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Cardenal Steiner: «El Papa Francisco con sus gestos y palabras señala el camino del Evangelio»

El 13 de marzo el Papa Francisco cumple 10 años de pontificado. El cardenal Leonardo Steiner, que forma parte del último grupo de cardenales elegidos por el actual pontífice, analiza lo que ha representado este papado en la vida de la Iglesia católica.

Un pontificado que ha querido destacar la misericordia y la sinodalidad como fundamento de la Iglesia. Un Papa siempre atento a las necesidades de la sociedad, que se preocupa por el sufrimiento de los demás, un Papa que mira con especial cariño a la Amazonía, al cuidado de nuestra casa común, un Papa austero, que escucha y promueve la escucha de todos, que con sus gestos y palabras señala el camino del Evangelio.

Un pontificado que, en palabras del Arzobispo de Manaos, nos hace darnos cuenta de que «estamos viviendo en la Iglesia tiempos fecundos, tiempos de santidad, de transparencia y gratuidad que brotan del Evangelio«.

La Iglesia que es misericordia es profundamente encarnada

Dentro de unos días el Papa Francisco cumple diez años de pontificado. ¿Qué destacaría del papado del Santo Padre hasta ahora?

Evangelizar es la misión de la Iglesia, la misión de las comunidades de fe. El «Id» hasta los confines de la tierra y a toda criatura, como dijo Jesús a sus discípulos, demuestra la razón de ser de la Iglesia. Envío y anuncio. Como Él fue enviado por el Padre, así envía a sus discípulos a evangelizar. En los discípulos están todas las generaciones de discípulos misioneros. Todos los bautizados están en gracia del «Id». Los ministerios, las vocaciones, los carismas y las actividades pastorales son formas de anunciar el Evangelio que el Espíritu Santo suscita en la comunidad eclesial. Las comunidades eclesiales, las diócesis y prelaturas, las Conferencias Episcopales, la Curia Romana, ¡deben ser la reverberación del «Id»! Todo al servicio del Reino de Dios.

El Año de la Misericordia fue, en este sentido de evangelización, de misionariedad, una iluminación, una llamada de atención, un camino a recorrer. Quizás no hemos bebido y saboreado el sentido y el horizonte que se nos ofrecía. La misericordia como fundamento de la Iglesia, como máxima expresión del espíritu misionero de todos los que seguimos a Jesús. Cuando la misericordia ilumina la vida de las comunidades, se produce una transformación. La Iglesia sale de su círculo cerrado para ponerse al servicio de la Vida en plenitud. La misericordia envía a las comunidades hacia los pobres, los enfermos, los marginados. Misericordia que envía al encuentro del otro necesitado en cuerpo y espíritu.

El Papa Francisco ha abierto el horizonte de comprensión del ser Iglesia. La Iglesia que es misericordia es profundamente encarnada, como lo fue el Hijo de Dios. La Iglesia como misericordia hace visible al Hijo de Dios que estuvo y está entre nosotros como el que sirve, ofreciendo una presencia transformadora, que camina de pueblo en pueblo, tocando los dramas humanos.

El Papa Francisco también ha abordado la cuestión de la transparencia de las finanzas en el Vaticano. Iniciado por Benedicto XVI, ha puesto al IOR en un alto nivel de fiabilidad. La llamada reforma de la Curia recuerda el servicio de la Curia a las Iglesias, al Papa, y no al revés. Su modo de cercanía, de atención a las necesidades más profundas del ser humano, la visibilización de los dramas humanos, la búsqueda de la fraternidad, el cuidado de la casa común, no desde las ideologías, sino desde la profundidad de lo que somos como seres humanos, y desde la profundidad del sentido del ser de toda criatura.

La sinodalidad, tan querida por San Pablo VI, indica el modo de ser que fortalecerá a la Iglesia en el futuro. Un modo que se está haciendo visible y palpable en muchas Iglesias particulares y Conferencias Episcopales. Un modo en el que todos los bautizados se sienten Iglesia y ofrecen su contribución a la visibilidad del Reino de Dios. El Papa Francisco nos indica caminos. Y nos dice qué camino debemos seguir: el de la esperanza.

Quería saber cómo estaban los pobres

Personalmente, ¿qué representa el Papa Francisco en su vida, más aún después de haber sido nombrado cardenal y formar parte del grupo de colaboradores más cercanos del Santo Padre?

Mi primer encuentro con el Papa Francisco tuvo lugar en la JMJ de Río de Janeiro. Fue un encuentro que uno no olvida. El deseo de conocer, de comprender, de animar, de buscar lo mejor para la Iglesia. Una coherencia con la vida del Evangelio, transparencia en las actitudes y en las palabras. Un buen humor que anima. El Papa que Dios nos ha dado para este momento histórico y que nos ha ayudado a entender el momento histórico, pero también cómo vivirlo; cómo en este tiempo vivir la vida, muerte, resurrección de Jesús y sus palabras.

No olvidaré la llamada telefónica sorpresa en plena pandemia en Manaos. Cómo un hombre que está a la cabeza de la Iglesia se acuerda de nosotros que estamos en el interior de la Amazonía sufriendo. Quería saber cómo estaban los pobres, cómo se defendían los indígenas del Covid-19. Fue un soplo de ánimo y esperanza. Esta cercanía evangélica me permite estar siempre más cerca de los que están en el ministerio petrino, sentirme Iglesia que está en todas partes de la tierra.

 

La Amazonía es un eje para el futuro de nuestra Iglesia

La Amazonía puede ser considerada como uno de los ejes destacados en el pontificado del Papa Francisco. ¿Qué tiene que agradecer la Amazonía al Papa Francisco y qué ha descubierto el Santo Padre en la Amazonía y en la Iglesia de la Amazonía?

Ciertamente la Amazonía, con ocasión de la Conferencia de Aparecida, lo despertó a la cuestión de la Casa Común. Los obispos de la Amazonía presentes en la Conferencia insistieron en la necesidad de una nueva mirada sobre la Amazonía. Cuando vino para la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, recordó la forma en que la Iglesia está presente en la Amazonía. Una Iglesia presente, no de paso. El Sínodo Pan-Amazónico fue la señal más elocuente de que quería llevar al debate la realidad amazónica en su totalidad. Yo diría que la Amazonía inspira hoy a las iglesias particulares de Brasil, América Latina y el Caribe.

La Iglesia en la Amazonía fue invitada a tomar en consideración los pueblos, las culturas, las religiosidades, a tener cada vez más en cuenta las realidades sociales y la realidad del medio ambiente. Los cuatro sueños deben leerse como una hermenéutica de la totalidad. Una Iglesia que en la evangelización tiene en cuenta la totalidad del espacio en el que intenta vivir el Evangelio. Ella está siempre en la dinámica de la encarnación y de un movimiento de presencia liberadora. En este sentido el mensaje del Papa Francisco es válido para todas las Iglesias, en todos los continentes. Tal vez por eso podríamos decir que la Amazonía es un eje para el futuro de nuestra Iglesia.

Una presencia sin moralismos

Un Papa que suscita admiración y rechazo en la sociedad y en la Iglesia. ¿Qué hay detrás de estas actitudes?

El Papa Francisco vive y muestra el Evangelio de una manera directa, sin rodeos. El camino del Evangelio que pide salir, acoger, animar, misionar. Una Iglesia «en salida». Una presencia sin moralismos, pero llena de moral, es decir, de la manera de vivir según el seguimiento de Jesucristo. La búsqueda de vivir el Evangelio en profundidad es un riesgo, exige desinstalarse y experimentar el camino de la fe. El mundo técnico-científico en el que vivimos no ofrece la seguridad que la gente imagina. La experiencia de fe viene de otro «lugar», viene del encuentro que exige dejarlo todo y seguirle.

El desprendimiento para vivir el Evangelio que propone el Papa Francisco ha generado inseguridad. Prefieren quedarse con afirmaciones, con conceptos, con rituales, encerrados en grupos, me atrevería a decir en ideologías. El Evangelio en su radicalidad tiene su exigencia de desinstalación, una libertad interior.  Francisco de Asís se despojó de todo, incluso de los ideales que había construido como caballero. Cuando se sintió atraído por Jesucristo pobre y crucificado, se dio cuenta de que todo lo demás no le daba seguridad. El camino sinodal, la búsqueda de las periferias geográficas y espirituales, genera incomodidad, pero es la búsqueda de vivir el Evangelio.

 

La sinodalidad exige disponibilidad y creatividad, mucha escucha

El impulso de la sinodalidad ha marcado la vida de la Iglesia en los últimos años. ¿Hasta qué punto cree que este modo de ser Iglesia puede permanecer después del actual pontificado? ¿Podemos decir que la sinodalidad está siendo asumida en todos los niveles de la Iglesia?

El modo de ser Iglesia al que apunta la sinodalidad exige disponibilidad y creatividad, mucha escucha. Escucha del Espíritu Santo que guía, anima e ilumina a la Iglesia. Todo el Pueblo de Dios participando en la misión evangelizadora; todos los bautizados son Iglesia. Los laicos sintiéndose Iglesia, participando activamente, asumiendo ministerios, participando en actividades pastorales, responsabilizándose de la Comunidad. Cada ministerio tiene su lugar, tiene su misión, expresa ser Iglesia, Reino de Dios. Es la posibilidad de superar el clericalismo, dar cabida a los laicos, a todas las vocaciones y ministerios. Todos juntos, para ser signos del Reino de Dios.

Comunidades visibles del modo de vivir de Jesús. Los procesos iniciados que no han sido impuestos, sino dinamizados, tienden a permanecer, a historizarse. Ya tenemos signos de sinodalidad en nuestras Iglesias, en nuestras comunidades: las asambleas diocesanas, donde todos participan en la reflexión, en la indicación del camino a seguir. La Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), es la manifestación de tener expresiones que tomen en consideración a todo el Pueblo de Dios en lo que se refiere a la evangelización, al modo de ser: una Iglesia sinodal.

Todos reflexionando, orando, escuchando lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias, a las comunidades. Estamos en el ejercicio de la Conferencia Eclesial: la participación de las iglesias panamazónicas en sus diversas expresiones ministeriales y vocacionales nacidas del Bautismo. Esta experiencia de ser Iglesia nos ha ayudado a comprender quiénes somos, cómo debemos ser, cómo ser presencia de Jesús Crucificado Resucitado. Cómo ser Iglesia, comunidad de fe. Todo lo que es del Espíritu permanece, como ya atestiguan los Hechos de los Apóstoles.

Al ir a las periferias, trae la periferia al centro

La presencia en las periferias, algo que está presente en su elección de viajes, el cuidado de la casa común y de los descartados, son elementos presentes en el pontificado del Papa Francisco. ¿En qué medida está influyendo esto en la vida de la Iglesia?

Uno de los compañeros de San Francisco, el Beato Egidio, enseñaba: «La semilla no es inmediatamente un árbol. Y cuando es árbol, no da fruto enseguida. Cuando da fruto, no se puede comer todo el fruto». La Iglesia, las comunidades, viven en culturas diferentes, se expresan de maneras diferentes. La Iglesia siempre ha sido sensible a las personas necesitadas. Tenemos Congregaciones Religiosas que nacieron del encuentro con Jesús pobre en los pobres. Lo que, tal vez, estamos aprendiendo con el Papa Francisco es la necesidad de cambios en las estructuras, en la convivencia, en nuestra relación.

Al ir a las periferias, trae la periferia al centro, al debate, a la atención de la Iglesia. La Iglesia que se convierte en periferia, porque se compromete con las realidades. Todo el debate, el estudio que ha realizado con economistas y jóvenes para demostrar que la economía debe estar al servicio de las personas y no al revés. El Papa Francisco da visibilidad, pero también con sus gestos y palabras indica el camino del Evangelio, frente a la abundancia de bienes, el descarte de alimentos, tenemos gente pasando hambre. Hay un desajuste en nuestra humanidad, vivimos una especie de «inhumanidad». Lo significativo es que esta forma de ir y de estar, de animar, forma parte del Evangelio y de la evangelización. Los procesos son lentos, pero son semilla.

 

La Iglesia está tomando conciencia de su tarea

¿Qué podemos esperar del futuro del pontificado del Papa Francisco? ¿Cómo puede concretarse en los próximos años todo lo que el Santo Padre ha promovido durante su pontificado?

La Iglesia está guiada por el Espíritu Santo. En los momentos más difíciles de la Iglesia el Evangelio ha permanecido vivo en el Pueblo de Dios, ya sea en los laicos, en el clero, en la vida consagrada, en los obispos. Cuanto más vemos las debilidades de la Iglesia, más vemos la presencia del Espíritu Santo. Sentimos que el Espíritu guía a la Iglesia en nuestros días. La Iglesia está tomando conciencia de que su tarea, su misión, es salir al mundo entero y anunciar a toda la creación la vida que nace de la muerte y resurrección de Jesús.

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La semilla que ha germinado dará otros frutos y estos otros frutos. En la historia de la humanidad vemos cómo ciertos movimientos generan violencia y muerte. Vemos que otros generan fraternidad y santidad. En la Iglesia estamos viviendo tiempos fecundos, tiempos de santidad, de transparencia y gratuidad que brotan del Evangelio.

 

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