Desde este 16 de diciembre arrancaron en todas las jurisdicciones del país las tradicionales “misas de aguinaldo” en Venezuela, cuyo origen se remonta a los tiempos de la época colonial.
A pesar de los vaivenes de la historia en el país suramenricano, esta tradición se ha mantenido viva. Una costumbre que a primeras horas de la mañana, generalmente desde las 5, se realiza la eucaristía acompañada de cantos tradicionales navideños como gaitas y villancicos.
Es tradición que al finalizar la celebración se comparta café, chocolate, torta o pan de jamón inclusive entre los feligreses. Cabe destacar que en el templo también se arma un pesebre (belén) de gran tamaño.
Expresión de fe y cultura
En las misas de aguinaldo se cantan gaitas, ritmo tradicional navideño con cuatro, furro y tambora. Foto: Guardián Católico
Durante los 9 días previos al nacimiento de Jesús, los venezolanos recuerdan las jornadas de María y José a Belén. Se caracterizan por su ambiente festivo, así señala el padre José Gregorio Sánchez, párroco de Tamare en la Guajira venezolana.
Las misas de aguinaldo – explica el sacerdote – son una expresión de la fe y la devoción del pueblo venezolano, y un testimonio de su amor a Dios, incluso, “desde la Guajira hay un fuerte lazo de inculturación en este sentido”, dijo.
“Nuestros pueblos indígenas incorporan sus elementos culturales, como compartir chicha de maíz (bebida) y representaciones del pesebre con sus atuendos, porque Jesús también nace entre estos pueblos hoy en día descartados.
Admite que las misas de aguinaldo no se conmemoran ya de madrugada por “la alta inseguridad”, por ello, acuerdan horarios más vespertinos para garantizar mayor participación de fieles.
Encuentro con Jesús
Roberto Mason, desde la diócesis de Apure, señala que “la misa de aguinaldo no es un romper con el Adviento; más bien es el enriquecimiento a un tiempo fuerte que nos hace pensar seriamente en nuestro encuentro y amor por Jesús”.
De hecho, prosigue el laico, “en cada misa de aguinaldo hay un tema y una secuencia que busca hacer que cada uno se encuentre en primer lugar consigo mismo”.
Son nueve días de aguinaldo, de un camino que “nos lleva a descubrir a Cristo Jesús, como el único sendero donde la luz verdadera y clara nos iluminará como sol de mediodía”.
Aún cuando el país pasa por una de las peores crisis de su historia republicana, en medio de un clima de persecusión, los venezolanos resisten con su fe, perseverancia y fraternidad, esperanzados que “no hay mal que dure cien años”.
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