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Episcopado peruano reitera su cercanía y solidaridad a Iglesia nicaragüense

Los obispos de la Conferencia Episcopal peruana expresaron su solidaridad al episcopado nicaragüense y a los fieles católicos del país centroamericano, ante la difícil situación que se ha visto reflejada en la vulneración de sus derechos humanos. Los obispos del país andino aseguran su compañía en la oración, particularmente por los que han sido privados de la libertad de manera arbitraria. 

En una carta dirigida a Monseñor Carlos Enrique Herrera Gutiérrez, Obispo de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, los obispos peruanos recuerdan que la violencia nunca construye más bien genera pobreza y odio; mucho más cuando estas expresiones de violencia son injustificadas y están dirigidas a romper la armonía, el respeto y la paz, valores necesarios para que cualquier pueblo alcance un verdadero desarrollo integral y se fortalezcan los lazos de una verdadera amistad social. 

«Hemos visto con tristeza, por los medios de comunicación, la agresión y destrucción de imágenes y símbolos religiosos católicos, golpeando con ello no solamente la sensibilidad religiosa de un pueblo creyente, sino también ofendiendo las raíces cristianas que constituyen la idiosincrasia de esa nación,» se lee en la misiva.

Un clamor compartido

Para la Iglesia peruana las horas de testimonio martirial vividas por el pueblo de Nicaragua en fidelidad a los valores del Evangelio y en defensa de la dignidad de la persona humana, son un motivo para elevar un clamor por la justicia y el respeto que les permita poder expresar sus convicciones propias, haciendo uso de la libertad de quienes viven en una verdadera democracia.

«Hermanos en el Episcopado, en el sacerdocio, en la vida religiosa y en el bautismo los acompañamos con nuestra oración y pedimos a la Inmaculada Concepción de María, Patrona de Nicaragua, que sostenga la fe y la esperanza del querido pueblo de Nicaragua,» indicaron.

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Los hechos

Durante la madrugada de este 19 de agosto la Policía Nacional de Nicaragua ingresó a la sede de la curia episcopal de la diócesis de Matagalpa, donde se encontraba Monseñor Rolando Álvarez Lagos, junto a otros sacerdotes y seminaristas que llevaban 16 días bajo el asedio de los uniformados.

Monseñor Álvarez confirmó su desconocimiento respecto a los motivos por los cuales es investigado. El prelado aseguró que sus homilías desde lo presencial o a través de medios digitales, siempre han invitado a la oración y el diálogo por el país.

Hasta el momento no existe ningún informe oficial por parte de los cuerpos de seguridad sobre los motivos de la detención y se desconoce el paradero de las personas retenidas.

Según el último comunicado de la Policía Nacional de Nicaragua publicado el pasado 5 de agosto, se sabe que el cuerpo de seguridad inició una serie de investigaciones en contra de las personas sindicadas de organizar grupos violentos o cuyas actividades inciten a la ejecución de lo que ellos califican como actos de odio o en contra de la población y generan zozobra o desorden; lo que se entiende como un intento de alterar la paz y la armonía en la comunidad con la finalidad de desestabilizar el Estado o atacar de manera deliberada a las autoridades constitucionalmente elegidas.

Para el presidente Daniel Ortega, los obispos apoyan acciones que eventualmente podrían llevar a un intento de golpe de Estado.

Las tensiones entre la Iglesia nicaragüense y el gobierno se han hecho más fuertes tras las protestas de carácter antigubernamental que se efectuaron en 2018. En esa oportunidad los miembros de la Conferencia Episcopal asumieron el rol de mediadores en un primer intento de diálogo nacional, en aquel entonces diferentes sectores de la sociedad y el gobierno pretendían lograr una solución pacífica al conflicto político que ya vivía el país.


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