En un mensaje contundente al cierre de la edición 126 de su Asamblea ordinaria, los obispos de Costa Rica, manifestaron su preocupación por diversos temas de interés nacional que están afectando la tranquilidad de este país, tales como son la salud pública, la educación, la familia y la violencia.
“En este ámbito de fe, como pastores de la Iglesia, tratamos de escuchar y acompañar el sentir de las personas. Es su dignidad y su bienestar lo que debe caracterizar nuestro camino”, a lo que agregaron “lo decisivo en un país es poner a la persona en el centro y cuidar a la población para que sus miembros gocen de una vida digna y ejerzan una ciudadanía educada, solidaria y responsable”.
Precariedad en la salud y la educación
En este sentido, expresaron su preocupación por el tema de la salud, donde dejan en evidencia la decadencia en este servicio, teniendo que, los usuarios pasar interminables listas de espera “que llevan a posponer de manera peligrosa la atención necesaria; y por la carestía de las medicinas que impiden, para muchos, el acceso adecuado a ellas”.
Así también, denuncian la crisis en materia educativa que se viene presentando, donde hay una deficiencia en la formación en valores humanos; el acceso a la educación es cada vez más escaso; así como la distribución equitativa de oportunidades y la calidad de los conocimientos adquiridos por el estudiantado. A este respecto señalan que “es preciso y urgente buscar compromisos sólidos y adecuados a los retos que enfrentamos”.
Desigualdad y pobreza
A estas problemáticas, le agregan los fantasmas de la desigualdad y la pobreza que, dicen, se ven reflejados en la inseguridad, la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado que está dejando desquebrajado y herido al pueblo costarricense. Además, subrayan la desprotección que se está teniendo con los niños y los adultos mayores, problemas que alertaron, está llevando a caer en enfermedades de salud mental y tendencia al suicidio.
Adicional a esto, ven con gran preocupación la debilitación de los lazos familiares y de los valores que han hecho grande a esta sociedad, de manera especial aquellos que fueron formados desde la fe. A lo que piden proteger a nivel social la familia “buscando las mejores condiciones para que se convierta en decisivo factor de protección, de recibir y cuidar la vida, de formar con sabiduría a los niños y jóvenes, de proteger a los más vulnerables”.
A continuación, hacen un llamado a la comunidad cristiana para que se comprometan en la evangelización a reglar a la sociedad a Cristo, de tal forma que susciten una corriente de solidaridad que renueve el caminar de los ciudadanos. «El sínodo que estamos viviendo aumenta el deseo de ser una Iglesia más cercana a la gente, de ampliar la participación y el ejercicio de la corresponsabilidad de todos los bautizados, en la variedad de sus carismas, vocaciones y ministerios, de mayor reconocimiento del papel de la mujer”.
Tristeza por la situación de Nicaragua y Venezuela
Finalmente, se refirieron a la difícil situación que padece el pueblo y la Iglesia de Nicaragua y Venezuela, expresando su cercanía a estos países hermanos. Sobre este último, pidieron se respete la voluntad popular de los electores y aseguraron que no se puede ignorar el clamor del pueblo por clarificar su resultado y buscar ante todo la verdad. “Es necesario tender puentes, en vez de reprimir las legítimas y pacíficas protestas, para favorecer una transición democrática”.
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Mensaje de los Obispos al finalizar la CXXVIII Asamblea Ordinaria
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