonismo en las estructuras eclesiales, asumiendo roles como delegadas pastorales, responsables de la gestión pastoral de parroquias, formando parte de consejos, o realizando otros servicios diocesanos que pueden desempeñar. Hay en la actualidad múltiples espacios donde la mujer tiene presencia y participación en la Iglesia, como signo de la igualdad bautismal: en parroquias y comunidades, a nivel diocesano, en la curia romana, las universidades pontificias, los seminarios, tribunales eclesiásticos; sin embargo, lejos de verse como una excepción, ello debería considerarse característica propia y natural de la vida de la Iglesia.

Este camino requiere profundizar en el significado de la igual dignidad bautismal del pueblo de Dios que se enriquece con la variedad de ministerios, carismas y funciones, y desde donde dar respuesta al clamor por una presencia más amplia e incisiva de la mujer en la Iglesia. Dicha respuesta no podrá limitarse a generar espacios para la mujer, sino más bien orientarse a los procesos que lleven a su plena participación, fruto de la comprensión de su dignidad, vocación y corresponsabilidad en la misión.

 

Le puede interesar: Mons. Heriberto Bodeant: «Somos apenas co-constructores y en permanente aprendizaje del oficio»

 

La autoridad como servicio, no como privilegio

¿Cómo ha sido su experiencia personal vinculada a la temática que estamos tratando, como mujer, en su trayecto de servicio a su Iglesia en Chile y otras partes del mundo? El Sínodo de la sinodalidad, ¿le ha renovado en algo la esperanza de cambios positivos para el tratamiento de las mujeres en la Iglesia?

Mi experiencia personal, como laica, ha sido positiva; tanto en mi comunidad parroquial, como en mis estudios y en mi trabajo, siempre sentí que las mujeres éramos escuchadas en la Iglesia, que había un espacio para nuestro aporte en el trabajo que se realizaba y que se valoraba nuestra peculiar manera de ver las cosas. En ese escenario, no percibí como algo excepcional estudiar Derecho Canónico —aun cuando en los cursos las mujeres éramos muy pocas—, ni que hubiera obstáculos específicos por mi condición de mujer para vivir mi vocación.

Sin embargo, siempre fui consciente de que las cosas eran distintas para las mujeres, y para los laicos en general, en otras comunidades donde el clericalismo está presente, la autoridad es vivida a menudo como un privilegio y no como un servicio evangélico o un carisma dado para el bien de todos, y la participación y la asunción de responsabilidades se concentra en unos pocos. Por supuesto, donde el machismo impregna la dinámica de un grupo o comunidad, esto golpea principalmente a las mujeres, que ven en la discriminación y exclusión que padecen, expresiones del clericalismo y la cultura machista presentes al interior de la Iglesia.

Las mujeres han sido sujetos protagónicos del proceso sinodal desde que comenzaron los trabajos del Sínodo, ya en la primera fase de escucha a nivel diocesano; la participación de las mujeres, su reconocimiento y su presencia en ámbitos de responsabilidad surgieron como elementos cruciales en la búsqueda de cómo vivir la misión de la Iglesia de una manera más sinodal (IL B.2.3.). La reflexión que ha tenido lugar en el Sínodo de la Sinodalidad sobre la vocación y presencia de la mujer en la Iglesia renueva la esperanza de cambios positivos en este sentido, desde la comprensión de la igual dignidad bautismal y corresponsabilidad del pueblo de Dios.

La búsqueda por resaltar la presencia de la mujer y los alcances de su rol fundamental, se corresponde con una necesaria fidelidad en mostrar la esencia de la Iglesia misma. El magisterio pontificio a través de numerosas y variadas intervenciones, y desde enfoques diversos —antropológico, teológico, eclesiológico, histórico, sociocultural, jurídico—, nos ha mostrado el verdadero sentido de la vocación de la mujer, y cómo la feminidad pertenece al patrimonio constitutivo de la humanidad y de la misma Iglesia (Carta de Juan Pablo II a las mujeres, del 29 de junio de 1995). El gran desafío de nuestro tiempo, aquí y ahora, es “pasar del reconocimiento teórico de la presencia activa y responsable de la mujer en la Iglesia a la realización práctica” (Christifidelis laici n. 51), ya que la presencia femenina, con el aporte de lo que es propio y característico de la mujer, complementa necesariamente, la misión del Pueblo de Dios.

 

El sínodo en primera persona

Por favor, cuéntenos su paso por el sínodo y cómo el sínodo (este sínodo tan especial por lo físico —ubicación en mesas redondas de los y las sinodales—, por lo histórico, por lo temático) pasó por usted. Cómo fue ese mes en Roma, rezando, pensando, escuchando, compartiendo.

Mi participación en la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos fue una verdadera experiencia de sinodalidad. En efecto, en torno a 400 personas, provenientes de variadas geografías, culturas y tradiciones, representando los distintos estados de vida, carismas y ministerios en la Iglesia, intercambiamos a lo largo del mes de octubre reflexiones, preocupaciones, anhelos. Rezamos juntos, compartimos la Eucaristía, peregrinamos, trabajamos arduamente y nos escuchamos, también en la diversidad de pareceres. Todos unidos por la misma fe, en comunión, reconociéndonos hermanos, caminando juntos como Pueblo de Dios. Con esto quiero destacar que, más allá de los contenidos que fueron abordados siguiendo el Instrumentum laboris, y las convergencias, temas a profundizar y propuestas recogidos el Documento de Síntesis, lo vivido y compartido es signo ya de una Iglesia sinodal.

La metodología de trabajo en círculos menores o pequeños grupos de 10 a 12 personas en mesas redondas fue una verdadera novedad y acierto. Fraternidad y comunión son las dos palabras con las que identifico el trabajo durante la Asamblea, y el método de la Conversación en el Espíritu, que fue con el que trabajamos durante la asamblea, ha contribuido para ello, porque permite escucharnos, le confiere otra dimensión al silencio, a partir de la palabra de Dios, y nos dispone a estar atentos a las mociones del Espíritu Santo para construir consensos.

Recibí con esperanza que el papa Francisco convocara para esta Asamblea, con derecho a voto, a personas que no tienen el munus episcopal, y que además enfatizara en que un número importante de ellas debían ser mujeres. Me alegré y oré mucho por esta decisión del Santo Padre.

El momento histórico en el que nos toca peregrinar está lleno de desafíos. Entre ellos, la vocación y presencia de la mujer en la Iglesia, no solo en los ámbitos que tradicionalmente la vemos y valoramos en nuestras comunidades, sino también en otros espacios, que involucran la elaboración y toma de decisiones, donde ha tenido menor participación y visibilidad. El Papa Francisco al convocar a mujeres a la Asamblea del Sínodo con voz y voto ha querido ser fiel a todo el camino sinodal recorrido, donde no solo los clérigos han sido parte importante del mismo, sino también la vida consagrada y los laicos (hombres, mujeres, jóvenes). Una mayor participación de las mujeres en esos ámbitos va de la mano de la corresponsabilidad. Y eso es lo que significa en lo personal y, como laica, ser parte de este momento en la vida de la Iglesia: el ejercicio de la corresponsabilidad, de una manera muy concreta y visible, que permitirá seguir profundizando sobre la misión, la forma de relacionarnos como pueblo de Dios y nuestras estructuras eclesiales.




 

*Valeria López Mancini es argentina, residente en Chile desde el año 2000. Abogada (UBA), Licenciada en Derecho Canónico (UCA). En la actualidad se desempeña como secretaria general adjunta de la Conferencia Episcopal de Chile, presidenta de la Asociación Chilena de Derecho Canónico, jueza del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Santiago de Chile, profesora de Derecho Canónico en la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Entre los años 2000 y 2021 su actividad pastoral estuvo orientada al ámbito del matrimonio y la familia, vinculada a su oficio judicial de patrono estable en el Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de Santiago, y como formadora y facilitadora, acompañando la tarea pastoral de la Vicaría para la Pastoral Familiar, así como también en parroquias, movimientos y asociaciones de laicos. A partir de octubre de 2021, al incorporarme a la Conferencia Episcopal de Chile como secretaria general adjunta, tuvo oportunidad de sumarse al proceso sinodal desde un comienzo, en su primera fase de escucha, encuentro diálogo y discernimiento a nivel de la Iglesia local, también en la etapa continental, integrando la delegación de Chile en el encuentro de la región “Cono Sur” (Brasilia, 6 al 10 de marzo de 2023), y luego participando con voz y voto en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (Roma, 4 al 29 de octubre de 2023).  En este tiempo su enfoque ha estado dirigido especialmente a la vocación y presencia del laico en la Iglesia, en particular de la mujer, así como también en la renovación de las estructuras eclesiales, y las posibilidades que brinda el derecho canónico para ello. Cuatro de sus publicaciones recientes: “Sinodalidad, Ministerialidad y Derecho. La atención de la parroquia en el supuesto del canon 517,2”, en La Revista Católica N° 1214, Vicaría para el Clero del Arzobispado de Santiago, Santiago de Chile, julio 2022, pag. 65-71. // “El derecho canónico en clave sinodal. La corresponsabilidad de los fieles”, en Anuario Canónico, Año VIII, Asociación Chilena de Derecho Canónico, Santiago de Chile, julio 2022, pag. 183-194 // Reseña del libro “Caminos para una teología del pueblo y de la cultura”, de Rocco Buttiglione, Revista Humanitas, año XXVII, n. 101, septiembre 2022, pp. 746-791. // “Vocación y presencia de la mujer en la Iglesia”, agosto de 2017, disponible en formato digital en: https://www.asociacionderechocanonico.cl/wp-content/uploads/2017/09/Vocaci%c3%b3n-y-presencia-de-lamujer-en-la-Iglesia-Prof.-Valeria-L%c3%b3pez.pdf

…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..

 

Recibe gratis por WhatsApp y Telegram las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3HcXLDU

Sigue toda la información sobre el Sínodo 2021-2024 aquí https://bit.ly/3RguCLO

Conozca las ofertas formativas de Programación 2024 del Centro de Formación Cebitepal https://bit.ly/cebitepal_24

Descarga el libro “Pironio, profeta de esperanza” https://bit.ly/41s5Qi1

 

 

Post a comment