El Sínodo de la Sinodalidad 2024 está en plena marcha en su segunda sesión, y el espacio “En Clave Sinodal” dialoga con teólogos de todo el mundo, quienes han compartido sus reflexiones sobre los desafíos y las esperanzas que rodean este proceso sinodal.
Los jóvenes en la Iglesia Sinodal
Marcos Salas, un joven teólogo de Panamá, manifestó tanto preocupación como esperanza sobre el proceso sinodal que actualmente vive la Iglesia y la integración de la juventud en este proceso.
“Como joven, mi preocupación y deseo es que lo que se reflexione y se proponga como un horizonte, también pueda involucrar a los jóvenes que buscan a Dios, que tienen sed y desean apostar por Jesús de Nazaret”, afirmó Salas, ante la necesidad que ve de abrir espacios donde los jóvenes puedan encontrar respuestas a su búsqueda espiritual dentro del marco sinodal, promoviendo su participación en un proceso que, en ocasiones, es visto con escepticismo por algunos.
El teólogo panameño reconoce los desafíos que enfrenta el Sínodo para involucrar a las nuevas generaciones: “No sé cómo se logrará, pero espero que tantos y tantas que a veces miran con cierta dificultad este proceso se involucren y también formen parte de este camino de conversión sinodal”, expresó, esperando que las propuestas puedan incluir a todos, especialmente a aquellos que, desde su juventud, sienten la necesidad de una fe viva y comprometida.
La escucha activa
Consuelo Vélez, teóloga colombiana, expresó sus expectativas sobre la segunda asamblea presencial del Sínodo de la Sinodalidad, acentuando la necesidad de consolidar la experiencia de escucha que ha caracterizado este proceso.
Para Vélez, el desafío principal es que las voces recogidas durante estos años sean realmente consideradas, sin que las demandas expresadas queden invisibilizadas o sin respuesta: “Que la escucha que se realizó antes y que se ha ido sistematizando de una manera o de otra, que esa escucha de verdad salga con un nombre propio de las diferentes demandas que se han hecho, que no se invisibilicen todas esas demandas y se les preste atención”.
“Por supuesto, no es que el Sínodo sea algo mágico y vaya a solucionar y a cambiar la Iglesia apenas termine la reunión, pero que las conclusiones que salgan del Sínodo de verdad sean un impulso para empezar a caminar en este arduo trabajo que hemos hecho a lo largo de estos tres años”, dijo la teóloga colombiana, con la esperanza de que este proceso sinodal sea un camino que fomente cambios verdaderos en la vida de la comunidad eclesial.
Corresponsabilidad en la Evangelización
Monseñor Milton Luis Tróccoli Cebedio, Obispo de Maldonado-Punta del Este-Minas, Uruguay, remarcó el impacto positivo que el proceso sinodal ha generado en la vida de la Iglesia.
Para el obispo, este camino sinodal ha permitido que todos los agentes pastorales —sacerdotes, laicos, consagrados y consagradas— se sientan más integrados en la misión evangelizadora.
“La experiencia de Sinodalidad y todo este camino que hemos recorrido ya está haciendo aportes y está haciendo transformaciones”, afirmó el obispo, y remarcó que este proceso busca un discernimiento común sobre cómo servir mejor y anunciar el Evangelio de manera más efectiva, esperando que poco a poco sea posible responder “¿cómo llevar la Palabra de Dios a todas las vidas y corazones?”.
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