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Concluye asamblea plenaria de obispos en Honduras, con un llamado a trabajar con valentía y creatividad por un futuro mejor

Finalizada la asamblea plenaria, la Conferencia Episcopal de Honduras, ofreció un mensaje al pueblo de Dios en el que convocaron a realizar proyectos concretos de paz y a construir espacios de negociación para una reconciliación verdadera.

La Asamblea que se desarrolló en Tegucigalpa del 4 al 7 de noviembre, abordó tres grandes temas: Realidad del país; el Sínodo de la sinodalidad que se clausuró en octubre; y el Año Jubilar 2025, que inaugurará el Papa Francisco el próximo 24 de diciembre desde la Basílica de San Pedro en Roma.

En el marco del Sínodo de la sinodalidad, los obispos dijeron que este debe llevar a abrir un camino “ancho” y abierto a todos, de manera especial a los más pobres, excluidos y marginados. Observaron además que, como creyentes se debe asumir el compromiso de pasar del nivel de la limosna a involucrarse más desde la justicia social. Así también, que se debe hacer un llamado a quienes en la vida social, política y económica tienen la responsabilidad de hacer un mejor país para todos.

Mayor participación de los laicos en lo social

En el mensaje del episcopado hondureño, se insistió en la petición que emergió del Sínodo de una participación más activa de los laicos, donde no se vean solo representados en el ámbito eclesial, sino también en lo social. Indicando que estos deberían estar en «primera fila», sobre todo aquellos que han sentido y siguen una vocación política, con el fin de aportar desde el Evangelio a la transformación de la sociedad.

De esta manera, los prelados ven con urgencia abrir las fronteras de la misión de la Iglesia, para que el Sínodo no se quede solo “hacia adentro” y -agregan- que el Sínodo no puede acabar en la «participación y la comunión», sino que debe desembocar en la Misión, que lleve a su vez a unos límites de transformación, sin ello, indican, la labor de la Iglesia quedaría convertida solo en una especie de “propaganda religiosa”.

El Sínodo nos debe dejar a todos un «alma misionera», no para hacer «proselitismo», sino para «salir», viviendo de tal manera los valores del Evangelio que sea la alegría de una fe compartida la que suscite un camino «ancho», lleno, abierto y atrayente, para tantas gentes de nuestro pueblo que quieren una Honduras mejor”.

Vivir una dimensión misionera desde la esperanza

Pasando luego al tema del Jubileo 2025, los obispos recordaron que este es un “año de gracia» donde no se puede quedar solo en “actos” piadosos, antes bien, hicieron un llamado a cambiar de “actitudes”. Los obispos apuntaron que este Año Jubilar debe animar a vivir una dimensión misionera, donde la esperanza cristiana pueda llegar a todas las personas.

Con la mirada puesta en un mejor futuro para todos los hondureños, insistieron en trabajar por un mundo más «esperanzado y esperanzador». Pensando de manera especial en aquellos “a quienes nosotros mismos, con nuestros egoísmos y ruindades, les hemos robado la esperanza: que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte, que el Jubileo nos recuerde que cuantos se hacen constructores de paz serán llamados hijos de Dios».

Por lo anterior, invitaron a todos los hondureños a trabajar con valentía y creatividad en un futuro mejor, donde se construyan proyectos concretos que lleven a los caminos de paz que este país se merece.

Finalizaron su mensaje invocando al Señor Jesucristo y María, Madre de la Esperanza, para que sean ellos quienes acompañen el camino de este peregrinar de la esperanza.

 

Mensaje C.E.H. - Oct.- Nov. 2024

 

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