ADN Celam

Queridas hermanas y hermanos:

Desde el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) nos unimos a la celebración del Día Internacional de la Educación, reconociéndonos humildemente discípulos del mayor educador, Jesús, el Maestro.

Para la Iglesia latinoamericana y caribeña, la educación es inseparable de su tarea evangelizadora, que tiene su centro en la promoción de la dignidad de la persona humana. Por ello, es motivo de profunda preocupación la situación que padecen millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe: el 51,3% viven en situación de pobreza; por la pandemia, el 99% interrumpió su proceso educativo durante 40 semanas o más; además, se hizo visible la brecha digital que señala que los de menores ingresos tienen la mitad de acceso a internet que sus pares de altos ingresos1. Por otra parte, 7,5 millones de hombres y 12,5 millones de mujeres entre 15 y 24 años, no trabajan ni estudian en nuestro continente2. Lo que ocurre no es ya una emergencia educativa, sino una crisis prolongada.

Todo esto, dice la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) –y la Iglesia lo respalda–, demanda mayor inversión en educación, mejorar las condiciones materiales, aprovechar el salto en digitalización, generar condiciones de escolarización diversa e inclusiva, además de establecer procesos de transición de la educación a empleos de mayor calidad.

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