ADN Celam

Hna. María Dolores Palencia a los presbíteros de ALyC: “Salir al encuentro de los demás y junto con todos”

ADN Celam. Una nueva oportunidad para profundizar en la espiritualidad de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, y hacerlo desde la oración y la reflexión. Los presbíteros de América Latina, como también hicieron los obispos, participaban este viernes 3 de junio del segundo día del Retiro organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).

Iglesia en salida al encuentro de todos

Una vez más fueron acogidos por el también presbítero David Jasso e invitados a rezar en un momento de lectio divina, nuevamente conducido por Gisella Intriago y el Hno. Jesús García, como han hecho a lo largo de todos estos días de retiro. Lectio divina que ha tenido como fundamento la Palabra de Dios y la vida de los pueblos y de los presbíteros de América Latina y el Caribe, justo en las vísperas de Pentecostés, la fiesta del Espíritu que insufla su fuerza en la vida de la Iglesia para que seamos discípulos misioneros, como nos invita Aparecida.

En este día quien ha conducido la reflexión ha sido la Hna. María Dolores Palencia, que ha meditado a partir del tema: “Caminando juntos Discípulos – Misioneros, iglesia en salida al encuentro de todos”. La religiosa mexicana invitó a preguntarse a los participantes del Retiro: ¿Cómo vengo? ¿Cuál es mi situación   personal   en   este   momento? ¿Qué espero?, ¿Qué deseo de este tiempo, de este espacio de encuentro? ¿Cuál es mi expectativa?

Seguimiento decidido y audaz

A partir de ahí invitó a pedir la gracia, a abrirse al Espíritu, casi en la Vigilia de Pentecostés, abrirse a la Ruah, a “desear hondamente que nos convierta y nos dinamice en un proceso de seguimiento decidido y audaz, en los cuatro sueños: social, ecológico, cultural y eclesial”. La religiosa de la Congregación de San José de Lyon ha distribuido su reflexión en tres momentos: ver, iluminar – contemplar, actuar-compromiso, un método presente en la vida de la Iglesia de América Latina y del Caribe del postconcilio.

El análisis de la realidad fue algo presente en Aparecida, recogido en el Documento Final, analizando la mirada de los discípulos misioneros, describiendo las situaciones de pobreza, marginación neo-liberal, analizando los “signos de los tiempos”, muchos de los cuales perduran 15 años después, según la religiosa, que participó de la V Conferencia General del Celam.

Lo vivido en Aparecida

Ella se hacía eco de “las tensiones internas en la Asamblea misma, los riesgos de rupturas, de condenas innecesarias, de silencios cómplices, de bloqueo a la escucha, las exclusiones”. Pero también recordaba los momentos intensos: “de oración, de reflexión, de testimonios martiriales, el diálogo y la palabra honesta fueron abriendo a la escucha, a las diversidades culturales, a la compasión, al respeto”.

Aparecida llama a “una nueva manera de salir al encuentro de los demás, de abrirnos a todos de manera inclusiva, atenta, de escucha compasiva y priorizando al ser humano y sus necesidades. Vivir con corazón abierto el ecumenismo, el diálogo interreligioso, los diversos carismas complementarios en la iglesia, laicos, consagrados, pastores, presbíteros…”, recordaba la religiosa, destacando que “la Misión Continental fue el gran desafío…”.

Contemplar los rostros de quienes sufren

Aparecida envía, invita “a contemplar los rostros de quienes sufren en nuestro continente”, a globalizar la solidaridad, a descubrir, como dijo el cardenal Bergoglio, que “los excluidos no son solamente explotados, sino sobrantes y desechables”. Esto la llevó a identificar hoy esas realidades, algo que se llevó a cabo en el proceso de escucha de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, vivida desde la escucha y el diálogo para descubrir este tiempo como kairós

Una escucha que generó comunión, complementariedad, que ayudó a “construir puentes, nuevas relaciones, interacción positiva en el seno de la iglesia, para actuar juntos y juntas sinodalmente”, algo inspirado en Episcopalis Communio 14. Desde ahí llamó a preguntarse sobre lo que eso dice a cada uno como presbítero.

Iluminación-contemplación

En un segundo momento, de iluminación-contemplación, invitó “a subir a la montaña, a sentarnos alrededor de Jesús, en medio de toda la gente que lo sigue y lo busca”, a descubrir que en él que “somos hermanos y hermanas en igualdad y salir al encuentro de los demás y junto con todos”, a descubrir en las Bienaventuranzas el corazón de la Buena Noticia del Evangelio, que es nuestra misión permanente”.

María Dolores Palencia se sirvió de las palabras de Agenor Brighenti en los Encuentros Eclesiales Regionales, recientemente celebrados, donde decía que Aparecida evitó un retroceso, llamando a superar el clericalismo, algo a lo que dio continuidad el Papa Francisco; a descubrir que por el bautismo todos somos discípulos- misioneros, y lo somos en comunidad; que la Iglesia es iglesia en la medida que se pone en estado permanente de Misión; que es necesaria una conversión pastoral de toda la iglesia, de todo el pueblo de Dios; que cada comunidad eclesial debe ser un centro irradiador del Reino de vida, evitando la auto referencialidad y el proselitismo; ser una iglesia samaritana; ser discípulos-misioneros desde la fe, la vivencia comunitaria, la formación bíblico teológica y el compromiso misionero de la comunidad.

Actuar-compromiso

En el actuar-compromiso, se centró en los Desafíos de la Asamblea Eclesial, recordando los 12 desafíos prioritarios. Desde ahí llamó a cada uno a anotar para sí mismo un compromiso, sencillo, cotidiano, para avanzar como Discípulo – Misionero ante estos desafíos, como presbíteros, junto con la comunidad eclesial, buscando caminar juntos, preguntándose sobre las convicciones que surgen de este día de retiro.

Desde ahí los presbíteros han compartido sus inquietudes y actitudes, buscando redescubrir la dimensión profética en su vida, eso ante la difícil realidad que se vive en muchos países. Se ha hecho un llamado a no centrarse solo en lo sacramental y acercarse a la realidad de las personas y de la Creación, a una vida integral, pues Jesús se acerca a las situaciones sociales que vivían los excluidos, lo que debe llevar a ser voz de los que tienen voz. Se trata de inventar nuevas maneras para estar cerca de la gente, sin miedo a equivocarse, de caminar con el pueblo como modo de vivir y descubrir la profecía presente en medio de la gente. Del mismo modo, se llamó a caminar en red, a ser una Iglesia en familia, más allá de sus estructuras.

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Una experiencia bien acogida, tanto por los obispos como por los presbíteros, que han pedido que se repita esta novedad, algo que el Celam quiere proponer como camino de futuro. Se trata de avanzar en sinodalidad, en un camino en común, en seguir construyendo el Reino y siendo testigos de la Buena Noticia de Jesucristo en medio de los pueblos de América Latina y el Caribe.

 

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