Este jueves, 25 de mayo, el Poder Legislativo del Estado de Amazonas (Brasil), en nombre del pueblo del Estado, rindió homenaje al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora (Salesianas) por el centenario de su presencia en la Amazonía. De acuerdo con lo que se dijo en la Plenaria de la Asamblea Legislativa del Estado de Amazonas, esta presencia comenzó en Brasil en 1892 en Guaratinguetá, en el Estado de São Paulo, donde llegaron, siguiendo el carisma de Don Bosco y la Madre María Mazzarello para ser una propuesta de salvación para jóvenes y mayores.
Desde febrero de 1923
En febrero de 1923 llegaron las primeras Hermanas Salesianas a São Gabriel da Cachoeira, a pedido de los Salesianos que se habían instalado allí en 1915, asumiendo la educación de las niñas, el dispensario y el hospital de la ciudad. Más tarde se extenderían a diferentes lugares del Alto Río Negro: Taracuá (1925), Iauarete (1930), Barcelos (1934), Pari Cachoeira (1946), Santa Isabel do Rio Negro (1950), Assunção do Içana (1956). Las Hermanas Salesianas también iniciaron su labor misionera en Manaos en 1930, con el Colegio Nuestra Señora Auxiliadora. Actualmente, 10.000 niños, adolescentes y jóvenes son atendidos por las Hijas de María Auxiliadora en la Amazonía, en 21 casas, algo que es motivo de gratitud para quienes han sido sus alumnos.
Un sentimiento de gratitud que también estuvo presente en el diputado estatal Wilker Barreto, promotor del homenaje, que dijo estar viviendo un momento histórico, «estamos aquí haciendo historia«, queriendo «agradecerles en nombre del Amazonas por lo que han hecho y harán», reconociendo el coraje de ir al interior, algo que continúa hoy, pues, según el diputado, las salesianas aún están en muchas comunidades de difícil acceso.
Según él, «sólo la vocación, sólo el amor por abrirse», ha hecho posible esta presencia. El diputado estatal insistió en dar a conocer la labor de las Hijas de María Auxiliadora, defendiendo la necesidad de ayudar, con recursos públicos, a las obras que hoy tienen. Según el diputado, «cuando el Estado falla, son entidades como éstas las que acuden al rescate«. La Hna. Paola Battagliola, en representación de la Madre General, y la Hna. Carmelita Conceição, Provincial de la Provincia de Nuestra Señora de la Amazonía recibieron una placa conmemorativa.
Agradecimiento de las mujeres indígenas
Los indígenas del Alto Río Negro han sido destinatarios de la misión de las Hijas de María Auxiliadora desde su llegada a la Amazonía. Estas personas expresaron su gratitud por el trabajo realizado durante 100 años por las mujeres que «llevan nuestra ascendencia», destacando el legado de la educación femenina que ha permitido la transformación de la sociedad de la región. Según las indígenas, «nos transformamos a través de esta educación para llevar a cabo nuestra lucha por la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y nosotras las mujeres indígenas estamos orgullosas de ser parte de esta historia y de transformar nuestra cultura sin perder nuestra esencia de mujeres indígenas», insistiendo en que «este carisma está en nuestros corazones, luchas y resiliencia», siendo llevado «en la universidad, en la escuela, en nuestras malocas, en nuestras luchas, el legado de ustedes Hijas de María Auxiliadora está en nosotras».
Hacer realidad el sueño de Don Bosco y María Mazzarello
La Hna. Carmelita Conceição, agradeció al diputado Wilker de Azevedo Barreto por el homenaje y a todos los que forman parte de las diferentes obras de la Congregación en la Amazonía. La religiosa destacó el hecho de que la presencia no comenzó en la capital, sino «en uno de los lugares de difícil acceso de nuestra región, la ciudad de São Gabriel da Cachoeira». La superiora destacó la valentía que hizo posible la realización de este homenaje, fruto «de la generosidad de las superioras de la época, que creyeron en la protección divina y en la solidaridad de tantas personas implicadas en este trabajo desafiante». Todo ello para hacer realidad el sueño de Don Bosco y María Mazzarello: «Hasta mi último aliento, estaré para mis queridos jóvenes».
Fue un trabajo en el que la superiora de la Inspectoría de Nuestra Señora de la Amazonía destacó la misión realizada con los pueblos originarios, «los primeros en habitar esta tierra, la patria de las aguas», subrayando que «muchas FMA pertenecen a las etnias y hoy traducen el carisma salesiano en el lenguaje diversificado de los pueblos de Amazonía, motivo para que nos sintamos muy orgullosas y demos gracias a Dios, autor de toda vocación». La Hna. Carmelita recordó a «todas las hermanas que nos han precedido», destacando que «estas hermanas superaron las barreras del idioma, de la alimentación, del clima, de la forma de vivir el día a día de las comunidades», religiosas que «enseñaron y aprendieron a amar y cuidar a la madre tierra, a acoger la diversidad cultural y a construir juntas una forma de ser comprometida con la vida del planeta».
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Al hablar de la misión salesiana hoy, la religiosa destacó el trabajo que se sigue realizando en el campo de la educación, centros sociales y casas de acogida, parroquias e itinerancias en comunidades indígenas y ribereñas. La religiosa hizo un pedido: «Que las dificultades no nos quiten el coraje de ser profetas de un mundo donde todos tengan derecho a la vida, a la salud y a la educación«, insistiendo en que «caminar en sinodalidad es urgente», y así dio inicio al segundo centenario de la presencia de las Hijas de María Auxiliadora en la Amazonía.
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