Esta semana conocimos el “Mensaje de los Obispos de la Conferencia Episcopal a la Iglesia y al pueblo de Costa Rica con ocasión del Mes de la Juventud: Jóvenes constructores de la civilización del amor”. En él los obispos colocan un doble foco: en los signos de esperanza que representan los jóvenes así como también marcan los signos que los amenazan.
Y citaron el caso de Valentina: “Nuestros jóvenes tienen el derecho a vivir en un entorno seguro y enriquecedor en el que se respete su dignidad. Por eso, causan dolor noticias como las que han trascendido en los últimos días, relacionadas con actos de acoso y violencia entre jóvenes. Nos referimos, en concreto, a lo que sucedió el pasado 27 de junio, cuando, según un video que se viralizó a través de las redes sociales, una joven de nombre Valentina que viajaba en un bus de San Carlos junto a un grupo de compañeros, habría sido víctima de golpes y actos detestables contra su dignidad por parte, aparentemente, de un joven de 16 años. Mientras eso sucedía, los demás compañeros reían y grababan las escenas, convirtiéndose, por omisión de ayuda, en posibles cómplices de la agresión”
«El acoso puede tener consecuencias perjudiciales y duraderas para quienes lo sufren.»
Cuántas coordenadas de nuestro tiempo confluyen en la situación que vivió Valentina: juventud, violencia, acoso, cero empatía y compañerismo: “Este y otros hechos similares reflejan la triste realidad del acoso y la violencia entre jóvenes. Más que un incidente aislado, el acoso es un patrón de comportamiento. Los acosadores tienen la intención de causar dolor, ya sea a través del daño físico o de palabras o comportamientos hirientes, y lo hacen de manera repetida. Se sitúan en una posición de poder convirtiéndose en líderes negativos. El acoso puede tener consecuencias perjudiciales y duraderas para quienes lo sufren. Además de efectos físicos, puede ocasionar daños emocionales, espirituales y de salud mental, como depresión o ansiedad, que pueden derivar en situaciones graves”.
Reparaciones multidimensionales
“Es cierto que ante el acoso que sufrió Valentina se han multiplicado las voces de censura, así como manifestaciones de solidaridad. Hacia ella y su familia nuestra cercanía humana y nuestra oración. Ayudemos a sanar también a los actores del acoso. Están en marcha acciones institucionales para sentar las responsabilidades pertinentes. Pero no olvidemos que la mayoría de los casos pasan lejos de las cámaras y las redes sociales. Muchos de nuestros jóvenes sufren en silencio la violencia y la injusticia de una sociedad que, en este tema, como en muchos otros, mira para otra parte”, expresaron los prelados.
Y denunciaron: “Se necesita una verdadera conciencia acerca de la magnitud de la descomposición social que estamos sufriendo en Costa Rica. Y a la par, el compromiso de actuar de forma continua y comprometida por la instauración de una cultura de paz que transforme nuestras relaciones. (…) En nuestras manos está hacer que el bien, la bondad y la solidaridad sean el signo distintivo de nuestras relaciones. Y el lugar donde se plantan las semillas de la paz y el entendimiento es el hogar”.
Se despidieron invocando el auxilio del Espíritu Santo, de María, Reina de los Ángeles, y del joven Beato Carlo Acutis.
PDF Mensaje CECOR con ocasión del mes de la juventud
Le puede interesar: 12 de julio – Día del Laico costarricense: Sembradores de Evangelio en los ambientes cotidianos
…………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
Suscríbete gratis por WhatsApp y Telegram y recibe a diario las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3HcXLDU
Sigue toda la información sobre el Sínodo 2021-2024 aquí https://bit.ly/3RguCLO
Participa en los cursos y diplomados del Centro de Formación Cebitepal https://bit.ly/cebitepal_24
Post a comment