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Día 3 (último) Congreso La Iglesia y la Paz: La Iglesia puede y debe incidir en la construcción de la paz

En la última jornada del Congreso Latinoamericano y Caribeño La Iglesia al servicio de la paz organizado por el Cebitepal, Centro de Formación de Celam, resonaron palabras y frases como perdón, vínculos, conciencia intencional, derechos humanos, entramados, incidencia, Haití, hospitalidad, Kenia, plataforma, República Dominicana, asumir el conflicto, Iglesia de la esperanza, la paz continua, Perú está de luto, no a toda violencia, giro narrativo, aporafobia, PPL, mística del abandonado… y todas confluyen —de un modo o de otro— en la construcción de la paz.

Vayamos a las riquísimas intervenciones que no solo fueron variadas sino que llevaron a puntos de profundidad y entrada a multidimensionales periferias que conmovieron tanto al auditorio presencial como a los de las redes sociales y el zoom. Un último día a todo ritmo.

 

Hacia una formación de conciencias para la paz

Alberto Barlocci —italiano, abogado, periodista, economista— y James Morin —canadiense, magister en Educación Religiosa y posgrado en Doctrina Social de la Iglesia (DSI)— desarrollaron la filosofía moral de Lonergan en relación a la transformación de conflictos.

BARLOCCI: “Si observamos el dinamismo de nuestra propia conciencia, veremos que se expresa en operaciones cognitivas y lingüísticas que manifiestan los recursos concretos con que cuentan las personas para desarrollar su potencial como sujetos sensibles, inteligentes, racionales y responsables (niveles de conciencia). Nosotros, basados en Lonergan, proponemos una pedagogía o praxis que facilita y orienta el desarrollo de este potencial en relación con las inquietudes y preguntas que tienen las personas. La cumbre del desarrollo humano es a nivel de la conciencia moral, donde cómo se ejerce la libertad responsable orienta y regula la integración de los 4 niveles de conciencia intencional. Comprender la interacción e integración de estos niveles de conciencia intencional nos sirve como modelo metodológico para orientar el diseño, realización y evaluación de actividades de aprendizaje, en cualquier dominio y en relación con cualquier problema. Da las bases para orientar la colaboración transdisciplinaria en torno a problemas complejos. La conciencia intencional opera como una brújula interior que nos orienta frente los diversos desafíos que se presentan en el camino de la vida.  Por ejemplo: la resolución de conflictos para alcanzar la paz”.

MORIN: “Lonergan propone una praxis que interpela a las personas para que puedan aprender a apropiarse del dinamismo de su propia conciencia intencional. Esto implica afirmar la dignidad de cada persona como sujeto sensible, inteligente, racional y responsable y promover el desarrollo de su protagonismo en relación con los desafíos de su entorno”.

 

La Iglesia de la esperanza: transitando caminos complejos

La promoción de la paz a través de Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la contribución del ecumenismo a la paz fueron los ejes de las intervenciones de Humberto Shikiya —argentino, economista y especialista en Cooperación Internacional, representante Consejo Mundial Iglesias en la mesa de diálogo entre el gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)— y Milton Mejía, docente e investigador, pastor de la Iglesia Presbiteriana de Colombia. Sus afanes podrían resumirse en que ambos trabajan incansablemente en sus espacios por cultivar una esperanza viva, profética y sinodal, ecuménica e interrreligiosa.

 

Luces y sombras: Haití-Kenia-Perú

El panel de la mañana de Prácticas transformadoras estuvo moderado por Leidy Vargas quien resaltó “la importancia de vincular el entramado de los múltiples niveles entre las organizaciones intermedias que ayudan a fortalecer procesos de paz”. Compartieron sus trayectos Clara Revuelta, Rainer Gude, Susana Córdova y Nina Balmaceda.

REVUELTA: “Voy a hablar desde mi periferia, estoy en Haití”. Contó su experiencia desde como directora de la ONG Centro de Estudios y Solidaridad con América Latina (CESAL) en Puerto Príncipe que es fruto del movimiento eclesial Comunión y Liberación. Haití es el país más pobre del continente americano. Hay violencia multidimensional, desplazamientos forzados, cortes de rutas, pobreza extrema, brotes de cólera, conflictos con su vecina República Dominicana —comparten la isla La Española— que se sintetizan en una crisis humanitaria de proporciones dramáticas. ¿Se puede construir paz sobre estas sufrientes bases? “Los problemas no se resuelven de inmediato ni totalmente pero podemos vivir de una manera diferente. Organizamos torneos de futbol binacionales, asambleas binacionales de jóvenes, pactos de fraternidad entre mujeres haitianas y dominicanas, radios a favor de la paz y la cohesión social. Partimos de lo positivo y de la centralidad de la persona.”

GUDE: Es asesor de la organización Inclusive Peace. Desde Nairobi, capital de Kenia, explicó, vía Zoom, el concepto de Paz inclusiva-Paz continua: “el camino no es lineal, va fluyendo. Si quieres caminar rápido, camina solo; si quieres llegar, camina con otros. La construcción de la paz no termina es un proceso continuo. Hay que tratar de sostener 7 funciones: mediaciones/facilitaciones; conocer el contexto jurídico local y respetar los derechos humanos; protección y supervisión; socialización, ayuda para los diálogos; cohesión social para trabajar con otros credos; prestación de servicios, como colaborar con la educación, la salud”.

CÓRDOVA: doctora en Psicología de la Educación, pertenece a la organización Resucita Perú Ahora (RPA), programa pastoral que nació con el impulso de mons. Pedro Barreto y con el propósito de promover y fortalecer la acción solidaria convocando a los sectores religiosos, académicos y la sociedad para generar un diálogo eficaz con el Estado en tiempos de pandemia. “Perú está de luto. Las matanzas son dolores que cruzan las venas del Perú. Le dedico mi presentación a Rosalino, asesinado con sus 22 años en la protesta social de Cusco del 11 de enero del 2012, a él y a los otros 66 muertos en las mismas circunstancias. Somos un país atravesado por la desigualdad, la injusticia y la muerte. El gobierno prefiere olvidar en vez de dialogar. A la pandemia sanitaria le sumamos las emergencias sociales y políticas”.

BALMACEDA: Vía Zoom, se refirió a la construcción de la paz justa que ve a las personas en su plenitud y totalidad. Es Presidenta of Peace & Hope International-Duke University en EE.UU., organización que promueve la paz y la defensa de los derechos humanos inspirada en valores cristianos. “En Medellín (Colombia) trabajamos con el grupo ‘Mujeres de la Memoria’; en Huanuco (Perú) desarrollamos un proyecto de ecoterapia para sobrevivientes de abuso sexual. Nos oponemos a todas las violencias: física, psicológica, de poder, discriminaciones de origen étnico-clase-género, abusos contra la tierra y la creación.”

 

Escuelas Es.Pe.re: Perdón-Reconciliación-Justicia Restaurativa

El padre Leonel Narváez, misionero de la Consolata, con la energía propia de quien habla desde fuertes convicciones presentó su propuesta de las Escuelas ES.PE.RE. (Perdón y Reconciliación) que ya se hallan en marcha en 20 países de Latinoamérica.

“El perdón presenta 6 desafíos: superar la ignorancia inadmisible sobre la cultura y espiritualidad del perdón; las divisiones ad intra del clero y comunidades religiosas; renovar la acción pastoral porque sin el perdón solo queda una vida infecunda y estéril; repensar la pastoral y la vivencia del sacramento del perdón; renovar el lenguaje soteriológico: culpa, pecado, castigo, condenación, infierno; atención a la violencia societaria (82%) y no solamente a la violencia política (18%).”

Y destacó lo central de dar un giro narrativo: salir de la espiral de la rabia, el rencor, la venganza y pasar a la superación, compasión, sanación.

 

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Tres escenarios para la paz: la calle, la cárcel, la virtualidad en red

El padre Fabio Antúnez Do Nascimento, secretario Adscrito a la Secretaría General del CELAM y Codirector del CEBITEPAL, coordinó el último panel de este Congreso: Prospectivas, nuevos escenarios y urgencias interpelantes, para la Iglesia al servicio de la paz.

Compartieron sus saberes y experiencias el padre Julio Lancelotti, vicario para la población de calle en San Pablo (Brasil), párroco y activista de derechos humanos; el padre Eliecer Montañez, coordinador del Grupo de Apoyo Espiritual de la Pastoral de Justicia y Libertad nacional, capellán general del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC); el padre Vilson Groh que vive en las periferias de Santa Caterina y es educador popular; Ximena Lombada, trabajadora social en la Amazonia colombiana y Miguel Álvarez, de nacionalidad mexicana, mediador en procesos de paz, del  Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral (CEPRAP) del Celam.

LANCELOTTI: “Somos testigos de un crecimiento de personas viviendo en la calle: con ellos hay que resistir y convivir. Tenemos que encarnar una Iglesia que conviva con los descartados. Los reconozco en sus necesidades y conflictos. En general, estas personas no son recibidas en nuestras comunidades cristianas”. Citó a la filósofa española Adela Cortina con su concepto de odio a los pobres: “¿Cómo superaremos la aporafobia en Brasil?”.

MONTAÑEZ: “Mi gran sueño para Colombia es humanizar las cárceles. El Papa nos dijo ‘no dejen de soñar’. Resignificamos nuestro servicio. Hombres y mujeres precisamos reflexionar sobre la presencia de Dios en nuestras realidades. ¿Qué es un PPL? Persona Privada de la Libertad. La Iglesia debe incidir en las políticas públicas y en las personas”.

GROH: Desde el año 79 se ocupa de personas que viven en situación de calle. “Es una experiencia mística del abandono, de Jesús abandonado. Esta es la mística que me sostiene en la periferia. Yo sé que tú ‘eres’, tú tienes un rostro concreto. Mi experiencia en mediaciones es en las favelas, áreas muy pobres. Vivo un proceso de inculturación con cultos afro.” Lleva adelante una gran obra que lleva su nombre y que está basada en la cultura de la educación y el trabajo. Actualmente está emprendiendo un nuevo proyecto: Casas de Francisco, donde jóvenes de clases medias puedan estar en contacto con las periferias.

LOMBADA Y ÁLVAREZ: Ambos crearon la Plataforma Paz, Democracia y Derechos Humanos. Comparten 5 ideas en torno a la Iglesia y la Paz:

  • Se constata la enorme riqueza y profundidad de parte de la Iglesia en procesos de violencias y de paz.
  • La Iglesia tiene que abrirse a los nuevos retos que presenta la paz. La pobreza no es generadora de violencia. Frente a esto la Iglesia debe ubicarse proféticamente.
  • Vivimos en una dispersión. Como Iglesia tenemos el desafío de una acción más presencial y de conjunto. ¿Cómo jerarquizamos la diversidad?
  • Lo que viene. Tenemos que atrevernos a hablar de las próximas etapas: la plataforma está también para esto. El diálogo y lo comunitario deben estar por sobre lo individual y la confrontación.
  • ¿Cómo hacemos para consolidar estos procesos en el Celam? Viene lenta la primavera eclesial y tenemos un mandato profético.

 

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Saludo final

El saludo final en formato de video estuvo a cargo de monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina) y secretario General del CELAM:

Una alegría poder compartir con ustedes este momento ya concluyendo estas jornadas de encuentro, de reflexión, de búsquedas en común.

Me parecía bueno recordar una de las propuestas que tiene la declaración Universal de los Derechos Humanos que es un documento aceptado por todos y que nos ilumina en nuestro camino en la construcción de la sociedad. En el preámbulo, en el primer párrafo nos dice “considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.

Ya en estos primeros renglones este documento hace referencia a esta realidad que todos anhelamos construir y de la cual muchas veces disfrutamos también: el ser una misma familia humana. Esto es como la base de estos derechos de reconocimiento de la libertad, la justicia, la paz. También varios de nuestros textos sagrados nos invitan a considerar esto; por mencionar uno, en el libro del profeta Isaías se nos dice —como un anhelo del profeta, un anhelo y un sueño inspirado por Dios— que “de las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas, no alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán más para la guerra”. Un anhelo, como te decía, ciertamente inspirado por Dios y podríamos mencionar también algunos pasajes, el de las Bienaventuranzas, bienaventurados los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios, nos decía Jesús.

Declaraciones a nivel Universal de organismos públicos, anhelos en nuestros textos sagrados que inspiran nuestra fe, la búsqueda de la paz, el deseo de construir la paz es algo que está como metido en nuestra condición humana. Pensaba en grandes hombres y mujeres que han soñado con un mundo en paz: Mahatma Gandhi, Martin Luther King, la madre Teresa de Calcuta, San Francisco de Asís, más cerca de nosotros Francisco de Roma, el Papa que tanto nos alienta en la construcción de un mundo más fraterno. Tomando esta enseñanza de San Francisco de Asís él ha escrito esta maravillosa encíclica Fratelli Tutti, todos hermanos y hermanas.

Y esta Paz la buscamos en los vínculos entre nosotros, en la familia humana y, al pensar en una familia, pensamos también en una casa, por eso la paz no es solo Paz en la humanidad sino también paz en esta casa que habita la humanidad: paz en la tierra, paz en el trato, en el vínculo con la creación para que no seamos violentos con ella. Para que esta casa común que Dios nos ha regalado pueda también ser cuidada, respetada, amada y buscada como un sitio común de toda la humanidad.

Nos decía hace muchos años ya el Papa Benedicto XVI que el modo en que los seres humanos tratamos la creación refleja el modo en el cual nos tratamos entre todos nosotros. Francisco en esta encíclica Fratelli tutti nos hace referencia a sueños rotos en la humanidad, sueños hechos pedazos, sueños que quisimos nosotros construir como humanidad y que se han venido abajo por la avaricia, por la violencia, por el desencuentro.

Nosotros, que somos de distintas corrientes religiosas, valoramos los espacios de construcción de paz en tantas comunidades de fe; en nuestra Iglesia varios de estos espacios han sido tema de reflexión, de búsquedas en estos días. Demos gracias a Dios por esto.

Me acordaba, en uno de los mensajes del 1 de enero de esta Jornada Mundial de Oración por la Paz, Francisco nos proponía dos imágenes: ser arquitectos y artesanos de la paz. Arquitectos, arquitectas, son quienes diseñan, quienes piensan las estructuras que hacen falta para la paz: mesas de diálogo, propuestas, caminos, estrategias. ¡Y cómo necesitamos que desde la inteligencia y la creatividad se puedan proponer estos espacios que brinden ocasión de encuentro y de diálogo!

Lo segundo es la artesanía: ser artesanos y artesanas de la paz. Poder trabajar en la paz en lo cotidiano, en lo que va surgiendo en cada espacio, aun en aquellos más complicados, aun en estos escenarios de violencia, de agresión, de muerte.

Le pido a Dios que estos días de reflexión, de búsquedas, puedan dar un fruto nuevo, un fruto de paz y que podamos crecer en el compromiso para ser arquitectos y artesanos de la paz.

Que Dios bendiga a todas las iniciativas que ustedes están llevando adelante en los distintos países y que a todos y todas el Señor nos conceda esta experiencia de ser parte de la misma familia humana.

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Con este reporte, desde ADN Celam damos por finalizado nuestro servicio de informaciones sobre este Congreso.

 

 

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